» 23-03-2022

Reflexiones tipográficas 357. ¿Quién es el culpable de de la crisis actual española: precios de la energía, dasabastecimiento de los suministros, “huelga”?

Nuestra política (incluidos los medios de comunicación) consiste en encontrar culpables, lo que resulta muy fácil porque el culpable siempre es el otro. La relfexión política (y mediática) es “inversa”: primero se definen los resultados y entonces se buscan los argumentos. La derecha culpa a la izquierda y viceversa y para ello se buscan (rebuscan) los argumentos que avalan unas conclusiones que -asombrosamente- son previas. El espectáculo es lamentable (e intercambiable). Oigo a Morodo y Maestre discutir en la sexta sobre si el paro de los transportistas es una huelga o un paro patronal. La cuestión no es ociosa porque lo que subyace es si la culpa es de los empresarios (por pequeños que sean) o de los trabajadores (es decir los que tradicionalmente votan a la derecha o a la izquierda). Por supuesto siempre es del gobierno. Recuerda a aquella afirmación de la derecha más rancia que decía: “¡pégale a tu mujer. Tu no sabes por qué, pero ella sí!”. Como ahora no “puede” pegarle a la mujer, la ha sustituida por el Gobierno.

 

Hace años existía un test sicológico en el que a través de varias circunstancias directas e indirectas ocurría una muerte. La pregunta era ¿quién es el culpable? La respuesta no solía coincidir con lo evidente: la responsabilidad directa es del asesino, por lamentable que pueda ser el comportamiento de los otros actores del drama. Eso es precisamente lo que está en juego en este paro patronal, y lo llamo paro patronal porque no son trabajadores por cuenta ajena sino autónomos (no falsos autónomos obligados a darse de alta por empresarios sin escrúpulos). Un transportista autónomo es el propietario de un camión, o poco más (préstamo mediante) que ejerce como empresario autónomo (dicen que el 80% de los transportistas). Técnicamente, se mire como se mire, son empresarios: trabajan con un contrato y son sus propios jefes.

 

¿Qué importancia tiene que sea una huelga o un paro patronal, es decir convocada por un sindicato o una “plataforma”? La huelga y el paro patronal tienen distintas definiciones y derechos y los empresarios autónomos (y los medios) quieren que se les confunda con trabajadores. Un trabajador sufre el capitalismo y un empresario lo disfruta… o afiliarse a una organización empresarial lo que, éstos, mayoritariamente no han hecho. El hecho de que esos autónomos estén socialmente en tierra de nadie  no es óbice para que sean legalmente empresarios (son trabajadores-empresarios). Si son trabajadores su tutela corresponde al estado y si son empresarios, en un sistema capitalista, tienen que cuidar de sí mismo porque “¡es el mercado amigo, es el mercado!” (Rato). Por supuesto el Estado es culpable de todo (pero ni directo, ni el primero) porque también los empresarios son hijos de Dios.

 

Pero vamos al tema de la culpabilidad: ¿Quién es el culpable del desabastecimiento que sufren los ciudadanos? Evidentemente los autores: los transportistas. El Estado (el gobierno) puede ser responsable subsidiario (lo que debería ser demostrado judicialmente) pero no es el responsable directo del desaguisado y más si para lograr el desabastecimiento, el autor recurre a piquetes ilegales y prácticas asociales o delictivas. La solidaridad es libre (se puede simpatizar con quien se quiera) pero la responsabilidad es legal: lo que diga la ley. La tesis defendida -no solo por el gobierno sino también por múltiples analistas- de que detrás de la algarada esta la ultraderecha es lo que no quiere oír, ni la derecha ni los medios alineados con ella. Tanto unos como otros ya han decidido que la culpa es de los trabajadores y del gobierno. Lucha de intoxicadores, mentirosos y demagogos populistas. Y, como siempre, un único damnificado: el pueblo. No os confundáis: los culpables de la angustia que estamos pasando es de los transportistas, para los que el sufrimiento de la sociedad les trae sin cuidado con tal de salvar su culo o, quien sabe, para derrocar al gobierno.

 

Y como siempre en este caso, el pueblo también es culpable dado que compra compulsivamente por una nimiedad como que piense que -en su inutilidad- los políticos y los medios, lo más posible es que no sean capaces de arreglar el asunto. Ya tenemos dos culpables en lo que todos están de acuerdo -menos el pueblo, que no tiene voz en una democracia nominal que lo excluye-: el otro (deíctico) y el pueblo (absoluto). Este sistema de reparto de las responsabilidades-culpabilidades es inasumible. En el bien entendido que por definición constitucional los políticos son irresponsables, empezando por el emérito y siguiendo por todos los políticos de alto nivel amparados por la legislación que les protege (otorgada por ellos mismos), el aforamiento, la amnistía y el indulto. ¡Qué puede salir mal!

 

El desgarrado. Marzo 2022.

 




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