» 19-04-2024

Reflexiones tipográficas 391. El fantasma de Melania.

Era 17 de Abril y vi primero “La sexta clave” y después “El intermedio”. Primero noticias “raras” y luego noticias desde el humor. Las noticias no se pueden comer solas: hay que cocinarlas. Y esta fórmula de noticias cortas-con poca imagen-distintos periodistas-de diseño, por un lado y noticias-humor me parece que es la única manera de “comérselas”. Pero aquel día las noticias estaban dentro de la redacción. En la sexta clave reparé que Sara Ramos estaba desconocida: cutis de porcelana, pómulos marcados y ojos rasgados. No le di importancia ¡aunque en primera instancia pensé que se había operado! hasta que en el intermedio tanto Sandra Sabatés como Cristina Gallego lucían el mismo photoshop. Por un momento pensé que se había puesto de moda el look Melania Trump (tan huérfana, ella, de apariciones estelares tras su salida de la casa blanca) o que íbamos a firmar un tratado comercial con china y para congraciarnos, nuestras periodistas se habían achinado los ojos. Quizás prosaicamente habían cambiado de maquilladora y lo que yo vi: Melania, era el estilo de la nueva. Me apunté en la agenda ver ambos programas al día siguiente no fuera a ser que todo era casual.

 

El 18 de Abril, Sara Ramos no apareció y aunque escruté a las otras periodistas atentamente no logré ver a Melania Trump en ninguna de ellas. En el Intermedio el efecto -si existía- estaba mucho menos realzado, pero, sin embargo, quise ver que algo se notaba. Y entonces pensé en los límites tan estrechos en los que se mueve la apariencia física. Si por una parte la cara es el espejo del alma y siempre queremos ofrecer nuestro mejor ángulo, los límites son muy estrecho. De un retrato decimos que “se parece” porque nunca nos parece igual al original. Somos capaces de no ver ningún parecido en una caricatura y sin embargo, reconocemos a un conocido hasta de espaldas. Es como si escaneáramos unos cuantos puntos y si coinciden aceptamos la identificación y si falla alguno(s), la rechazamos. ¡Como el “gran hermano”, vamos!. Algo debía sospechar Bertillón cuando recurrió a las huellas dactilares para identificar, aunque lo más plus es el iris. Como con casi todo lo que se relaciona con nuestro ser social, queremos ser como todos, pero distintos a cualquiera. 

 

Y la verdad es que existen multitud de maneras de modificar nuestro aspecto. Con permiso de las cremas el más popular es la cirugía estética, a veces correctiva y las más, rejuvenecedora… aunque también potenciadora de nuestro atractivo sexual, no siempre a punta de bisturí: el wonder bra, el panty-relleno, el maquillaje o la viagra… que no deja de quitarnos unos cuantos años, son opciones habituales.  Ni siquiera es necesario que sean en vivo y en directo como el photoshop, la iluminación, el flu, etc. La alquimia de la belleza es mucho más abundante: cremas nutritivas, rejuvenecedoras, antiedad, borradoras, depiladoras, teñidoras, coloreadoras, todo es susceptible de ser mejorado con un retoque. Tatuajes y pearcings aunque tribalmente antiguos son relativamente nuevos. Algunos aspectos del maquillaje se han convertido en norma: la sombra de ojos /rimmel, el teñido de cabello, el carmín. 

 

La cirugía es la peor vista y siempre criticada: “esas tetas son postizas”, “esa nariz es falsa” “esos labios son dos frankfurts”. Es como si la cirugía fuera excesiva. Y cuando fracasa, es una fiesta: “Es más joven pero no es ella (él)”. Justo castigo a quien hace trampas. No se nos ocurriría aplicar ese baremo a la depilación que incluso se disfraza de higiene, a la ortodoncia (incluidos blanqueos) y otras férulas médicas u ortopédicas. Existe una misteriosa escala de valores a la que nos atenemos a pies juntillas (con permiso del traumatólogo). En fin, estoy deseando que llegue mañana para seguir escrutando añagazas aparienciales, aunque la verdad es que he encontrado una manera de hacer llevaderas las noticias a la espera de que, ¡de una vez! el hombre muerda al perro. Me temo que semejante majadería no da para otro blog por lo que tendréis que sintonizar la sexta para buscar a Melania. Yo, particularmente, estoy en ascuas.

 

El descarriado. Abril 2024.




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