» 27-04-2024 |
Parece que el giro ético (ver la entrega Reflexiones tipográficas 392. Guerra Israel-Palestina 4. El contubernio USA Israel) es decir, la consideración de la justicia y el orden militar como una cuestión ético-moral está siendo fuertemente contestado en USA. Los jóvenes se han lanzado a la calle contra el genocidio palestino y el apoyo USA a ese genocidio, en el contubernio que denunciaba aquí, en la entrega citada. También comenté que los lazos de la administración USA con los judíos son tan sólidos que Biden ha preferido perder las elecciones que dar marcha atrás en el apoyo a un genocidio, pues la pérdida masiva de votos en una situación de empate técnico conduciría a que Trump volviera a la casa blanca, perpetrando su particular genocidio contra los inmigrantes, los homosexuales, las mujeres, los pobres y los demócratas. Está visto que cuando Dios abre una ventana, cierra una puerta. Aunque en esta cuestión sospecho que Dios no es imparcial.
El contubernio tácito que impedía criticar a los judíos en su calidad de víctima absoluta del Mal que necesita una justicia infinita (ilimitada) para su redención, parece tambalearse en otros lugares del globo. La consigna de “nunca algo así más contra los judíos” está variando al añadido “… ni contra nadie”. Que el holocausto fue un desgarro en nuestra fe en la humanidad es evidente. Fue una atrocidad incomensurable… pero no infinita, no una patente de corso para disculpar cualquier otra atrocidad. Lo que los israelitas están haciendo con los palestinos podría caracterizar, perfectamente a éstos como víctimas absolutas y su redención requeriría entonces de un justicia sin límites cuyos resultados ya conocemos: Guantánamo, la exportación de los presuntos delincuentes fuera del suelo estadounidense para evitar la justicia democrática y sus garantías). No puede ser, y entonces la medida a aplicar es el desmantelamiento del giro ético.
Por otro lado el gran beneficiado del giro ético es, precisamente, USA, pues le ha permitido ejercer su función de gendarme mundial sin limitación de medios (incluyendo los ilegales). Bastó con decir que existían armas de destrucción masiva en Irak para iniciar una guerra (bueno… dos). El terrorismo faccionista se combate con terrorismo de estado poniendo en el mismo nivel de horror a unos y a otros. Y la escalada ha llevado a que Israel masacre a un pueblo soberano (al que previamente ha esclavizado económicamente, segregado mediante muros de la vergüenza, colonizado por el expediente de la ocupación) con una política de tierra quemada cuyo objetivo es acabar no solo con los ciudadanos sino con el Estado palestino. Una operación de borrado del mapa, si no con el mismo grado de horror que el holocausto, perfectamente equiparable en sus resultados.
La impotencia de la ONU amordazada por los intereses norteamericanos y el silencio del concierto internacional han permitido que la Israel judía se enzarce en una guerra civil -pero de religión- contra la Israel palestina. La convivencia no ha sido posible y los judíos no contemplan la posibilidad de un estafo palestino que parece la única solución razonable. Quieren la extinción del pueblo palestino y la herencia de sus territorios, en contradicción con el derecho internacional, el derecho de guerra y los derechos humanos. Algunas voces se alzan ya contra de esta situación y a favor de dos estados separados aunque es de prever que perpetuamente en guerra. A veces la guerra no es la peor solución. Tras el abandono de los saharauis a manos de Marruecos no parecía que España estuviera por la labor de defender los derechos de los palestinos, pero así ha sido (con la oposición de la oposición de derechas y ultra). El derecho internacional es inhumano, pragmático, utilitarista. El límite de las tensiones es la guerra. Pero esa guerra tiene leyes. El caso de Israel es peor: si es una guerra es civil y solo uno de los bandos está armado. Capitalismo en estado puro, la dependencia económica de los palestinos es absoluta.
Dice Rancière que la comunidad norteamericana es una comunidad ético-moral para la que la religión es enormemente importante, donde el creacionismo afecta al 50% de los ciudadanos y donde la iglesia participa del sistema capitalista como un negocio más. No es que en la cristiandad liberal las cosas sean distintas para las iglesias. En España está exentas de impuestos y tienen patente de inmatriculación gratuita de inmuebles, beneficiaria de la educación concertada, e inimputables -prácticamente- por pedofilia (incluida la obligación de resarcir económicamente el mal causado a las víctimas). El caso judío es especial. Su ancestral iglesia detenta la no separación de Iglesia y Estado (como el Islam), son iconoclastas y conservan atavismos como la circuncisión como rito de integración social y diversas prohibiciones alimentarias. Y además son el pueblo elegido. Pero lo peor es que su dios es cruelmente justiciero y así les va a los palestinos. ¿A quien se le ocurre oponerse a un dios nacionalista y guerrero… o a sus elegidos? Claro que puestos a preguntarnos ¿a quién se le ocurre que las guerras del SXX y XXI serían guerras de religión?
El desgarrado. Abril 2024.