» 26-06-2025

Reflexiones tipográficas 398. Lecciones de política alternativa 103-3. El conflicto judío-palestino. Yom Kipur.

En episodios anteriores: “En otras ocasiones -en este mismo foro- he escudriñado las peculiaridades del pueblo judío: su condición de pueblo elegido por Dios; su difícil territorialidad, su inseparación Iglesia-Estado, su ancestralidad militante, su iconoclastia, su escasa popularidad en el concierto mundial -achacable a algo más que a la envidia por su talento y su riqueza-, incluso ese victimismo militante que convirtió el horror nazi en simpatía por las víctimas y que no solo es victimismo, sino deuda universal esgrimida contra todo y contra todos. El pueblo judío no hizo la transición del mito a la razón. El peso de la Biblia (¡ahí es nada ser el sujeto de la historia sagrada!) le ancló en una ancestralidad, en un todo revuelto: etnia, religión, nación, en una singularidad de pueblo elegido por Dios, en una indivisión Iglesia/Estado, en un “Malestar de la cultura” (Freud) que ha dado unos frutos no queridos: los genios, los traidores al espíritu de la turba, de la masa, del anonimato, y un amor desmedido por la imagen cinematográfica, compensación deslumbrante de su iconoclasia. Milner tenía razón cuando afirmó que la presencia de los judíos era insoportable para los europeos. Era la imagen del pasado continental que Europa quiere olvidar a toda costa: del patriarcalismo, las guerras de religión, el oscurantismo, el fanatismo y la inquisición, la intolerancia. Todo eso los judíos lo esgrimen con orgullo cuando los europeos solo quieren olvidarlo y por eso contemplamos impávidos el holocausto: porque la desaparición de los judíos era la manera de borrar un pasado que ellos reivindicaban como presente. Pasar página era pasar del holocausto y de los judíos y eso no era lo que querían. Querían la presencia del horror histórico reivindicada como sustancia del pueblo de Dios. Y por eso no han dudado en repetirlo” 

 

“Por eso son iconoclastas: por la imposibilidad de representar a todo el pueblo en una imagen… aunque bien mirado, el espectáculo de Gaza arrasada por las bombas da un sólida estampa de lo que un dios justiciero es capaz de hacer. El patriarcalismo dimana de todo esto. Dios es el padre de una familia cerrada, que gobierna, como si de tal se tratara: machismo, respeto, veneración, idolatría, unidad. El padre es Dios, el resto sus siervos. Así las cosas los judíos forman un conglomerado: etnia, religión, nación política, indivisible. Mucho antes que el calvinismo, erigen la individualidad como un rasgo apetecido por dios, pero no buscado por el ser humano. Se hacen ricos y sabios por agradar a Dios. Como los mahometanos resumirán: “¡Dios lo quiere!” De hecho “fundan” (simbólicamente) la primera democracia (la primera soberanía del pueblo): el pueblo es un solo individuo, una sola voz, una sola voluntad y su salvación se realizará en común sin que cualquier acto deplorable como la guerra, el genocidio de otros pueblos o la muerte de Dios, les pueda ser adjudicado individualmente. Los individuos son el pueblo y el pueblo es Dios. Como luego los políticos buscarán a toda costa, se erigen en irresponsables”. 

 

El run-run de las bombas cayendo sobre ciudadanos indefensos atraídos a puntos de encuentro de entrega de víveres que son puntos de encuentro con la muerte, me hace pensar que debe haber más razones para que los israelitas estén cometiendo un genocidio de proporciones gigantescas. El pueblo judío es el pueblo de la culpa. Los cristianos tomaron de él la confesión que redimía el pecado original -esa culpa con la que todo judío era condecorado por el mero hecho de serlo. Ellos también tenían su “confesión” el Yom Kipur, ese día -como de acción de gracias- pero de petición de perdón por todas sus culpas. No se trata de redimir la culpa sino de reconocerla de desagraviar a los que han sufrido por su causa. La culpa es irredimible. Y ahí reside el problema. Vivir con la culpa es vivir en una situación sin salida: la culpa es para siempre y entonces ¿Qué importa una culpa más? Es como mearse en el mar: ¿quién lo va a notar? El mecanismo de la desalmación reside aquí: cuando las culpas llegan a un determinado nivel las nuevas pierden importancia, se diluyen en las viejas. ¿Por qué no masacrar a los palestinos que ocupan “su” territorio (el que les regaló la ONU y el que han ido ocupando guerra tras guerra, vida tras vida? Si la cosa abulta demasiado siempre les quedará el Yom Kipur, siempre podrán -como el que pisa a un co-viajero en el autobús- pedir educadamente perdón… porque ellos son educados, no como la chusma que están desalojando a cañonazos.

 

Otra cosa que asoma en este comportamiento inusitado es el rencor. Pero no un rencor comedido o adecuado a una situación sino el rencor infinito, absoluto, inamortizable. Ese rencor que solo se puede pagar con la vida. Cuadra con la panorámica que he dibujado sobre este pueblo/religión/nación. Radicales -como los tiempos que corren- pero con la inquina de los tiempos pasados. Venganza, inclemencia, salvajismo,  intemperancia, rabia,  Bardem se despachó a gusto en la TV USAna. No se cuántos espectadores habrá perdido -en una sociedad que purga su culpa antisemita con una religiosidad judía- pero seguro que no son pocos. No se trata de hablar por hablar (como yo) sino de implicarse, arriesgando contratos y reconocimientos. No hay mal que por bien no venga y si añadimos a la actuación de Bardem la de Sánchez negándose a pagar más armas, el turismo judío que vamos a tener este verano se va a resentir. Visto desde otro punto de vista podemos hacer campaña como ¡España. Judíos free! ¡Judíos go USA! No vaya a ser que la emprendan con los palestinos refugiados aquí. La violencia engendra violencia. Israel ha decidido continuar con la guerra contra Irán sin la ayuda de nadie, con el consiguiente cabreo del sheriff de occidente. Primero Musk, después Sánchez y ahora Netanyahu. ¡Se te está alborotando el gallinero Trump-ero! ¿Cuánto lleva. Seis meses? Esto se va a hacer largo,  muy largo. ¡Menos más que los payasos de la política española están dándolo todo!

 

El desgarrado. Junio 2025. 

 




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