» 29-11-2020

Reflexiones filosóficas 2. ¿Que es la filosofía hoy?

¿Que es la filosofía hoy? ¿Algo del pasado? ¿Algo obsoleto? Es evidente que el impulso de pensar, analizar o sintetizar ideas y datos es universal. No lo llamamos filosofía sino lógica o sentido común pero a eso, aún en el leguaje coloquial, le llamamos filosofar. Cuando cualquier reflexión se escapa mínimamente de la utilidad cotidiana se la tilda de filosofía. Incluso si por accidente encontramos una idea que nos parece poco común, la saludamos con una especial alegría. Nos sentimos mejor, especiales.

 

La filosofía fue en su origen la empresa de descubrir el mundo (y por tanto manejarlo) desde la razón. La razón había sido un gran descubrimiento, deslumbrante podríamos decir. El mundo había sido un mundo necesario hasta que apareció la razón. La razón produjo la libertad de escoger entre varias oportunidades. No solo creó el libre albedrío sino también la libertad, que es lo mismo pero que hemos entendido ancestralmente como cosas distintas. La naturaleza nunca dio oportunidad a sus criaturas de escoger (sobre las cosas importantes). El instinto animal es la necesariedad de la respuesta grabada en los genes (y la garantía de supervivencia). El ser humano no apostó por la especialización sino por el posibilismo y eso implicaba la decisión entre distintas opciones. Sin armas específicas y con una alta adaptabilidad, el ser humano era el mejor candidato para la razón. La razón era el complemento de la decisión, era el método para tomarla.

 

Pero la decisión es un dolor (pocas cosa tan divertidas como ver a un animal indeciso) y el ser humano buscó que la razón repitiera la necesariedad del instinto o de la ley física para hacer ese dolor menos intenso. La observación de la naturaleza para detectar sus repeticiones fue crucial. Pero antes se tuvo que pasar el sarampión de las indicaciones de la naturaleza, el retorno de los ancestros, las revelaciones de los dioses o la razón topológica, Se buscó la razón en muchos sitios y así nos formamos. Seis siglos antes de nuestra era los presocráticos empezaron a utilizar una herramienta innovadora: la razón. La razón no es una aparición instantánea. Es un largo camino que ha pasado por innumerables fases y por estadios diversos. Pero algo es incontrovertible: la seguridad, la necesariedad, y algo que nunca nos planteamos: la libertad es la consecuencia de la posibilidad, el castigo por no aceptar la necesariedad.

 

La filosofía es el empeño de los humanos por conseguir que el mundo sea previsible, controlable, instintivo… como siempre. La paradoja es que salimos del instinto para añorar su fijeza desesperadamente. Evidentemente no se producen las cosas en el mismo plano. Como, en una espiral, estamos en  en el mismo sitio pero en diferente vuelta (en otra dimensión: la vertical). Pero ese cambio es radical aunque solo sea porque añade una nueva dimensión al  problema. Por si no lo habéis adivinado el problema de encontrar la fijeza perdida no tiene solución. Matemáticamente Gödel lo demostró con su teorema de incompletitud: Ninguna verdad puede ser demostrada desde el interior del sistema que se trata de demostrar. A partir de aquí la filosofía, el conocimiento del mundo a través del posibilismo (de la libertad) se demuestra imposible. No era difícil de aceptar y la filosofía se enzarzó en una serie de circularidades que daban la impresión de que el problema estaba resuelto, porque se movía en círculos.

 

La solución fue cambiar de escenario. La filosofía afrontaba el problema desde la razón. El empirismo (Kant), la experimentación, añadió  otra dimensión al problema tratando de arreglar lo que era inarregable, y así sucedió con sucesivas nuevas teorías que son la historia de la filosofía. Hasta llegar a la posmodernidad que lo que puso en tela de juicio fue la propia metafísica (a través de la fenomenología y la hermeneútica). Es decir La filosofía (y sus derivaciones históricas)  está hora en la situación de que su ancestral afán: la sabiduría es imposible. Pero solo es imposible si damos por sentado de que era posible, de que el sueño del mono loco podía cambiar el instinto por la inteligencia. La posmodernidad (pese a tantas denostaciones) es la primera filosofía que se enfrenta a la imposibilidad de la filosofía. Insisto, la posibilidad de la filosofía era una quimera. La filosofía no puede “explicar” el mundo cabalmente como no puede la ciencia, como no puede… nada.

 

La filosofía ya no puede ser una explicación universal, pero puede ser una explicación parcial, lo que en un mundo complejo, no deja de ser apreciable. Se acabaron las utopias cosmogónicas. Vivimos en un mundo que no puede autoexplicarse (Gödel), pues bien, aceptemos que a partir de ahora esas explicaciones serán parciales. La filosofía pretendió explicarlo todo y no pudo, ni con la razón ni con los añadidos históricos que tuvo después. Fue demasiado ambiciosa. Tratar de explicar el mundo no es labor nimia. Pero eso no deshabilta la filosofía, solo nos pone en nuestro sitio. No somos el centro del universo… y nuestra forma de pensar tampoco. Aunque haya que recordarlo constantemente.

 

El desgarrado. Noviembre 2020.




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