» 15-09-2023

Reflexiones tipográficas 384. La igualdad de las inteligencias.

Hablo continuamente de la dominación, incluso digo que es insoslayable. ¿Es  una condena o bien es posible lidiar con ella? Ha llegado el momento de hablar de la posibilidad de un mundo sin dominación. Un mundo en el que la dignidad consiste en que todos somos iguales, nadie es más que nadie y -globalmente- todos tenemos las mismas capacidades, si bien se manifiesten de distintas maneras y en distintos campos. Conocemos el socialismo social (y su vertiente el comunismo: socialismo social físico) pero es evidente que no ha sido suficiente para igualarnos.  De una o de otra manera el veneno de la dominación lo permea todo. ¿Cuál fue el problema (la carencia) del socialismo: plantear las cosas en el ámbito social. No fue un error porque lo que estaba en juego era precisamente el funcionamiento de la sociedad, pero no era el camino. No se trataba de que fuéramos iguales en derechos (jurídicamente), en oportunidades (políticamente), en pertenencias (comunismo). De géneros no dirá ni pío. Se trata de que tengamos la misma inteligencia (Jacques Rancière: “El maestro ignorante”. Leartes. 2003 (1987) ) eso que parece evidente que es imposible porque nacemos con distintas capacidades… lo que justifica la dominación.

 

En “el maestro ignorante” Ranciére plantea precisamente esta cuestión. No existe un superior que enseña y un inferior que aprende, existen dos seres que aprenden juntos, el uno del otro. Todas las inteligencias, todas las capacidades son “globalmente” iguales. Puede haber diferentes manifestaciones, pero la suma individual total de las capacidades es la misma. Podemos jerarquizarlas magnificando unas sobre otras pero la cruda realidad es que todos tenemos la misma potencia que se plasma en una realidad: cada uno, a nuestra manera, tenemos la misma capacidad. ¿Es Messi igual Einstein en inteligencia? Pues sí. Cada uno en su campo son genios y las carencias de ambos son manifiestas en ambos, por que si se tiene mucho de algo se cojea en otros campos. Nuestra sociedad ha establecido una jerarquía que nos dice que la física teórica es mucho más importante que el deporte. Es lo que Rancière llama “la partición de lo sensible” Antes de reflexionar sobre cualquier tema hemos dividido el campo de estudio de acuerdo con unos parámetros previos, incluso al propio pensamiento que vamos a desarrollar. El campo de juego determina el resultado. La estadística lo sabe bien y para manipular el resultado solo tiene que cambiar el “universo” (¡Qué palabra tan explicativa!) la delimitación de lo que será el campo de estudio. Una encuesta telefónica es una encuesta hecha a quien tiene teléfono… y está por tanto sesgada. 

 

Hay cierta lógica en este planteamiento. En primer lugar la selección natural no puede permitir que los poderosos se fortalezcan entre ellos hasta eliminar las opciones más débiles, pues eso terminaría con la propia selección, ya que acabaría existiendo una clase dominante en detrimento de las otras. Esto, que en el mundo natural es evidente, es precisamente lo que los aspirante a dominar quieren obtener. Lo que el instinto (la naturalezas) borró, es lo que la inteligencia persigue. Si hubiera un campo privilegiado de capacidades, la evolución acabaría en que esa sería dominante y se perderían todas las otras opciones. Es el sentido de la mutación como recurso de la evolución: el azar, la variabildad enloquecida es necesaria para enfrentarse a futuros imprevisibles. Eso, en una especie cuyo mayor logro es la adaptabilidad (la respuesta a un medio perpetuamente cambiante) sería una catástrofe, sería la unilinealidad y la desaparición de la especie. Sabemos a lo que conduce la unidisciplinariedad (frente a la multidisciplinariedad):  a la falta de perspectiva y al dogma. Por más que el conocimiento teórico lo odie, el azar es nuestra tabla de salvación cuando nuestras estrategias de acción resultan impotentes. La naturaleza “escogió” la igualdad de las inteligencias como modo de taponar la dominación. Solo la simetría de las inteligencias le sirvió a la naturaleza, ante la aparición de la inteligencia.

 

Nuestra línea evolutiva es realmente extraña. Para llegar al “homo sapiens sapiens” actual ha sido necesario arrasar con multitud de otra líneas evolutivas, cuya desaparición intriga a los estudiosos. ¿Por que desaparecieron los neandertales? Y ya puestos ¿por qué desaparecieron todas las líneas “Homo” que han existido” pienso que por que su inteligencia no era igual a la de otros “homos”. La igualdad de las inteligencias era un requisito indispensable para que la inteligencia se convirtiera en en el arma más efectiva de la evolución. Desde este punto de vista la igualdad de las inteligencias es absolutamente necesaria para que nuestra especie se afianzara. Pero la igualdad no podía ser absoluta lo que hubiera  inutilizado el sistema. Iguales, sí, pero con diferentes manifestaciones.La diversidad también era importante.  Quizás la inteligencia no es tanto el dedo de dios como una necesidad del sistema. Pero con todos estos argumentos acerca de la racionalidad  evolutiva del sistema de la igualdad -al que podríamos añadir el que nuestra especie considere la igualdad como un requisito indispensable, elevado a la categoría de principio fundamental- solo pretendo mostrar su posibilidad. Las cosa pudieron suceder así, -y como suele suceder en física-, la posibilidad es simplemente una realidad inexplorada. 

 

Poco puedo añadir a lo que Rancière dice en su texto. Solo que la idea me parece no solo bella sino “dignante” (que concede al ser humano una dignidad común que no está al alcance de tantas otras teorías). Se que es un neologismo bastante burdo pero sin existe el concepto “indignante” no es fácil explicar porque la idea que niega, no tiene reflejo en el léxico. Quizás porque “va con la bestia” (como dicen los catalanes) es decir es una idea intrínseca, tácita. Que la igualdad (que no existe entre los seres llamados irracionales) se imponga entre los racionales en el momento en que su (supuesta) superioridad se imponga en el mundo, es una idea -cuanto menos- estrafalaria. 

 

He empezado hablando de dominación y he tratado de exponer que la igualdad es posible, lo que, sin embargo, no es evidente tal como se nos muestra el mundo actual (y el histórico). No solo es posible sino que la naturaleza ha apostado por ella. La dominación no existe entre los animales (de donde venimos). La dominación para ellos es defensa: de la estirpe, del territorio, de la comida. No existe la dominación absoluta, simplemente es un medio para alcanzar un fin siempre alineado con la conservación de la especie. He dicho que de géneros ni pío, pero como la cabra tira al monte, añadiré una píldora. Lo que la sociedad actual ofrece al colectivo femenino es precisamente esa igualdad menor, que es la igualdad de derechos jurídicos, laborales, políticos, etc. Le ofrece ser igual al hombre, que es el modelo a seguir. Lo que se debe ofrecer a las mujeres es la igualdad de las inteligencias. ¿Cuantos hombres creen que las mujeres son iguales en inteligencia a los hombres? Me atrevería a decir que casi ninguno… y ahí está el problema. Y los ejemplos están en los medios día sí y día también (sin ir más lejos Rubiales y Garamendi). ¿Por que entonces la dominación es la razón de ser de los humanos? De eso os hablaré en la próxima entrega porque no es un tema que se pueda despachar en dos patadas. Y así, como en todo buen relato, se mantiene el interés y la expectación. .

 

El desgarrado. Septiembre 2023.

 




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