» 25-06-2020

Señoras y señores 52-5. ¿Existe una diferencia esencial entre hombres y mujeres? María Puig de la Bellacasa.

Puig de la Bellacasa es una emigrante intelectual. Como tantos científicos los intelectuales también se van de un país que no los aprecia. Primero a Bruselas y ahora a USA. Sus obras están en francés y en Inglés lo que para un patán en idiomas como yo no es una facilidad. Pero la revista Concreta 09 (editorial Concreta, 2016) tradujo uno de sus artículos (Nothing comes without its world), creo que integrado en su última obra “Matters of Care”, University of Minessota Press, 2017. El artículo es deslumbrante no solo por la exposición de su teoría del cuidado sino porque analiza el pensamiento de Haraway con una lucidez extraordinaria. Puig es una pensadora de tomo y lomo de la que, sin duda, volveremos a oír hablar. Mientras tanto me aprovecharé de esta traducción de Concreta para ampliar tres temas de los que os he hablado: el pensamiento femenino (como alternativa al masculino), Haraway, y la teoría del cuidado. Diré cosas que probablemente ni Haraway ni Puig dirían (como la comparación con la metafísica) pero -sabiendo que contradigo su Karma- es la única manera en que puedo comprenderlas, que en el caso de Haraway, sabéis que he intentado con escaso éxito.

 

Lo primero que habría que decir es que las diferencias esenciales que encabezan mi discurso no son de recibo para Puig o Haraway. Precisamente su pensamiento se aleja diametralmente de esas esencialidades metafísicas. Huyen de la taxonomización (etiquetado), de la ontología (la fijeza del ser) y de la necesidad formal. Puig sistematiza el pensamiento de Haraway pero creo, que más por una cuestión de higiene metal que de una necesidad percibida de sistematización en sí. El pensamiento sistemático coloca a cada uno en su lugar -ordena, clasifica y por tanto hace una partición de lo sensible- lo que tiene que ver con la dominación. Pero todas esas diferencias las veremos en el discurso de Puig. Para empezar Puig nos sitúa en el contexto por el que va a transcurrir su discurso, lo que implica 1) el marco harawaino, 2) el concepto de cuidado y 3) las inspiraciones que Haraway le sugiere. Pero todavía, antes hay dos citas de Haraway que marcan su texto: “La realidad es un verbo activo” y “Un escepticismo corrosivo no puede ser la partera de nuevas historias”. Con la primera nos habla de la ontología como devenir y no como ser, que como los verbos, se manifiestan como tiempos, modos, voces, personas y géneros en perpetuo movimiento. Con la segunda descarta ciertos métodos de pensamiento desconfiados e hirientes -deconstructivos- como actores activos (agentes) del conocimiento.

 

1) a) La ontología relacional de Haraway es la ontología alternativa a la ontología de la fijeza del ser característica de la metafísica. “Los seres no preexisten a sus relaciones” o dicho de otra manera el ser se constituye en la relación. No hay un ser anterior a esa relación. b) Entre esas relaciones destacan las de cuidado del mundo cambiante en cuanto vías del pensamiento y de conocimiento. c) Introduce también aquí el término “conocimiento situado”. El conocimiento es siempre contextual (está ya inmerso en una red de relaciones). Se conoce desde una posición (situación) determinada. Esa situacionalidad del conocimiento la interpreta especulativamente como forma de pensamiento con cuidado. “Que el conocimiento esté situado significa que conocimiento y pensamiento son inconcebibles sin la multitud de relaciones que hacen posibles los mundos con los que pensamos” (Puig 2016, 27). b) A partir de aquí establece la premisa de la que parte: “Las relaciones de conocimiento y pensamiento exigen cuidado, y afectan a cómo cuidamos” (Ibidem). Los fundamentos de esta premisa son ontológicos (relativos al ser) y no epistemológicos (relativos al conocimiento) o éticos (relativos a la moral). Se trata de una ética especulativa y no normativa, con lo que nos centra el término especulativo para el resto del texto. Más allá de que las relaciones impliquen cuidado, el cuidado es, de por sí, relacional.

 

2) a) Joan Tronto define el cuidado como: a1) “todo lo que hacemos para mantener, continuar y reparar <<nuestro mundo>>”… a2) “todo lo que procuramos entretejer en un complejo tejido que sostiene la vida”. a3) “Habla del cuidado como un rango múltiple de haceres necesario para crear, mantener unida y sostener la vida y perpetuar su diversidad. a4) Implica una comprensión de las agencias humanas como inmersas en un mundo como hecho de materia,  proceso de vida y formas heterogéneas pero interdependientes ”(Ibidem). b) La heterogeneidad es la base ontológica sobre la que existe todo aquello con lo que los humanos se relacionan: un sinnúmero de haceres y de entidades ontológicas que componen un mundo: yo, los cuerpos, el entorno. c) “La ética feminista del cuidado defiende que valorar el cuidado equivale a valorar la ineludible interdependencia, esencial para la existencia de seres dependientes y vulnerables” (Puig 2016, 28). Interdependencia que no es un contrato ni un ideal moral sino una condición. Es concomitante con la continuación de la vida, no está impuesto por un orden moral y no constituye necesariamente una obligación gratificante. No todas las relaciones parten del cuidado, pero muy pocas podrían subsistir sin algo del mismo. Aunque necesario no es algo dado. Hablar del cuidado como obligación lo desnaturaliza. Más allá de las tareas rutinarias de mantener y reparar, el grado de vivilidad, el grado de vivir lo mejor posible, bien podría depender del cuidado que consigue realizar. “Defender la necesidad vital del cuidado equivale a defender unas relaciones sostenibles y florecientes y no simplemente una supervivencialistas o instrumentales” (Ibidem).

 

3) Este viaje por el cuidado se inspira en a) la ontología relacional, porque para Haraway el conocimiento y la ciencia son prácticas relacionales con importantes consecuencias materiales en la conformación de mundos posibles. Si en las políticas del conocimiento el cuidado importa es porque se presta atención a los mecanismos y efectos de las tecnologías semióticas (prácticas y artes que fabrican sentido a base de signos, palabras, ideas, descripciones, teorías). Para Katie King: la fuerza de los aparatos literarios. b) las políticas situadas de resistencia a la normatividad moral y epistemológica que intervienen en el pensamiento de los mundos más-que-humanos de la tecnociencia y la naturocultura (término único continuo alternativo a los pares de oposiciones metafísicos). La lectura especulativa (es decir no normativa) sirve de inspiración para pensar con cuidado de modo tranformativo, no inocente, disruptivo (que rompe o interrumpe la continuidad o la normalidad).

 

El desgarrado. Junio 2020.




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