» 08-08-2021

Reflexiones tipográficas 244. JJOO: una visión sociológica. ¡Las mujeres y los niños primero! 2.

En esta continuación de la reflexión precedente quiere incidir en unos puntos que convergen en la feminización de la sociedad en general y de los JJOO en particular. Son estos puntos el dominio de la emoción sobre la razón, el pavismo generalizado en hombres y mujeres, el voluntariado como cuidado exquisito de los participantes y espectadores, y la metrosexualidad como aproximación de las pautas masculinas -de cuidado se uno mismo- a las tradicionales pautas femeninas.

 

1) El feminismo que encabezan Hataway y Puig de la Bellacasa cifran el predominio de la emoción sobre la razón en Spinoza (curiosamente un racionalista). Pero también puede leerse en Aristóteles (un realista-materialista). El heleno insinúa una ontología alternativa al decir que el ser es: sus hábitos de conducta (nada de esencias: la praxis como conformadora del ente), y aunque su ética-política (ciencia práctica) acaba volviendo al conocimiento: (cerrando el círculo que había iniciado la física-metafísica: ciencia teorética) no por ello excluye -como hizo Platon al diferenciar netamente el alma concupiscible (deseos), irascible (emoción) e inteligible (razón)-. Aristóteles nos habla de otra división del alma (vegetativa, sensible e inteligible), en la que la ética participa tanto de lo sensible (humana en cuanto animal) como de lo inteligible (humana en cuanto divina). El corte entre lo sensible y lo inteligible ha desaparecido.

 

Los juegos son emocionales. Todos los campeonatos tienen su parte de emoción y de sentimiento, y más, desde que se convirtieron en espectáculo y los realizadores ampliaron el marco para incluir la lágrima y los seres queridos. Pero no es lo mismo. Esos campeonatos son racionales (citius, altius, fortius), y sin embargo los JJOO (acuñadores del eslogan) son eminentemente emocionales.  La referencia a la patria (al amor a la patria) no es circunstancial pero tampoco es diferencial. Se trata de la unión de todos en una causa común: el olimpismo, en cuanto sentimiento -lo que en nuestro mundo de atletas profesionales y competitivos hasta en lo personal- no deja de ser sorprendente. Los JJOO son una ficción una fábula que en vez de contarse se escenifica: la concordia, el fair play, la colaboración, la competición limpia. Y en los últimos años: la integración de las mujeres y el respeto por el talento de los niños. Pero es una ficción. El mundo no es así. Pero esa ingente empresa de propaganda (solo hay que ver las ceremonias de apertura y clausura) tiene efectos colaterales en los ciudadanos que se rinden a la emoción (más allá de la emoción del resultado), al sentimiento, a la lágrima fácil. Los ciudadanos se reencuentran con unos valores que -simple y llanamente- ya no existen. Pero -y nunca mejor dicho- siempre nos quedará París.

 

2) El pavismo generalizado es consecuencia de dar rienda suelta a las emociones. Cuando Tiqqun publicó “La teoría de la jovencita” lo hizo como crítica a una sociedad cada vez más vendida al capitalismo (¡Porque tú lo vales!) y sin embargo el pavismo es el predominio de la emoción sobre la razón, una razón que no es otra que la razón capitalista. He defendido otras veces el pavismo como un derecho inalienable de las mujeres, pero los tiempos han llegado más lejos: también los hombres participan gustosos de esa explosión (considerada irracional) de los sentimientos y las emociones. Nadie (o casi) se resiste a manifestar sus emociones segundos antes de competir: mohines, posturitas, corazones digitales, saludos infantiles manuales, señales a la bandera o a la patria, gestos de mono enfurecido. Todo vale y vale para todos. La ceremonia de clausura es una colección de emociones, sentimientos, y por supuesto de pavismo. A veces la vida resulta dialéctica. Y no olvidemos que la dialéctica se opone a la ternura común por las cosas (Hegel) que procura que las cosas no se contradigan.

 

3) El voluntariado es un institución singular. 70.000 personas (en estos juegos) han sacrificado su tiempo y sus problemas para ayudar y para participar en una gran empresa. Su misión es cuidar a todo aquel que se encuentre en los juegos. El voluntariado recoge a la perfección la idea feminista de cuidado. Solidaria, altruista, generosa, anticapitalista (¡que no todo es lucha!). Conocí el voluntariado en Barcelona 92 y quedé fascinado. No se me escapa que las empresa capitalista -que son los JJOO con cuantiosos intereses económicos y que han demostrado que pueden ser virtuales con el único soporte de la TV- utilizan el sentimiento de los voluntarios en su propio beneficio, pero como todo en esta vida dialéctica, la cosa tiene dos caras. Los ciudadanos redescubren el valor de la cooperación, de la solidaridad, del altruismo, de la generosidad. Y eso -estoy seguro- no le interesa al capitalismo. Lo que el monstruo quiere es vernos divididos y enfrentados. Y además es un modelo para otros voluntariados más modestos pero no menos necesarios. El cocinero Andrés a respondido a las catástrofes, más o menos naturales, con una cocina solidaria. ¿Por qué se le da el premio Nobel a personas como Kissinger u Obama (en el fondo asesinos) cuando la solidadridad y el altruismo está en otro sitio? Es evidente que el voluntariado está en la agenda del capitalismo como un activo a explotar, pero no combatiremos al monstruo con sus propias armas (lo que es imposible). Será actuando como pícaros (esa resistencia al poder de larga tradición), como pavos o como emocionales. Lo que no quiere decir que cejemos en vigilar sobre sus maniobras.

 

4) La metrosexualidad -lejos de aquella irrupción primera que hizo en los medios- avanza sin prisa pero sin pausa. Entiendo por metrosexualidad el cuidado de uno mismo. El hombre vale más como para solo cuidarse de sobrevivir. También tiene que cuidar su imagen pública (y no me refiero a tener una esposa o una asistenta que le lava y le plancha las camisas) su relación con los otros y, en definitiva, su esencia social. No es imprescindible utilizar cosméticos (¡aunque los depilatorios la están petando!) o adoptar actitudes femeninas. No. Pero defender que el hombre y el oso contra más peludo más hermoso es una concepción del atractivo, antidiluviana. En los juegos hemos visto todo tipo de actitudes: sobacos depilados, peinados de fantasía, por supuesto moda (Las vestimentas deportivas masculinas nada tienen que envidiar a las femeninas), fetichismo de las zapatillas, atención exquisita a las cámaras, y por qué no decirlo: coquetería. Y eso es un cambio que va a ayudar a la igualdad de las mujeres mucho más que algunas leyes. El respeto a su igualdad es una cuestión de educación y no de leyes (aunque también).

 

El deporte no es solo razón (masculina) sino que también es emoción (femenina). Hay que seguir la senda de Aristóteles y de Spinoza y romper esa diferencia entre una y otra. Las diferencias entre hombres y mujeres tradicionales, históricas, pierden sentido y no solo eso: debemos empezar a aprender de las mujeres que -entre otras cosas- son capaces de competir con la misma rabia que los hombres, pero que añaden valores de cuidado, solidaridad, altruismo, etc. que solo pueden ser entendidos como envidiables. No son solo juegos. Son también el estado de la sociedad.

 

El desgarrado. Agosto 2021.




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