» 27-08-2023 |
Hay un movimiento que pretende acercar a los “mayores” a la cultura de internet (herramientas informáticas de gestión, redes sociales, influencers, blogs, etc.). Los casinos de ancianos facilitan enseñanza de informática, la campaña “somos viejos, no tontos” ha reivindicado la no marginación de los mayores de los instrumentos informáticos, otras campañas empujan a los padres a conocer lo que interesa a sus hijos, El gobierno ha tomado medidas para que las empresas no abusen de los usuarios (mayormente mayores). Está muy bien. La mayoría de estas iniciativas parten del punto de vista de que los mayores han sido barridos por el viento de la historia, no están a la altura y necesitan ayuda y comprensión. ¿Es así? ¿O estamos ante un cambio de ciclo al que es imposible subirse?
Los que nacimos en la segunda parte del SXX vivimos la revolución de la sociedad de la información y la comunicación). En los años 50, Wiener, Shanon y Turing iniciaron la cibernética (ciencia que estudia los sistemas de comunicación y de regulación automática de los seres vivos y los aplica a sistemas electrónicos y mecánicos que se parecen a ellos) y la computación. Nacía la sociedad de la comunicación que ampliaba el mundo conocido (materia y energía) a la información (Virilio). A mediados de los 80 el PC (personal computer) ponía al alcance de la mano de los ciudadanos el uso de máquinas computadoras. Conceptos como sistema operativo, interfaz o lenguaje de programación se hicieron habituales. En 1989 Internet fue accesible desde cualquier PC (había nacido en1969) y entramos en sus conceptos asociados: WWW, URL y http. En 1972 apareció la primera videoconsola (que sucedía a los videojuegos de salón) que, poco después, popularizó los videojuegos domésticos. Los PC evolucionan de la mano de Steve Jobs a los Ipad (tablet u ordenador de bolsillo 2010), y iPhone (teléfonos multifunción, 2007). Las redes sociales habían aparecido en 1997 pero hasta el 2004 no aparece Facebook. Todo este desarrollo existió gracias a la digitalización (la unificación del lenguaje informático) que permitió que todos los dispositivos pudieran hablar el mismo idioma.
Pero todo esto es lo que ocurrió a nivel tecnológico. ¿Que pasaba en otros campos? El pensamiento (filosofía) inició en los años 70 la deconstrucción, es decir el desmontaje de la metafísica tal como se había entendido durante 25 siglos. En el campo científico los avances en el SXX fueron extraordinarios: la teoría cuántica (la física en los niveles muy bajos de energía), de la relatividad (en las proximidades de la velocidad de la luz), la astrofísica de los agujeros negros (la física de las singularidades: donde no funciona la física conocida) pero también de la materia y la energía oscura (más del 90% del universo). En biología la fecundación en vitro, la clonación, las células madre (indiferenciadas embriológicamente); la epigenética (el medio ambiente como factor determinante de la herencia genética). En política el Mayo del 68 supuso la aparición de las transversalidades partidarias que acaban con el sencillo esquema derecha/izquierda; el incremento de los nacionalismos; la ingeniería política (inseguridad, posverdad, corrupción); la aparición y reaparición del fascismo, las dos guerras mundiales, la guerra fría (de disuasión), la guerra sicológica (del terror), el desencanto de los ciudadanos respecto a la clase política, la ascensión de las teocracias (sin separación de Iglesia y Estado), el terrorismo internacional. La sociología se ve convulsionada por el feminismo, las migraciones, la irrupción de los altersexuales, la integración de los discapacitados funcionales. El deporte se convierte en el opio del pueblo (integrando a las mujeres) y en refugio de fascismos, aparte de una potencia económica a todos niveles. La economía supone la generalización de la deuda como sistema de aumentar la renta, la aparición de la ingeniería financiera, el poder indiscutible de los bancos, demasiado grandes para caer (privatización de beneficios y socialización de pérdidas), factor determinante de la política.
Todo esto nos sitúa en el marco en el que apareció la sociedad de la información y la comunicación. ¿Pero, cómo afecta este al relevo generacional? El funcionamiento del cerebro del homínido pasa por una fase de pensamiento en imágenes con el que se sientan las bases del futuro pensamiento con palabras (símbolos). Dicho pensamiento fue abandonado en beneficio del verbo (divino) y del logos (humano). Durante 25 siglos, de la mano de la metafísica se estableció un pensamiento simbólico que fundó la civilización. El pensamiento científico surgió de esa metafísica cuyos principales dogmas eran: existe una separación entre el mundo y el hombre, y ese mundo puede ser comprendido por el hombre. Para ello se vale de un mecanismo de generalización que es la abstracción (simplificación de la realidad, almacenables en el cerebro, manipulables por el pensamiento, hasta obtener comparables fiables). Comprender el mundo significaba disponer de abstracciones que por su generalidad dan lugar a leyes de la naturaleza. La causalidad (simple) funda la inducción y por tanto el establecimiento de leyes. Algunas de esas abstracciones dieron lugar a campos enteros del conocimiento como la cantidad, la verdad, el concepto, la igualdad que alumbraron las matemáticas, la lógica el lenguaje simbólico y la ética/política. Pero aquel sistema metafísico (abstracción, universalización, ley causal), entró en crisis con la deconstrucción y se atisbó un sistema metafísico alternativo de la mano de la computación, de las bases de datos y de la retroalimentación cibernética. Es la metafísica cibernética (bases de datos, computación, ley retroalimentada). Pero esa nueva metafísica supone la recuperación de las imágenes como moneda básica del funcionamiento cerebral y ahí se produce la brecha generacional.
Las nuevas generaciones de la sociedad de la información y la comunicación se atienen a una nueva metafísica no establecida formalmente. Además de que las imágenes sustituyen a las palabras (que subsisten como modo elitista de abstracción), se producen otros cambios en la metafísica clásica: la lógica aristotélica es sustituida por la (i)lógica informática (el programa); el concepto (el lenguaje simbólico verbal) es sustituido por el icono (lenguaje icónico)… nadie lee; la igualdad es sustituida por la dominación. La desigualdad es la norma en una sociedad de la competencia llevada al paroxismo. La cantidad está demasiado arraigada para ser sustituida pero es despreciativamente arrinconada (no interesa a nadie) y relegada a las máquinas computadoras. Se vive en un “continuo audiovisual” que sustituye al espacio público (lo real), cada elemento de la antigua realidad es sustituido por su imagen en las pantallas, única realidad. El contacto físico desaparece mientras el teléfono (contacto auditivo) es sustituido por el wasapp en el que la realidad del interlocutor desaparece tras su icono y la comunicación se deshumaniza. La vida en la pantalla (Instagram, Facebook, tik top) sustituye a la vida real. La inteligencia artificial (IA) es justamente eso: un artificio que sustituye a la realidad. ¿Es ese el mundo que nos estamos perdiendo? ¿Quien se está perdiendo algo?
No somos tontos, incultos o antiguos. Por lo menos no más que otras generaciones). Pertenecemos a otra metafísica: la clásica. No dudo que aún otra metafísica sea posible pero dudo mucho que sea esta metafísica cibernética en la que la dominación es la norma de relación. Si la sensación generalizada de las nuevas generaciones es que sus padres y abuelos son idiotas, la transmisión de la experiencia es imposible y el mundo en el que nacimos desaparece. Eso sin contar que sin respeto cualquier relación familiar se desmorona. No estamos ante un problema de desadaptación sino ante una catástrofe, el accidente integral de Virilio que tan lúcidamente ha retratado el mundo actual de las pantallas, de la desrealización, de la virtualidad. Y no es que estemos orgullosos de lo que hemos hecho (al fin y al cabo lo de hoy es el fruto de nuestro trabajo de ayer). El SXX ha sido terrible, no solo por las guerras, los campos de concentración, la destrucción nuclear, los genocidios, el odio, el terrorismo, etc. Quizás la única solución que las nuevas generaciones han encontrado para una realidad inasumible es… desrealizarla, sustituir la realidad por su imagen virtual en las pantallas. Entonces es que han tirado la toalla. La pregunta es ¿Cuál es el futuro?
El desgarrado. Agosto 2023.