» 09-06-2021

Lecciones de política alternativa 86-5. Las nuevas estrategias políticas. La incoherencia, la marrullería, la confrontación, la mentira, la calumnia, la intoxicación y el postureo. Y el Filibusterismo.

Cuando el PSOE acabó con ETA el PP se apresuró a decir que era una victoria de todos, de la democracia. Sabía que si dejaba que PSOE explotara la victoria sus expectativas electorales peligraban seriamente. El PSOE -con esa grandeza de miras que suele lucir ante las grandes ocasiones, típica de los pobres cuando tratan con los ricos- no supo o no quiso contrarrestar aquella mezquina maniobra. Anteriormente el PP ya habían puesto todos los palos en las ruedas del Gobierno socialista cuando se suscitaba la noticia de que había conversaciones (como las que ellos mismos habían establecido con la banda terrorista), contactos (idem) o medidas humanitarias como el acercamiento de los presos (idem). Aquello encendió una luz en el cerebro de la derecha: mentir era mejor solución que actuar. Al más puro estilo corsario inglés, era más fácil robar los barcos que fletarlos, cargarlos y traerlos. Este “estilo” de hacer política está hoy profundamente arraigado, emponzoñando la política de forma desastrosa para los ciudadanos y exitosa para los propios políticos. La ética desapreció o mejor dicho se convirtió en algo que solo había que exigir al oponente. Y también desapareció el afecto de los ciudadanos… con efectos nefastos: dejaron de votar.

 

El PP no renueva los cargos del Poder judicial aduciendo cada vez una excusa distinta aunque casi siempre en relación a una opinión: no se puede pactar con un partido democrático y constitucional como Bildu o ERC. La renovación es un mandato constitucional. Lo otro es una opinión. Las ocurrencias -para ellos- tienen el mismo valor que la Constitución (ya he hablado de las estretgias alternativas a la legalidad: sentido común, lógica, tradición, política comparativa con nuestro entorno, “por que no puede ser de otra manera”, etc.). Lo que subyace es que la mayoría que tienen (tenían) en ese órgano, se alarga en un periodo en el que ya han perdido la mayoría en las urnas. De momento lo han alargado 2,5 años. Se llama prevaricar: actuar administrativamente a sabiendas de que lo que hacen es ilegal. Ahora nos enfrentamos con el anuncio de que ERC renuncia a la vía unilateral, reconoce que la propuesta independentista tiene que integrar a la gran mayoría de la sociedad catalana, y que la vía escocesa del diálogo y la negociación es la correcta. El PP no se lo cree. Su argumento: ya han mentido antes. Es decir el PP presume que ERC miente lo que equivale a la ley de peligrosidad social franquista (se delinque con la presunta intención) que fue derogada explícitamente por la Constitución. Así son ellos: adivinos, presuntores (también presumen la inocencia de sus corruptos cuadros, esta vez constitucionalmente).

 

Si tuviéramos que descalificar a todos los que han mentido alguna vez (o menos de mil veces) no podríamos creer a ningún político. El argumento respecto a Junqueras es peregrino: en un momento dado dijo que el indulto se lo metieran por donde les cupiera ¿Y qué?. Excepto el PP, todos evolucionan (ventajas de ser conservador): Aznar sigue defendiendo que existían armas de destrucción masiva en Irak). Se dicen cosas que se corrigen posteriormente. ¿Está prohibido cambiar de opinión? ¿Es que las condiciones son inamovibles? en ese caso ¿para qué queremos políticos? La queremos para enfrentarse a circunstancias cambiantes con soluciones distintas. El hecho de que el PP sea heredero del ultraconservadurismo franquista no quita que se percate de que el mundo cambia. Sin embargo cosas que no cambian como las referencias a “M. Rajoy”, “del Hierro” o “Arenas”, son negadas por ese partido de forma rotunda. Incluso, tras aceptar de boquilla las resoluciones judiciales, luego son capaces de negarlas como la condena al PP por corrupción política y económica que todavía siguen interpretando para negarla (Gürtel). La nueva sentencia dice que todos los apuntes de los papeles de Bárcenas son ciertos (Rajoy es Rajoy, Arenas es Arenas y del Hierro es del Hierro). Cospedal y su marido están imputados por la Kitchen, causa en la que lo único que nos queda por saber es si Rajoy saldrá imputado o no, lo que, contra el Bichorejo, no podía salir de otra manera.

 

El PP es especialista en robarle la cartera a la izquierda. La campaña contra Podemos y UP ha sido vergonzosa… si estuviéramos hablando de caballeros. No es el caso: falsas acusaciones, documentos manipulados, toda la derecha mediática investigándolos, y a juzgar por el estilazo que ha lucido el PP con Bárcenas, posiblemente pruebas falsas. Los mantras que manejan no son argumentos ni siquiera argumentarios. Son ponzoña e intoxican a más y mejor: la izquierda no sabe gobernar. Siempre sube los impuestos. Pacta con terroristas. Solo pretende aferrase a la poltrona, etc. Es posible que la derecha tampoco sepa gobernar (como dijo Rajoy: ¡gobernar es muy difícil!) pero sabe intoxicar, sabe sacar el máximo partido de sus errores y de sus opciones. Y la realidad es que derecha e izquierda -si hemos de mirar a los sujetos- son exactamente iguales. La táctica es decir que los otros no… pero nosotros sí. Es la misma táctica del independentismo: los políticos catalanes son honrados, inteligentes y cabales y los españoles son bazofia. La prueba de la inteligencia la honradez y la cabalística son los hechos. Pregunto ¿alguien ha visto un político honrado, inteligente o cabal? No se trata de lo que dicen, sino de lo que hacen. Y ninguno hace nada. ¡Parole, parole, parole! decía la canción.

 

Esto no es una lucha entre la derecha y la izquierda. Es una lucha entre políticos (el poder) y ciudadanos (la materia prima, la leña que alimenta el juego, Matrix). A Robespierre no le dejaron hablar: le descerrajaron un tiro. Sabían que si le dejaban hablar los convencería.¿Quiere eso decir que no creo en el diálogo? No. Quiere decir que hay que medir a los políticos por sus actos: sus mentiras, sus corrupciones, sus reniegos, sus desmentidos. La política no son palabras, son actos. Los socialistas (en cuanto se ha ido Iglesias, o quizás por eso) nos suben la luz… alegando que nos la bajan. Nos mienten. Deberíamos ir a la huelga general no solo por la subida sino por el engaño. Y no entendáis que denuncio las trampas de la izquierda: denuncio las trampas del Gobierno: una serie de ganapanes escogidos a dedo. Lo de la luz es vergonzoso pero no más que las trampas que hicieron los gobiernos de derechas desde detectar armas de destrucción masiva en Irak, metiéndonos en una guerra; el desmantelamiento del plan energético alternativo en favor de las eléctricas, las petroleras y las gasistas; las subvenciones al diesel, las licencias a las transgénicas o conceder a las atómicas que no se responsabilizaran de los residuos tóxico.

 

No estamos en las manos adecuadas, tanto si gobierna la derecha como si gobierna la izquierda. Ellos van a su bola. La multinacionales no se oponen a que su impuesto sea del 15% (debería ser el 25% pero han conseguido que baje del 8%). Saben que la reforma no llegará a ningún sitio porque ellas son las que mandan y los políticos los que obedecen… a cambio de pingües beneficios. Como lo de las olimpiadas en Kuwait. De momento los ciudadanos pensamos y nos aliviamos pensando que la justicia existe. No es así. Nunca se aplicará esta tasa. Pero nos han dado una esperanza de justicia. Todo el mundo es un paraíso fiscal o aspira a ello. La fiscalidad se ha convertido en un negocio. ¿Qué esperábamos cuando el liberalismo estableció el dinero como el equivalente universal del valor y la mercancía como equivalente universal del comercio? Solo podía ocurrir: el fetichismo del dinero (el tío Gilito: el dinero como objeto de deseo) y el fetichismo de la mercancía (la prostitución: las personas como mercancía). No se puede despilfarrar un voto. Los necesitamos todos para cambiar las cosas. Como ha dicho Junqueras: desde dentro, desde las instituciones democráticas. La revolución (la vía unilateral) es la última solución… cuando todo falla. Ninguna Constitución la niega.

 

El desgarrado. Junio 2021.

 




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