» 07-09-2020

Señoras y señores 52-8. ¿Existe una diferencia esencial entre hombres y mujeres? María Puig de la Bellacasa 4. B) Disentir dentro.

Señoras y señores 52-8. ¿Existe una diferencia esencial entre hombres y mujeres? María Puig de la Bellacasa 4. B) Disentir dentro.

 

B) Disentir dentro. Tanto el cuidado que entraña la creación de conocimiento como el pensar-con, a lo que dedicamos nuestro cuidado, implican un trabajo de amor. Pero las idealizaciones son delicadas porque no solo ocultan las bajezas sino también el trabajo que es preciso para su mantenimiento. Por eso conviene tener en cuenta que la creación de conocimiento orientada por el cuidado (amor y vínculo) no es incompatible con el conflicto; cuidar no significa allanar las asperezas de la vida, ni el amor debe distraernos de los órdenes morales que justifican la apropiación. Una visión no idealizada implicará mantener vivo el enfoque no inocente, de múltiples capas y feminista, del lado amoroso del cuidado. Todo se resume a la relacionalidad, lo que no quiere decir librarnos del conflicto. Una ontología basada en la relacionalidad y la interdependencia no solo ha de reconocer la heterogeneidad esencial (la base ontológica sobre la que existe todo aquello con lo que los humanos se relacionan), sino también que los cortes (las particiones de lo sensible) también crean heterogeneidad. Donde hay relación tiene que haber cuidado pero nuestros cuidados también llevan a la desconexión. No podemos mostrar cuidado hacia todo. No todo importa. Pero no podemos perder de vista que los cortes promueven la relación… más que desconectar mundos. Los cortes recrean y son creados por conexiones parciales (Strathern). Patrones nuevos, heredan de una red de relacionalidad que los hizo posibles.

 

El cuidado origina conexión de pensamiento y también corte crítico, interés (inter-esse) especulativo no para dividir sino para relacionar. Nuestras relaciones tienen consecuencias… si aceptamos que el ser no preexiste a las relaciones. La multiplicación mediante la conexión (y no por las taxonomías distintivas: la deconstrucción), por la construcción apasionada. Un constructivismo cuidadoso que nos comprometa con un mejor relato del mundo (en vez de contingencias históricas). Si pensar-con pertenece a la comunidad, lo es más para cambiar las cosas que para confirmar el status quo. Pensamiento-con, asociado a relaciones que promueven diferencia, que promueven prolongaciones e interdependencias novedosas más que contradicciones y contrastes. “Pensar con cuidado tiene su origen en la consciencia de la dificultad de cultivar la condición relacional en la diversidad y en una construcción de conocimiento colectivo que no niega el disenso ni la impureza de las coaliciones” (Puig, 2012, 36). Nos remite a cómo cuidar las relaciones inevitablemente espinosas que promueven un pensamiento-con, rico, colectivo, interdependiente, aunque no, sin rugosidades.

 

La obra de Haraway nos ofrece dos intervenciones importantes que ejemplifican su implicación con un nosotras cuidadoso que transmite enseñanzas de conflictos complejos: 1) la capacidad de las trayectorias y las posiciones para conectarse y transformarse entre sí, sin necesidad de suprimir sus divergencias. Inesperada alianza innatural: política de cyborg-coalición. Ejemplo de un colectivo de disenso-dentro  que ejemplifica un tipo de pensamiento con cuidado llamado “disentir-dentro”. Reconocer que estamos dentro, implicadas con esos mundos con los que nos comprometemos, aunque sea críticamente, implica relacionarse con capas complejas de nuestra propia situacionalidad histórica personal y colectiva dentro de los aparatos de producción de conocimiento” (Puig, 2012, 37). Posición que se sostiene dentro de un intenso debate feminista sobre la posibilidad de objetividad en la que ensayar un “nosotras” en aquello que consideramos nuestro mundo, en el que aceptemos que nuestro pensamiento es heredero incluso de aquello a lo que nos oponemos y que preferimos no apoyar, lo que constituye una “implicación” como forma de pensar la interdependencia.

 

2) La otra intervención se trata de la cuestión de la mujer en la ciencia y la cuestión de la ciencia en el feminismo, centrada en la separación entre los estudios sociales de la ciencia y las ciencias que dichos estudios se plantean examinar y que condujo a la guerra de las ciencias. Las feministas pusieron en evidencia una sensibilidad para el cuidado en los enfoque cosntructivistas de la ciencia (teoría del conocimiento humano producido por la ciencia) que ponían de manifiesto las dificultades del “pensar-con” y el “disentir-dentro” por encima de las luchas en torno a cuál podría ser la mejor epistemología normativa para explicar los fundamentos sociales de la práctica científica. La anécdota de la “cuidadosa” respuesta de Haraway a las reacciones de sus detractoras en relación al libro “Primate visions” es significativa: pidió disculpas por no haber integrado a sus detractoras evitando así la divergencia. Posición diametralmente opuesta a la de los científicos sociales que defendieron el extrañamiento del campo etnográfico como modo de conocimiento superior de las practicantes nativas. Estas experiencias corresponden a la reconocida incomodidad de Haraway con: el constructivismo social, los enfoques deconstructivistas hacia las ciencias, el realismo filosófico abstracto y las descripciones críticas desvinculadas de las preocupaciones de los científicos.

 

Lo que le lleva a preguntarse si pensar la intervulnerabilidad no será clave para pensar las consecuencias de la creación de conocimiento y que no basta con pensar-con sino que hay que vivir-con aquellos a quienes estudiamos. Aplicado al amor interespecie humano-perro, sintetiza la relacionalidad solidaria en la creación de una “otredad complementaria” (vivir, trabajar y jugar juntos en una relación de cuidado). La relación vivible requiere de un cuidado especial: Cuidar-para un no humano, surge como una acción necesaria para una relación relevante. Las relaciones de otredad complementaria exigen algo más que la adaptación a la diferencia, más que coexistencia o tolerancia.  Los perros importan, no son pretextos. “El amor interespecies añade capas a un concepto de modo de cuidado mas-que-humano” (Puig 2012, 39).

 

La mención conjunta de vida-con y disenso-dentro apunta a un modo de vivir con los efectos de nuestro pensamiento, con las dificultades de ocuparse de las relaciones implicadas en la creación de conocimiento, lo que puede volvernos más vulnerables. “Reconocer la vulnerabilidad como una posición ética bien puede ser el inevitable precio a pagar por el compromiso y la implicación… El énfasis en las condiciones de la vida-con sitúa el cuidado bajo el signo de la heterogeneidad ontológica y la vulnerabilidad frente al orden del otro” (Ibidem). Y suscita preguntas como: ¿Cómo construir relaciones de cuidado en posiciones divergentes? ¿Qué consecuencias tendrán las prácticas de conocimiento en “otredades complementarias” no humanas? Las respuestas son concretas (parciales): “No hay manera de crear un argumento general fuera del trabajo inacabable de articular los mundos parciales de conocimientos situados” (Ibidem). Con todo, todavía es posible hallar experiencias y relatos útiles para aprender de las dificultades, por ejemplo, el bien intencionado cuidado-para un otro. Pensamiento-para (propositivo y personalizado) que analizará en la siguiente entrega.

 

El desgarrado. Septiembre 2020.




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