» 12-04-2024 |
En 2003 coinciden en Francia una ola de calor de enorme magnitud, que provoca muchos muertos y se aprueba el proyecto de ley sobre el régimen de las pensiones mínimas. Ambas tienen en común la inseguridad y en el caso de la ola de calor, el hecho de que sirve como ensayo general para la pandemia. Porque el gobierno aceptó que le correspondía prever y solucionar los problemas de la ola de calor. Si tenemos en cuenta que la aprobación de la ley de pensiones lo que pretendía era reducir el gasto que debe soportar la colectividad para que todo el mundo tenga empleo, salario, jubilación y asistencia sanitaria -además de exaltar las virtudes del riesgo y de los proyectos individuales frente a la dependencia del Estado Providencia, así como una crítica de los privilegios sociales- la contradicción era patente. “En el mismo momento que el Estado decide hacer menos por nuestra salud, se reconoce íntegramente responsable de nuestra vida de su duración y de su protección, ante todas las calamidades que puedan amenazarla” (Rancière 2023, 70). Pero no se trata de la restauración de las virtudes del individuo frente al lastre estatal, sino de la sustitución de los sistemas horizontales de solidaridad por una relación vertical entre el individuo y el Estado.
¿De quién nos protege el Estado exactamente?: de la inseguridad, de la violencia y delincuencia. “La inseguridad es la sensación cambiante de que nos amenazan catástrofes sin nombre y posiblemente sin rostro” (Rancière 2023, 70). Se elige a nuestros políticos para que nos protejan. El reverso de las programas sobre las virtudes del emprendimiento y del riesgo es el vínculo -cada vez más fuerte- que el Estado asume con cada individuo: su protección. El sentimiento de miedo es el que cimienta esta relaciones. Éstos análisis contradicen los que describen el Estado contemporáneo con cada vez menos poder, más diluido y más invisible. Sin embargo "el Estado consensual en su forma más lograda no es el Estado gestor ni el Estado modesto. Es el Estado reducido a la pureza de su esencia, el estado policial” que gestiona el sentimiento de miedo. ¿Como cuadra esto con el reconocimiento de que no nos protegen frente a la ola de calor? “Prevenir los peligros es una cosa, gestionar el sentimiento de inseguridad es otra” (Rancière 2023, 71). Si la reducción de la brecha entre ricos y pobres pudiera calmar las actitudes reactivas de la población desfavorecida, no parece que el Estado haya tomado nota. Ni las campañas militares-policiales ni la normativa de seguridad actuales ayudan a reducir esa brecha.
“Pero sobre todo, la inseguridad no es un conjunto de hechos, es un modelo de gestión de la vida colectiva”. (Rancière 2023, 72). La repetición de la cantinela sobre los peligros, riesgos y catástrofes, los disursos catastrofistas y la aplicación de la ética del mal menor indican que lo que persiguen no es la desaparición de la inseguridad sino su gestión.
El desgarrado. Abril 2024.