» 12-08-2022

Señoras y señores 89. ¿Es la pareja la mejor manera de convivir?

Damos por sentado que la convivencia en pareja es tan difícil que raramente supera los siete años. La pregunta es ¿con qué la comparamos? No se sabe de ninguna pareja de compañeros de piso que haya aguantado siete años (quizás por eso las carreras universitarias son de cuatro a seis años). Raramente los grupos musicales aguantan más de ese límite y eso que sus intereses económicos son cuantiosos. Si un deportista aguanta más es porque todos sus compañeros se han ido. Solo se me ocurre las comunidades religiosas pero no se puede obviar que en muchas el silencio es obligatorio. Las comunidades más o menos libertarias, han acabado a menudo en tangana. Por supuesto no hablaré ni de la vecindad ni de las comunidades de vecinos. He tenido en casa (vivo solo) a un amigo durante una semana y hemos estado al borde del amiguicidio. Es evidente que las parejas tienen mala prensa, pero ¿es así?

 

Primero definiré pareja: unión por tiempo indeterminado basada en el amor. No definiré amor. Que cada cual se apañe. El amor de los padres hacia los hijos de los enamorados (hetero o altersexuales), de los abuelos hacia los nietos, de los hermanos… Tiene que ver con la familia sea esta anterior o posterior a la unión. Dicen los manuales que cuando interviene el amor las fases de la convivencia se separan nítidamente: amor-pasión, amor-amor, amor-cariño, desamor. En total siete años. No es lo mismo con los padres con los hijos, que ya se sabe que es hasta la muerte. Por lo visto es un imperativo biológico. Otros amores familiares son duraderos pero no incondicionales. Las herencias van muy bien para disolverlos. En fin. Hay muchas uniones pero ninguna (excepto la de padres a hijos) es imperecedera.

 

No es difícil adivinar las razones para estas uniones efímeras. La individualidad y la igualdad hacen estragos en las uniones. Cada cual ve el mundo por su agujerito y lo normal es que no coincida con el del otro. Mientras la mujer estuvo absolutamente dominada por el hombre, el sometimiento (socialmente sancionado) actuaba de pegamento. Ahora que el sometimiento sigue, pero la mujer ha obtenido ciertas parcelas de individualidad (Trabajo fuera de casa, sus propios amigos, independencia, leyes, etc.) las cosas han cambiado. Y no quiero decir que es la liberación de la mujer lo que acorta las uniones sino que el enfrentamiento de egos es inconciliable. Evidentemente esos egos deben ser lidiados por cada uno y no exclusivamente por la mujer como ha sucedido históricamente. Durante la primera fase la mujer procura la comunión, la igualdad de objetivos y sentimientos, la fusión. El hombre es más celoso de su independencia y pretende que esa fusión total no se produzca (cuando no, la impone). Conserva amigos, deportes, escarceos, putas, separación del trabajo de la vida conyugal, etc. Enfrenta la fusión como que la mujer sea un calco del hombre sin aproximarse ni lo más mínimo. Pero esta fase de pasión (casi siempre cuando han aparecido los hijos) da paso a una fase de amor-amor en la que la madre se entrega a los hijos y el padre al trabajo, eso si, para que su familia viva de la mejor manera imaginable. Es una fase mixta sexo/cariño. Puede durar muchos años… si el amor pasión hacia terceros no hace su aparición.

 

El desamor nace de la frustración, de la mujer por las infidelidades (traiciones) y del hombre por su situación subsidiaria frente a los hijos. Aunque ambas cosas tengan mucho que ver. Pero también de la frustración de la vida, del trabajo, de los amigos perdidos, etc. En cualquier caso parece que la solución es volver a empezar. Pero antes de que llegue el desamor la convivencia es razonablemente pacífica. Se comparten los momentos que unen y se obvian los que separan. Cada uno tiene un mundo propio además del común. Pues bien esta situación de “convivencia” es imposible si no media el amor. Diré más: la pareja amorosa es el mejor medio de convivencia que existe con gran diferencia con las demás. La idea de que la convivencia amorosa es un fracaso es un bluff. La convivencia amorosa es la líder indiscutible de las convivencias de sujetos no unidos por vínculos sanguíneos. Si usted se quiere separar hágalo pero solo podrá aspirar a repetir la experiencia temporal. Bien es cierto que existen las mujeres: “descanso del guerrero” que aceptan la dominación con alegría o el hombre feminista especialmente considerado con la mujer. En estos casos, otras experiencias pueden ser más duraderas, pero con similares características caractereológicas la duración será la misma.

 

La convivencia es muy difícil (sobre todo en igualdad) pero eso no quita que sea la vencedora de esa carrera de obstáculos que es convivir. No nos lamentemos de que la convivencia de pareja es corta. En la mayoría de los  casos un poco de convivencia es mucho, como un poco de democracia es mucho. Quizás deberemos acostumbrarnos a situaciones de mínimos y no de máxima eficiencia. El desarrollismo se ha acabado. El planeta se consume. El progreso era una trampa. La convivencia no es una excepción en este mundo de rebajas. Habrá que acostumbrarse a plantearse metas menos ambiciosas, más asequibles. Siete años es una meta razonable.

 

El desgarrado. Agosto 2022.




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