Hace unos días nos preguntábamos si USA era una república bananera. Ahora ya lo sabemos. Espoleados por Trump, sus seguidores han tomado el Capitolio. Perder las elecciones y el congreso y el anuncio de que pueden perder el control del Senado (la cámara territorial) (que los republicanos habían llegado a pensar que era de su propiedad), ha expoleado los ánimos, y una turbamulta ha tratado de tomar el Capitolio. En cualquier otro país esto se llama (intento de) golpe de estado, pero en USA nadie se atreve a afirmarlo. Pero la realidad es evidente: USA es una república bananera. Un candidato a la presidencia no acepta su derrota y trata por todos los medios de torcer el resultado para perpetuarse en el poder. ¡Bienvenidos al club de la banana!

Todos confiamos (menos Trump y 70 millones de electores) en que esto no sea posible en USA, pero la determinación de Trump y la obstinación de sus seguidores parece que pueden cambiar esa percepción. Hace mucho tiempo que la policía no es democrática (de lo que no es causa menor que haya 200 millones de armas no registradas); que existe un racismo latente que no se ha conseguido aplacar; que hay 100 millones de pobres; que Trump ha desmontado el sistema de sanidad (casi)universal de Obama; que la desigualdad es galopante e irreversible; y que en definitiva el sueño americano se ha venido abajo. USA ya no lidera el mundo y eso les duele. Millones de americanos se preguntan por qué eso ha ocurrido. No les importa que su país solo sea democrático de puertas adentro, que la CIA sea una mafia internacional, que manipulen el comercio internacional, los derechos de autor, las patentes, que sus agencias de calificación de activos financieros sean corruptas, etc.  Solo les importa ser los mejores y los primeros y eso es lo que Trump les promete. Por eso han tomado el Capitolio.

USA es una ruina porque China (a quien le importa una mierda la democracia) le está comiendo el mijo. De momento se ha comprado toda su deuda lo que les obliga a poner el culo cada vez que China le dice que, o acepta o la pone en el mercado. Pero también es una ruina porque su política de competitividad feroz y perpetua no es viable más que para los ganadores. Hay dos Américas la de los ganadores y la de los perdedores, y estos últimos son una facción  enormemente mayoritaria. Trump ha sabido embaucar a esos americanos que creen que sus problemas vienen de fuera: de Méjico, de China, de Europa, etc. Trump no es el fruto de los tiempos sino el fruto de una política americana intervencionista, apabulladora, arrogante y déspota pero sobre todo, a la defensiva. Hemos llegado al cabo de la calle.

El desgarrado. Enero 2021.

Última hora el imbécil de Rivera dice que esto es comparable a la llegada de Podemos al poder. Hay quien no distingue entre democracia y golpe de Estado.