» 27-03-2022 |
Veo la “sexta noche” tras mucho tiempo de haberla aburrido. Para mi sorpresa el debate partidista que la ha caracterizado en los últimos largos meses ha cambiado. ¿En qué? Pues en que las circunstancias han descolocado a los analistas de sus situaciones dogmáticas habituales. Por primera vez en años los tertulianos dicen cosas coherentes, desalineadas, comprensibles. Han tenido que abandonar esos dogmatismos que les dan de comer y no les queda más remedio que “opinar”. Y el desencadenador de tanta sensatez ha sido la huelga de los transportistas. Evidentemente el numantismo en las posiciones no ha cambiado pero la novedad de la situación les ha hecho perder el dogmatismo habitual -y ahí el que este debate abandone el tono soporífero que ha caracterizado- los últimos años del programa. Y como decía Buruaga “y así se lo vamos a contar” No repetiré lo que los sesudos contertulios han desarrollado. Resumiré, por tanto, groseramente sus intervenciones. Todos parecen coincidir en nuevos paisajes, lo que no quita que estén en direcciones opuestas… hace tiempo bien delimitadas. Como siempre, la izquierda y la derecha del plató, se desenvuelven de manera diferente, dentro de la enemistad que la audiencia espera. La izquierda trata de entender la situación y la derecha trata de arrimar el ascua a su sardina sin que sepamos, si ha o no, entendido la situación, aunque parece que no. El contexto no les es favorable. El gobierno ha conseguido un acuerdo con los sindicatos de los transportistas y, sobre todo, Sánchez -en una victoria épica frente al ultraliberalismo europeo- ha conseguido la isla energética para los íberos. La derecha (los medios alineados con la derecha) minimizan estos éxitos y la izquierda (en su modestia) no los capitalizan. Marguenda acepta el éxito diplomático pero duda que sea efectivo, en esa manera suya de socavar cualquier logro de la izquierda torvamente: está mal, es inoportuno, o es inefectivo. El nihilismo político de la oposición. Quizá lo más significativo es que que hablan de los flecos porque no pueden hablar del contenido. Clavé minimiza el éxito. Inda no está. ni se le espera. El economista que ha venido en su lugar tiene en frente a Bernardos que probablemente es el economista más mediático de la TV. Se podría decir que es la deblaque de la participación de la derecha mediática alineada, en años. Porque la realidad es que Sánchez ha protagonizado su mejor semana. El marrón de los falsos autónomos (los empresarios que son usados por el sistema como obreros) ha sido reconducido hacia su solución, y lo que probablemente es el mayor éxito de la diplomacia española: Sánchez consigue que la UE respalde una de sus propuestas. Eso no quiere decir que las energéticas se vayan a doblegar (son insaciables) -eso habrá que verlo- pero es el paso previo que puede propiciarlo. Sánchez se ha dejado la piel en este intento y eso tiene un valor que nunca habíamos visto en la diplomacia española. Cada vez la ultraderecha (permítanme que la llame así a la coalición entre el PP y VOX) se aleja más del poder. Las estupideces que Núñez profiere (”el gobierno se forra con los impuestos”), al mejor estilo Diaz, no le ayudan. Por lo visto, sustituir a Casado no es sustituir su crispación ni su feroz oposición, es cambiar la imagen física, pero no las ideas ni los mensajes. Me pregunto: ¡este cambio para qué! Porque lo que está en juego es el capitalismo. Ese capitalismo que desde el 89 es intocable porque protagoniza el fin (político) de la historia. Decía Goya que el sueño de la razón produce monstruos. Hemos vivido el sueño y ahora nos toca enfrentarnos a los monstruos. No voy a ser tan ingenuo como para decir que el capitalismo pueda ser sustituido (como pensó el comunismo). Lo que quiero expresar es que le capitalismo tiene que ser modificado, por primera vez, desde fuera de su auto-sistema. La economía “colaborativa” los falsos autónomos son inadmisible, tanto en su vertiente “Riders” como en su vertiente transportistas. El capitalismo -por mucho que lo tengamos instalado de origen en nuestra manera de ser- es insostenible. El capitalismo es la dominación disfrazada de igualdad, de democracia, de equidad. No ha sido el comunismo o el socialismo los que han producido los falsos autónomos o las multinacionales, la especulación como seudo-fuente de riqueza, la desigualdad como sistema, la pobreza salarial, la desaparición de la clase trabajadora a manos de los robot. Todo ese horror lo ha conseguido (perseguido) el capitalismo, que es el enemigo. He dicho muchas veces que el enemigo no son los otros sino los políticos. Voy a llegar más allá: el enemigo es el sistema (capitalista). Cuando nos proponen entre este u otro candidato de la derecha o de la izquierda nos ocultan que no podemos escoger entre capitalismo u otra opción (hoy en día inexistente).Y sin embargo la hay. En nuestra sociedad informatizada no necesitamos representantes, podemos votar directamente a nuestro candidato… que os habrá intoxicado previamente en las redes, pero democracia directa al fin. Quizá estamos más cerca de esa posibilidad de lo que pensamos. Evidentemente los político lo bloquearán tanto como puedan. ¡Se les acabaría el chollo! La democracia directa (sin representantes intermediarios) es hoy absolutamente inexistente en cualquier “democracia avanzada”. Los políticos debería ser predicadores pero no representantes. Podéis hacer la campaña que queráis pero sin cobrar por la representación. ¿Cuantos políticos habría? Probablemente sería subvencionados por los poderes fácticos, por las grandes empresas. Empleados al servicio de los grandes consorcios pero ¿sería muy diferente de lo que ahora sufrimos? Como mínimo hay que intentarlo porque lo de ahora ya lo conocemos. El desgarrado. Marzo 2022