He recibido multitud de comunicaciones acerca del uso que hago de la coletilla Hewlet Packard. Los peor pensados coligen que lo que quiero es hacer hincapié en HP es decir: hijo de puta, mediante una elipsis que me dispense de soliviantarlos (a ellos y a los jueces. Por menos los titiriteros han sido procesados ). Hay multitud de otras interpretaciones pero para evitar que os llevéis a engaño, aquí está la explicación.

Hewlet Packard, como otras iniciativas: la telefonía móvil, las cafeteras de cápsulas, etc. basan su negocio en venderte un dispositivo barato cuyo uso o mantenimiento es caro e indefinido. Si al dispositivo le llamamos político y al mantenimiento le llamamos: sueldo, pago por comisiones de trabajo, dietas, créditos, economato, dispensas de incompatibilidad, prebendas, etc. el paralelismo es exacto. Un político no vale nada (como un teléfono móvil, una impresora o una cafetera) pero mantenerlo en su puesto resulta ser una ruina. Tener un gran sueldo no vende votos, por lo que se debe recurrir a que ese sueldo se disperse entre múltiples prestaciones. Nunca sabemos lo que realmente cobran nuestros políticos pero no por lo que valen, sino por lo que cuesta mantenerlos.

Estamos hablando de lo legal (sin olvidar que las leyes las hacen ellos) porque si hemos de hablar de lo ilegal, o cuando menos de lo no ético, tendríamos que añadir la corruptelas (lo que sin ser ilegal no es ético), los despilfarros (gastos con fines electoralistas) y por supuesto la corrupción (ingreso ilegales, o connivencia con su existencia). En cualquier caso los políticos chupan mucho y en la oscuridad. ¿Cuándo tendremos una ley que nos permita informarnos de la totalidad de los ingresos de los políticos. Todos sabemos que las dietas no lo son, sino que son ingresos encubiertos que no tributan. La prueba es que cuando una iniciativa propuso que los políticos no cobraran dietas mientras no asistían al Parlamento los políticos se negaron en redondo. No era dinero que no gastaban sino sueldo encubierto que no cobraban. Y así sucesivamente con todas las prebendas que son innumerables y opacas. Si un político está orgulloso de su trabajo debería estar orgulloso de su sueldo. Así lo afirman cuando los pillan: ¡salvar España tiene un precio! Pues si lo tiene queremos saberlo. ¡Qué menos!. Podemos ya no habla de sueldos. En cuanto entras en la rueda, disentir es de Pepito Grillo.

Espero que esta explicación os haya satisfecho lo que no quita que el que quiera hacer otras interpretaciones sea tan libre como los políticos de engañarnos. ¡Qué así sea!

El desgarrado. mayo 2020.