» 09-12-2022

Reflexiones tipográficas 378. Rebelde sin causa y políticos sin vergüenza.

Cada vez es más fácil encontrarse con “rebeldes sin causa”. Me explicaré. Ciudadanos (en general jóvenes, pero no siempre) que han decidido enfrentarse a la sociedad (al gobierno, la política, etc) como forma de revolución y de manifestación de su descontento. Los ciclistas deben nombrase como los primeros. Un ciclista piensa que su libertad no debe ser coartada por ninguna regla. Cualquier superficie es pista y cualquier semáforo obviable  (excepto las marcadas por el ayuntamiento). Corrijo. Cuando cualquiera invade su carril la bronca es monumental. Se niegan a llevar matrícula, seguro, casco, o que se limite su velocidad. Pero ha habido muertos y cuando hay muertos hay que tomar medidas. De hecho los automovilistas fueron pioneros cuando clamaron contra el cinturón de seguridad obligatorio. No nos gusta que recorten nuestros derechos individuales, pero tampoco podemos obviar que vivimos en sociedad y nuestra libertad acaba donde empieza la de los demás. Y ¿qué decir de los impuestos? Evadirlos es casi una obligación, una jactancia social.

 

Pero los casos se multiplican. Los negacionistas y los conspiranoicos han tomado una importancia espectacular. En USA los terraplanistas son multitud y los creacionistas (los que niegan la evolución de las especies) otro tanto. Los antivacunistas son multitud y los descreídos políticos son mayoría. ¿Estamos ante la descomposición de la sociedad? Somos sociales para utilizar las redes pero no para aceptar las obligaciones que la sociedad nos impone (la convivencia, en definitiva). Es una curiosa manera de actuar en la que las obligaciones son todas de los demás y los individuos solo tienen derechos. Pero, no he acabado con los individualistas antisociales. El covid ha aflorado dos tipos nuevos: Los antimacarillistas y los por-culo. Viajo en tren y veo como el 50% de los usuarios no llevan mascarilla (ni siquiera colgando) y los segundos habitan en los aviones. Ellos están exentos de seguir las instrucciones que da la tripulación acerca de como se debe desembarcar el avión. Se levantan y se van. Ellos tiene patente de individualidad y los demás… por-culo. Hay más ejemplos pero no es el caso.

 

Pero ¿por qué estos individualistas salen adelante ante el estupor de mujeres y viejos? Sencillo: porque la administración se lo permite. Un político es un caza-votos. No sabe gobernar pero sabe como ganar las elecciones. Y las elecciones se ganan siendo popular, simpa, permisivo. Un político no quiere un país mejor sino un país rendido a sus pies. Y para eso hay que hacer la vista gorda. Primero se hacen las leyes y después… no se aplican. Los ayuntamientos estaban muy interesados en promover la movilidad en bicicleta (que no vieran venir el patinete no tiene importancia. Ellos no está para prever sino para poscastigar) y para ello permitieron que los ciclistas hicieran lo que les diera la gana. Se puso el cinturón de seguridad a los asientos delanteros pero no a los traseros (que son los que te matarán en caso de accidente). Se prohibieron en Catalunya los bous de plaza pero no los bous de carrer, cuando los segundos producen más muertes que los primeros. Pero no se podía contradecir a un segmento significativo del electorado. El individualismo antisocial es el resultado de una acción política que solo busca ganar elecciones y de ninguna manera mejorar la vida de los ciudadanos. Y por eso los ciudadanos más sumisos: mujeres, mayores, marginados sociales, minusválidos, altersexuales, colonizados, cargan con el peso de la injusticia.

 

Malo es el individualismo antisocial pero ¿no es el resultado de un comportamiento político que solo se mueve por el afán de votos? Es evidente que gran parte de ese comportamiento negacionista y antisocial es la consecuencia de una política que hace ya mucho que no está interesada en el bienestar ciudadano. De aquellos polvos viene estos lodos. La reacción de los jóvenes (mayormente) es desmesurada pero no es injustificada. Con otros políticos esto no pasaría, pero reconozco que otros políticos son, hoy por hoy, son impensables. El PP defiende la Constitución (la unidad del Estado) mientras la ataca al no cumplir su obligación constitucional de renovar los cargos del poder judicial, simple y llanamente, por mantener una parcela de poder que no le corresponde de acuerdo con las urnas. En definitiva un golpe de Estado. Hay muchas maneras de ser anticonstitucional y los políticos las practican todas. Hay algo en lo que tengo que coincidir con los antisociales: esto no tiene arreglo y una vez hechas las trampas lo mejor es romper la baraja.

 

El desgarrado. Diciembre 2022.




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