Podríamos preguntarnos por qué el palacio es un dispositivo especialmente representativo de la arquitectura cuando es una construcción absolutamente elitista. El palacio es un modelo. El modelo del poder. En la teoría del micropoder de Foucault todos ejercemos el poder, luego, todos necesitamos un palacio, aunque solo sea mental. Un palacio no es una residencia. Es el símbolo del poder. No es un dispositivo de confort. El confort se consigue mediante la servidumbre. Durante siglos a nadie se le ocurrió que ciertos automatismos como el agua corriente o las alcantarillas fueran necesarios teniendo servidumbre que los sustituyera. La dominación hizo olvidar los logros de la civilización del Indo o de los romanos. El perfume fue una forma de evitar los malos olores corporales de taparlos.… porque la higiene no era una prioridad, En el SXVIII francés, las reinas parían en público y los reyes cagaban mientras impartían justicia. La intimidad es un invento recientísimo. El poder que representa cabalmente al palacio es el poder soberano, tal como lo plantea Foucault.

El poder soberano es la facultad sobre la vida, es decir “hacer morir, dejar vivir”. El poder soberano es un poder que se hace ver, y que se aplica mediante la tortura. Apabulla con su presencia, domina por la imagen. Cuando la soberanía tuvo que luchar contra el poder religioso tuvo que revestirse  del mismo apoyo que tenía aquel. La procedencia divina. Todos los reyes lo fueron porque dios así lo quería, por la gracia de dios. De ninguna otra manera podrían haber arrebatado el poder a los sacerdotes… a pesar de poseer las armas. Y evidentemente el modelo de construcción arquitectónica fue el templo… pero sin sus limitaciones. En vez de a mayor gloria de Dios lo fue a mayor gloria del soberano. Incluso representación del estado. El palacio es una representación del poder. Solo puede ser enorme, magnífico, inigualable. En resumidas cuentas: desmesurado. La palabra palacete no nos habla de palacios nos habla de imitaciones. Todavía, hoy en día, la sede del poder es el palacio En Catalunya la sede de la Generalitat es el Palau.

Y también heredó los almacenes, las murallas, el vasallaje. Hubo que sustituir la servidumbre voluntaria por la servidumbre electiva (sin elecciones, por supuesto). Todo lo que el templo había inventado con tan buenos resultados. De hecho el modelo económico del soberano fue el de los sacerdotes del templo. Hubo que cambiarle el nombre a los diezmos y a las primicias, que, tras diversas alternativas,  finalmente (en el SXX) se convertirían en los impuestos. El modelo teocrático era demasiado bueno. Pero mientras el soberano necesitaba el dinero para la guerra… los sacerdotes también. Solo hay que atender al modelo que la Iglesia católica impuso. La cruz y la espada eran el mismo símbolo y el mismo contenido. Lo importante para este estudio es que ambos son pura apariencia. La mirada se dirige desde el pueblo hacia el poder. El pueblo no existe. Puede (ad)mirar pero no protagonizar. Eso cambiará radicalmente cuando el pueblo se convierta en sospechoso y haya que vigilarlo. La mirada girará 180 grados.

La narración (descriptiva) de los palacios está en la historia, en la geografía y en el turismo… y en la historia de la arquitectura. Hoy en día, en los medios de comunicación que retratan la magnificencia, el boato, pero no el poder crudo, la dominación y la iniquidad. No es lo que nos interesa destacar. Cada señor feudal, cada cacique tuvo su castillo o su palacio. La geografía de los castillos y los palacios es la geografía del poder. Hoy, en tiempos de micropoder, cada casa es un castillo. El hogar se ha convertido en un núcleo de poder (micropoder). Solo hace falta ver esos programas de “esta es mi casa” para comprobarlo. Esa transformación coincide con la transformación del hombre en soberano de sí mismo y por tanto, de su casa en un castillo. Pero esa es otra historia.

El desgarrado. Abril 2020.