» 05-09-2022

Señoras y señores 80-12. Metaética y Kant.

He hablado mucho de la metaética como alternativa (femenina) a la metafísica y aunque la he desechado (como deseché la metafísica) Kant me da la oportunidad de rescatarla de nuevo como la metafísica femenina, es decir el más allá, lo trascendente de lo sensible en donde se produce la vida espiritual, la vida que está más allá de lo simplemente físico. No es Kant especialmente espiritualista (como denunció Schopenhauer) pero la palabra metaética aparece en su vocabulario. Lo trascendente, lo suprasensible no es santo de la devoción kantiana. No solo acaba con la metafísica (en cuanto objeto del conocimiento cierto y necesario en su dialéctica trascendental (CRP), sino que su feminismo es absolutamente nulo y llama trascendente a lo “a priori”, a lo que se produce al margen de la experiencia (y por tanto en el entendimiento). Sin embargo, no solo coloca la metafísica como posibilidad de la ética (el “como sí”) sino que plantea una metaética que si no es superior a la metafísica de la razón practica, es por lo menos, igual. En resumen: metafísica (lo que está más allá del fenómeno) y metaética (lo trascendente, lo que atañe al yo trascendental) se ubican en el campo de la ética, fuera del conocimiento cierto y teórico, en la razón práctica, en el campo de la libertad y la racionalidad.

 

La filosofía de Kant se desarrolla en tres campos: conocimiento teórico/metafísica, ética/moral y teleología/estética. En el primero aúna datos sensibles/empíricos y conceptos del entendimiento acabando con la esquizofrenia empirismo/racionalismo. Es el campo de la necesidad en el que los consecuentes siguen a los antecedentes obligatoriamente. Pero está dominado por las pasiones, las inclinaciones y los sentimientos. Pero expulsa de este campo a la metafísica como conocimiento no cierto ni científico. Sitúa el campo de la ética y la moral en la esfera de la libertad y la racionalidad humana, gestionado por las ideas racionales. Y es ahí donde sitúa la metafísica pero no como necesaria sino como posibilidad, como tendencia, “como sí”. Y es también aquí donde sitúa la metaética, lo trascendente de la ética, pero con características propias. Al situarla en la ética (la razón práctica) la dota de libertad (entendida como ausencia de necesariedad) y al margen de la razón teórica. La libertad no puede ser entendida conceptualmente (mediante la razón pura), se alcanza por la razón práctica y es aquí donde se puede plantear (quizás en un abuso de interpretación) una situación feminista.

 

Pero antes vamos a hablar del fenómeno y el noumeno. Ambos se producen en el encuentro de lo sensible y lo inteligible, de la percepción y el entendimiento. Platón aunó a Parménides y Heráclito mediante las ideas o formas. Las apariencias (lo sensible) y las esencias (lo inteligible, el en sí). La pareja apariencia/esencia se transforma en Kant en la pareja aparición/sentido. Para evitar suspicacias de idealismo, Kant expulsa al noumeno del conocimiento científico o cierto. El noumeno es inalcanzable por el entendimiento, es algo que está ahí pero es imposible de conseguir. El fenómeno se aproxima a lo sensible, lo perceptible, la intuición sensible; el noumeno corresponde a lo cierto no perceptible, lo inteligible, algo que reside en el entendimiento y el concepto. Paro la pareja fenomeno/noumeno no solo aparece en la razón teórica como lo sensible y lo inteligible. Se amplía a la razón práctica -frente a la razón teórica- identificando el fenómeno con esta última (el conocimiento) mientras el noumeno sería la razón libre de la razón práctica (la ética/moral). Ambas: metafísica y metaética son emanaciones, posibilidades que se abren en la razón práctica. No son conocimiento científico sino posibilidades (tendencias) que se abren en el campo de la razón práctica y que no son ni necesarias ni universales. La religión es una consecuencia de la ética (la razón práctica) y, en absoluto, su causa.

 

Es en esta situación de libertad, de no necesariedad, de no universalidad, de tendencias y posibilidades que podemos distinguir una metafísica masculina (analítica) de una metaética femenina (sintética). Gómez Pin lo expresa con rotundidad en su libro: “Kant”: “Kant admite que la necesidad de concebirse uno mismo como sujeto de libertad en tanto que noumeno y, al mismo tiempo, como fenómeno inserto en la férrea causalidad del mundo natural es paradójica. Y concluye que si bien el hecho de la libertad moral no es comprensible, puesto que pertenece al mundo nouménico de las cosas en sí, inaccesible para el entendimiento, sí es comprensible  -por esto mismo- su incomprensibilidad sin fondo: aquí la reflexión filosófica alcanza un límite de la razón humana” Y continúa “Esta libertad en que se funda la moralidad es incognoscible en un plano teórico, porque su naturaleza nouménica no admite que se le impongan conceptos, pero sí es accesible para la razón práctica, que entra de modo no conceptual en la realidad trascendental de la libertad a través del ejercicio de la propia libertad, es decir de la moralidad” (Gómez Pin 2015, 106).

 

El hombre (metafísico) accede a la realidad a través de conceptos (analítica) aplicados a los datos sensibles, lo que le procura un conocimiento “científico” (Razón pura o teórica) de aquella realidad. La mujer (metaética) accede a la realidad de modo no conceptual (sintético) a través del ejercicio de la propia libertad (razón práctica o ética). Porque la moralidad se funda en la libertad (la no necesariedad) pero resulta inaccesible por ser nouménica (no admite que se le apliquen conceptos, no es accesible por el entendimiento). Sin embargo sí es accesible para la razón práctica (en un ejercicio de metaética) a través del ejercicio de la propia libertad. De esta manera cobra una inusitada relevancia la afirmación de Despentes (“Feminismo King Kong”) de que el feminismo no es igualdad sino libertad. ¿Quiere esto decir que los hombres no pueden acceder a la metaética y las mujeres no pueden hacerlo a la metafísica? No. Recordemos que estamos en una esfera de posibilidades y tendencias no universales. Ambos pueden acceder a todo pero la tendencia, lo más posible es que sigan el camino más significativo para su género… sin que sea determinante.

 

El desgarrado. Septiembre 2022.




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