» 10-02-2021

Reflexiones tipográficas 304. El debate democrático y USA.

El rey está desnudo pero nadie quiere denunciarlo (y el niño que podría hacerlo, no aparece). La democracia está en la misma situación. Los políticos se sienten directamente responsables del estado decrépito de la democracia (lo que explicaría su inquina con los independentistas catalanes: defender a muerte la democracia es señal inequívoca de que ellos la apoyan, aunque también su españolismo constitucionalista exacerbado y el giro ético que convierte la moral política en sentencia de defenestracíon) y por ello niegan que tantísimas señales desde la inseparación de poderes, a la desigualdad, pasando por la desregulación en beneficio de los poderes fácticos, la legislación “ad hoc”, el trato fiscal vergonzosamente sesgado y por supuesto el despilfarro, la corrupción que practican con ahinco y la degradación de la vida política, entre mentiras, crispación, espionaje y populismo demagógico, sean algo que hay que “retocar”.

 

La caída del muro de Berlín en el 89, junto a la paralela caída del régimen soviético, junto al giro ético (la conversión del hecho en derecho, es decir de los puros datos en ley) pusieron a la democracia (de la mano de Fukuyama) entre la alternativa del regreso de la política (el triunfo de la “democracia” liberal) y el fin de la política (la desaparición del comunismo en cuanto que alternativa al capitalismo, que auspiciaba una democracia de lo público frente a una democracia de lo privado). Derrida retomó la sentencia de Platon que decía que le llamamos democracia pero en realidad es una aristocracia. Ranciére lo secunda. Lyotard acuña lo inhumano como significación de la democracia, lo que se suma a la caracterización de la política como estado de excepción de Agambem o la diferencia entre lo privado y lo público de Arendt. Los derechos humanos sufren una total reconversión convirtiéndose en el derecho de la injerencia humanitaria (de la imposición de la democracia por la fuerza de las armas) y la utilización de conceptos como Justicia infinita (Busch), Víctima absoluta (que esconde la caracterización de una víctima que está por encima de la justicia) y democracia liberal como opuesta a una “democracia teórica” (que defiende la soberanía popular, frente a la versión liberal de la democracia pragmática).

 

Ante este panorama decir que la democracia es sólida y no necesita defensa ni debate, es de ignorantes. O de parte interesada como ya he dicho en la introducción cacareando que el rey no está desnudo. Postureo para imponer la tesis de que la democracia es una cuestión de elecciones, de votos, de irresponsables que no votan, mientras los grandes problemas se envuelven en la inusitada dureza contra los independentistas, los republicanos, los radicales, los críticos (cómicos y titiriteros) y por supuesto, los intelectuales. La actual “democracia” apuesta por los recortes económicos y sociales, la rudeza policial, las leyes mordaza, y para colmo lo hacen por nuestro bien. Las pensiones no se actualizan por el riesgo de que desaparezcan (o por impotencia: el lamento de los políticos), el estado del bienestar se desmantela para que algo quede, las críticas se acallan porque no son positivas, no ayudan; el giro ético interpreta los datos y lo político desde la moralidad (la ética): las víctimas del terrorismo son víctimas absolutas que no se redimen por la pena del ejecutor (la aplicación del derecho); la Constitución está labrada en piedra y es absoluta (para siempre); ciertas prácticas democráticas como la moción de censura no son democrático-eticas, es decir no son legítimas. Y por supuesto la exhibición del patriotismo a ultranza, como si el patriotismo no fuera una característica habitual de los totalitarismos.

 

Todo apunta al absolutismo, al totalitarismo. La propaganda liberal nos machaca diciendo que el totalitarismo es el comunismo soviético mientras niega el holocausto (el totalitarismo fascista), incluso trata de aplicar la etiqueta de fascismo a las prácticas de política radical (lo de feminazi es impagable). Y no es de extrañar porque las prácticas de los políticos cada vez son más fascistas, y me refiero a la caracterización de Habermas (que ya he tratado muchas veces) y no a la versión cotidiana del concepto. Y en esta situación, USA se apresta a absolver a su Presidente (negacionista hasta la médula) por el delito de impulsar un golpe de estado. No se si calibráis  lo que eso significa: significa crear el precedente (en un derecho como el anglosajón que se rige por ellos) de que la asonada no es delito… si lo hace un político “democráticamente” elegido. Es la inmunidad “avant la lettre”: si eres político legal puedes cometer ilegalidades. Es algo que ya hace mucho tiempo que ocurre. Primero dejaron de representar a los ciudadanos, después se hicieron irresponsables, más tarde la masturbación política (legislar sobre sí mismos), ya quedaba poco para que sus actos fueran exclusivamente guiados por el electoralismo (despilfarro) y finalmente robar, como derecho político.

 

La reproducción celular es la base de la vida pero a veces se convierte en cáncer: una reproducción desnortada que persigue sus propios fines individuales. Como el cáncer, los políticos serán difíciles de erradicar. Será como los nuevos virus que llegan para quedarse y con los que habrá que convivir, pero solo si los tenemos controlados. Y sí. Si la pregunta es por que cosa los sustituiría, tiene respuesta. La única razón para que la política de partidos como la conocemos sea peor que la anarquía es la apariencia de orden de la partidocracia. Y esa apariencia se basa en la opacidad total de sus piruetas. La anarquía no puede ser peor que la corrupción generalizada por lo tanto solo se trata de que sea opaca. Esa ha sido la gran solución de los políticos: la soberanía del pueblo, sin el pueblo y sin que se entere de lo que está pasando. Como las cucarachas y las ratas los políticos viven en la opacidad. Esa es la democracia que no necesita “retoques” según los políticos. El totalitarismo de facto vestido de soberanía popular. Si (yo) fuera político corrupto, no querría retoques para la democracia. La democracia es la ley del embudo para los políticos. ¿Como iban a querer retocarla?

 

El desgarrado. Febrero 2021.




Comentarios publicados

    Añadir comentario


    Acepto las condiciones de uso de este sitio web