» 08-03-2021 |
La ley del péndulo es inexorable y cuando, éste se fuerza hacia un extremo -al soltarlo- no se quedará en el centro sino que se desplazará hacia el otro extremo. La física dice que tras un largo pendular, el péndula se quedará en el fiel de la balanza. Pero no será ahora mismo. En otras ocasiones he defendido la paridad (que es irracional-utilitarista porque no da los puestos a los mejores en absoluto, sino por géneros), porque la deuda que tenemos los hombres con las mujeres es impagable. Pero la reflexión de la paridad se realiza dentro de la metafísica que es un sistema de pensamiento masculino para mayor gloria de los hombres. La obra es ingente, pero lo que hay que cambiar es el marco: la metafísica. No existe un pensamiento generalizado estructurado femenino, y no es porque no exista sino porque no cabe dentro del marco general establecido. Haraway, Puig, Rippon (y muchas otras) han establecido un pensamiento femenino, las primeras dentro de la diferencia estructural, y desde la igualdad cognitiva (pero no comportamental) de la segunda. De una u otra manera hay diferencias y no arreglaremos la convivencia hasta que aceptemos la diferencia.
Intuyo los ceños fruncidos. Cada vez que se habla de diferencias se acaba en la dominación, la jerarquización, el dictamen de la inferioridad femenina (¡y con razón, la historia está ahí!). No hablo de esa manera de manipular la diferencia sino del respeto por la diversidad. Ningún hombre es superior a ninguna mujer. La igualdad no es de derechos, oportunidades, respetos. Por lo menos no solo. La igualdad es equiparación como seres humanos, dentro de las diferencias. Es como si solo se quisiera cambiar el vestido pero nadie atendiera a la interioridad, a la estructura. Cualquier manifestación machista es repugnante, ¿pero es lo importante? ¿No estaremos centrándonos en lo llamativo, lo fácilmente denunciable, lo rentable y nos olvidamos de lo esencial. ¿Es importante si los hombres, entre ellos, hablan groseramente de las mujeres dando rienda suelta a una ancestralidad biológica de la que son rehenes? ¿Son pecado los pensamientos, aunque sean compartidos con un colega de grosería sexual?
Eso está ocurriendo con los audios pillados en la gala de los Goya. Los hombres somos unos cerdos, pero solo debería tenérsenos en cuenta si actuamos (no es lo mismo decir puta que usarlas). No se pueden perseguir los pensamientos, ni las conversaciones privadas. Quizás las mujeres deberían concienciarse de cómo somos los hombres. No se puede juzgar lo que no se conoce. Y con ello no quiero decir que los hombres conozcamos mejor a las mujeres. El audio lo muestra a las claras. Nuestro cerebro es aditivo y las partes más antiguas (el sistema límbico) no siempre está de acuerdo con nuestro cerebro social, de los mamíferos: cortex cingulado, o con el lóbulo frontal, relacional y racional que nos hizo humanos. Deberíamos hacer el amor como los erizos venenosos. Con enorme cuidado… y respeto.
Pensadore/as como Arendt, Lyotard, Derrida, Agambem, Rancière son poco esencialistas. Todos apuestan por la heterogeneidad, la imposibilidad de la causalidad lineal, el dogmatismo. En definitiva la existencia de una esencia universal e incambiable que explica el mundo. La ley natural de la que la ley jurídica, política, social, tomará el ejemplo. Rancière (quizás el más radical) afirma la igualdad de las inteligencias, una afirmación de feminismo, pero también de universalidad. ¡Por fin la lucha contra la dominación une a mujeres y a trabajadores! La metafísica se basa en la superioridad del maestro y en la inferioridad del alumno, en una división de la verdad que divide entre los que la poseen y los que son objeto de ella. Se basa en la jerarquía y las principales damnificadas de la jerarquía (sin despreciar a los colonizados, los trabajadores y los altersexuales) son las mujeres. Rancière se identifica con el maestro ignorante, el que puede colaborar pero no puede enseñar. Se le acusa de irresponsabilidad: habla sin dogmatizar y duda de su propia verdad. En una palabra: no nos dice lo que tenemos que hacer. La cognición no puede confundirse con la ética. ¿Cuando los hombres no le han dicho a las mujeres lo que tenían que hacer. ¡Nunca!
Pero las mujeres ya no confían en los hombres. Las han dominado, despreciado e inferiorizado. ¿Por qué deberían confiar? Esta es una tarea que deberemos hacer juntos, pero la brecha se hace cada vez mayor. Es evidente que el ideal de la amazona (la mujer que no necesita hombre) es mucho más real que el gran masturbador (el hombre que no necesita mujer). Quizás no estamos en un problema de derechos sino en algo mucho más serio. La permisividad de los hombres (la metafísica) en aceptar la tibieza de ciertos colectivos (manadas, jueces, policías, políticos) en la defensa (cuando no, animadversión) de las mujeres ha creado un brecha que no para de crecer. La metafísica les dice a los hombres que su superioridad es manifiesta y es para siempre. Para cambiar eso tenemos que arrimar el hombro todos y todas. La metafísica también impregna el cerebro de las madres que educarán de acuerdo con sus premisas. Erradicar el machismo es una labor ingente y común. Estoy d acuerdo en que la culpa es mayormente de los hombres pero esa pequeñísima fracción de responsabilidad que tiene la mujer también juega. Si la biología inventó el amor para funcionalizar la procreación deberíamos pensar que semejante increíble invento se hizo porque las diferencias eran importantes. Importantísimas. Reivindicar es esencial, necesario, imprescindible, pero colaborar es el camino, y no digo colaborar como sumisión. Esta empresa la tenderemos que hacer en plano de igualdad, pero no igualdades nimias, raquíticas o inoperantes. La igualdad total. Y sí, lo sé. Lo difícil será movilizar a los hombres.
El desgarrado. 8 de Marzo 2021.