» 27-07-2020

Lecciones de política alternativa 64-3. Política ecológica. Bruno Latour. ¿Donde aterrizar? 3.

19.- Pero toda teoría debe tener su aplicación práctica, determinar acciones o proporcionar un mapa en el que mostrar las posiciones. Aún así- y evitando no decepcionar- tampoco se trata de dar recetas milagrosas. Lo Terrestre es una evidencia junto al abandono del referente moderno. Las iniciativas son innumerables pero la suerte ya está echada. Lo Terrestre no es atractivo. Lo que brilla es lo Global… solo que no existe… como lo local. ¿Cómo sentirse protegido sin volver a la identidad y a las fronteras? A través de dos movimientos complementarios (presentados hasta ahora como contradictorios): aferrase al suelo y mundializarse. Reducido a la Zona Crítica, excluyendo del suelo lo Local, y del mundo lo Global, eso es lo Terrestre. Del suelo ha heredado la materialidad, la heterogeneidad, el espesor, lo  sorprendente, el atento cuidado que necesita. De lo Global ha heredado la mundialización-más, la expansión fuera de lo Local. El suelo permite el arraigo, la ilusión de un gran afuera; el mundo permite el desarraigo, salir de la ilusión de la frontera. Será necesario calcular con esmero. El régimen climático (nuevo agente de la historia) nos acerca a la solución: el paso de lo Local a lo Global es imposible. Lo terrestre se define por la subversión de las escalas temporales y espaciales. Es una potencia que lo invade todo pero carece de unidad…   excepto política. Es atmosférico.

 

Lo Terrestre recompone lo político. Los seres que lo componen participan de un “terreno de vida” que posee su propia manera de identificar: qué es local y qué es global, y de definir su (complicada y cambiante) implicación con los demás. ¿Qué hacer? a) Ante todo describir, inventariar, recorrer, calcular las características que componen lo Terrestre, En una palabra describir los terrenos de vida que se han vuelto invisibles. Solo así actuaremos políticamente. Porque la política se ha vaciado de su esencia: combina la queja inarticulada de los dejados-de-lado con una representación muy distanciada de los dirigentes (déficit de representación). No es fácil describir los terrenos de vida, la mundialización-menos lo ha vuelto casi imposible al quitar poder a las protestas. Para lograrlo b) es necesario definir los terrenos de vida como aquello que necesitan los terrestres para (sobre)vivir, preguntándose, además, por cuales son los otros terrestres que comparten dependencia. Terrenos que no demarcarán una unidad espacial específica (jurídica, administrativa, geográfica). Definir un terreno de vida para un terrestre (animal o persona) consiste en listar aquello que necesita para su subsistencia, sus propiedades (qué lo posee, y de qué depende) cuya privación lo harían desaparecer. La dificultad de semejante lista  se escenifica en la contradicción entre sistema de producción y sistema de generación. La lista del sistema de producción es simple: humanos y recursos; la lista en el sistema de generación es más difícil: agentes, seres animados y actuantes, con su propio recorrido e interés.  Un territorio no se limita a un solo tipo de agente: es el conjunto de seres animados que hemos identificado como presencias indispensables para la supervivencia de un terrestre.

 

Se trata de extender las definiciones de clase ampliándolas a todo lo que permite subsistir. Jerarquizar la importancia de todos los agentes. Caer en nuestra ignorancia acerca de con quién podemos vivir, de la abstracción de las respuestas. Y sin embargo la cuestión de la generación se encuentra por todas partes, pero la mundialización-menos  ha hecho perder de vista los pormenores de nuestro sometimiento. “Se dirá que tal redescripción de los terrenos de vida es imposible y que tal geografía política no tiene sentido y nunca se produjo” (Latour, 2017, 137). No es así. Este listado de un cuaderno de quejas se produjo  históricamente en Francia en 1789 cuando lograron describir con bastante precisión su medio de vida. Existir como pueblo y poder describir los propios terrenos de vida es una y la misma cosa. Es un modelo a seguir. Por eso la política parece carente de toda sustancia, porque somos incapaces de identificar nuestros arraigos, una representación de nuestros intereses. “La cuestión es si la emergencia y la descripción del polo de atracción Terrestre pueden devolverle sentido y dirección a la política” (Latour 2017, 139). Para que exista un orden mundial es necesario que exista un mundo más o menos compartible (inventariado).

 

20.- El inventario requiere que los agentes se presenten y desgranen sus arraigos. Eso hace Latour en este último capítulo. Identifica dos de esos arraigos como principales: a) la Zonas Críticas (que desarrollará en el futuro) y b) Aterrizar en Europa (que desarrolla a continuación). Es en Europa donde quiere tomar tierra. Europa tiene las virtudes de sus defectos: 1) Es un espacio de generación (del estado nación, por ejemplo) además de producción. El estado nación fue un vector de modernización pero ahora no es más que otro nombre de lo Local, ha caído en la trampa del etnocentrismo. Necesita por ello provincializarse, renunciar definitivamente al imperio. No puede pretender dictar el orden mundial pero puede ofrecerse como modelo de lo que significa volver a encontrar un suelo habitable. Fue ella la que tomo la cartografía como imagen de la globalidad: un mundo simplificado pero común; etnocéntrico pero común; objetivante pero común. Le corresponde ahora desglobalizar ese proyecto para devolverle su virtud. 2) La colonización fue su crimen más importante que, paradójicamente le exime para siempre de la inocencia. Si la primera Europa Unida se hizo para dar una casa común a millones de desplazados, la segunda se hará también para acoger a los desplazados de hoy. Aquellos a los que se invadió sin consultarles son los que ahora nos invaden sin consultarnos. ¿Es Europa un aparato burocrático y sin alma? No. Habla decenas de idiomas, ha visitado todos los tipos de soberanía, ha fundado innumerables ciudades suntuosas, su riqueza está garantizada en un suelo no totalmente devastado. 3) Tras extender la economía al planeta ha sabido no intoxicarse con ella por completo.

 

Europa retoma el hilo de su historia. Está sola. Es el momento de retomar su lugar en la historia olvidándose de dominarla. ¿Una provincia? Es lo que necesitamos: una experimentación local: habitar la tierra después de la modernización. ¿Retomar la universalidad? Sí, si la universalidad consiste en vivir en las ruinas de la modernidad. ¿Constituirse en Globo? Mejor ofrecerse como lo Terrestre para lavar la enorme responsabilidad del desenfreno ecológico. 4) Otra debilidad que puede convertirse en ventaja.

 

Así termina Latour su presentación. “Ahora, si os parece, os toca a vosotros presentaros, para que sepamos donde queréis aterrizar y con quién aceptáis convivir” (Latour, 2017, 149). En una palabra: ¡hay que mojarse!

 

El desgarrado. Julio 2020.




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