» 18-12-2020 |
Me han invitado a que escriba el prólogo de un libro que se llamará “LA METAÉTICA. El pensamiento femenino”. Me parece que debéis compartir conmigo el texto que he propuesto, puesto que habéis sido los que habéis soportado mis tabarras sobre el tema en este blog, y me gustaría que me dijerais lo que os parece aunque solo sea con un “like”
LA METAÉTICA.
El pensamiento femenino.
Prologo por el Desgarrado.
Todo lo que vais a leer es el material que recogí durante varios años sobre las diferencias entre hombres y mujeres que llamé en mi blog: “Señoras y señores”. Pero lo que vais a leer no solo es lo que escribí sino, además, una labor de sintetización, aclaración, clarificación, estructuración que en un blog (que vive el día a día) es imposible. Me siento coautor pero no lo soy. La coaturía es trabajar en la edición a lo que me he negado. Existe una diferencia entre bloguear y editar. El blogieo es fruto del instante, de las circunstancias mientras el libro editado pretende una persistencia que el blog no pretende. Pero eso no quita para que no me oponga a la máxima difusión de las ideas, sean efímeras o editadas, espontáneas o elaboradas.
Hay tres cosas sobre el feminismo que me gustaría aclarar. 1) el feminismo existe porque durante milenios el hombre a dominado a la mujer. Hasta el punto que defender los derechos de las mujeres es de nenazas. 2) el feminismo no tendría que existir si el hombre hubiera respetado al otro género, al otro ser humano o al otro ser sexual. Los estudios de género, de colonialismo y de altersexualidad así lo corroboran. Y quizás deberíamos hablar de otras sensibilidades nacionales (independentismo), otras sensibilidades de especie (animalistas) u otras sensibilidades de entorno (ecologistas). Los callos los producen los roces y aquí ha habido demasiados roces. 3) El hombre ha establecido el marco intelectual en el que se desarrolla su dominio (no se conformó con la fuerza, quería la convicción). La metafísica es una forma de dominación; de la naturaleza, de las alter-razas, de los altersexuales de los altergéneros. Y en breve de los alterambientales, alterespecies, o de los alternacionales. La metafísica es homogeneización y por tanto racismo epistemológico.
La metafísica fue durante siglos el pensamiento único. El SXIX alumbró una disidencia militante por parte de la filosofía: la fenomenología, la hermenéutica, la posmodernidad, la filosofía de la diferencia. Pero 25 siglos de metafísica no se desechan de un brochazo. La ciencia es profundamente metafísica y ha adquirido un prestigio singular (y sobre todo la tecnología). Abandonar la metafísica sería abandonar la ciencia y eso es impensable. Pero la ciencia hace aguas precisamente por su lado metafísico: Los principios de identidad, contradicción y tercio excluso (principio que no olvidemos que son intuitivos) son precisamente los que enfrentan a la física cuántica con la física clásica. La probabilidad también rechina. Podemos decir que, hoy, quien defiende la metafísica es la ciencia.
La metafísica es una dogmática que se basa en la razón y en nada más que la razón. No solo desprecia la experimentación sino que ni siquiera se molesta en definir esa razón que todo lo quiere explicar. Revelación, intuición, deducción inducción, abducción, hipótesis-deducción, falsación, todo vale como razón. Y no sucesivamente sino revuelto. La razón no es razonable, no tiene un esquema asumible, mientras los animales han transitado por la evolución con el instinto como única arma con resultados asombrosos. Para entender otras maneras de pensar (como el pensamiento femenino) esta reflexión es importante. El mono loco se lanzó a la conquista del mundo con las herramientas que le dio la evolución (su cerebro relacional y creativo) pero ¿era suficiente. Era la herramienta adecuada? La filosofía parte de la idea de que la mente del ser humano puede entender el mundo, lo que presupone que el universo tiene una estructura entendible por la mente del ser humano. ¿Ambas afirmaciones son indiscutibles? Hay un argumento de utilidad: gracias a creer en esas dos premisas el hombre ha conquistado el universo. Pero también se lo ha cargado. Ahora mismo estamos al borde del abismo. ¿No deberíamos pensar que el sueño del mono loco ha llegado a su fin. No deberíamos pensar que otra forma de pensamiento debe tomar el relevo, quizás el pensamiento femenino?
De eso trata este libro. Del otro pensamiento alternativo que puede y debe tomar el relevo del pensamiento del mono loco. Y para ello es necesario dejar de pensar que el pensamiento metafísico es inexorable. Pero la existencia de un pensamiento alternativo como el femenino suscita otra pregunta: ¿Existe el pensamiento femenino alternativo? La respuesta es simple: desde el pensamiento hegemónico masculino la respuesta es no. El pensamiento femenino no se encuadra en el masculino. Otra pregunta: ¿el pensamiento femenino puede entenderse desde el pensamiento masculino? la respuesta vuelve a ser no. El Pensamiento femenino es original y diverso del masculino, no puede ser comprendido desde sus premisas, no es dominador, posee otra lógica, es finalista, pero sobre todo es cuidador y previsor y por último tiene una característica que lo define: nunca ha necesitado ser un corpus. El pensamiento femenino es meta-ético.
¿Qué quiere decir meta-ético. Simplemente es un remedo de la meta-física. Sabemos que la palabra metafísica significa por lo menos tres cosas: los textos que Andrónico (el recopilador de los textos de Aristóteles) situó “detrás” de los primeros; aquello que está más allá de la física, es decir lo que explica la realidad sin ser aparente: lo que está más allá de la ciencia. La metafísica lo que pretende es entender el mundo pero hay dos maneras (como poco) de explicarlo: descriptivamente por sus apariencias sensibles e indagativamente por sus causas, motivos, o formas de generación. Esencia y apariencia, el primer gran conflicto de la filosofía. La metafísica persiguió el conocimiento con ahínco. El conocimiento era la clave. Cuando se enfrentó a la ética la consideró acción, pero no reflexión.
Pues bien la meta-ética es la ética convertida en conocimiento y por tanto en herramienta para indagar el mundo. De alguna manera es como si a la física del carbono le equiparamos la física del silicio. Incipiente pero equiparable. Hay un mundo ético más allá de la ética que puede estructurar todo el conocimiento y ordenar el mundo. Un mundo del cuidado, de la previsión, de la no agresión, del respeto, del cariño de la solidaridad, del altruismo, de todo eso que la metafísica masculina expulsó de su proyecto. Dijo Eluard que “hay otros mundos pero están en este”. Creo firmemente en ello. Todas esas fórmulas de convivencia entre nosotros y con el mundo están ahí. Solo hace falta entronizarlas como forma de pensamiento. El pensamiento femenino.
El desgarrado. Diciembre 2020.