» 26-05-2020

Visto y oído 48. Manuel Alejandro. TV2. “Imprescindibles”.

Compositor jerezano de los grandes éxitos de Rocío Jurado, Jeanette, Raphael, Julio Iglesias, Enmanuel, José José, Luis Miguel, el Puma, Pantoja, incluso Nino Bravo y J. L. Perales, pianista admirador de los clásicos y poeta erótico poco dado a la exposición al público y de discreta vida privada, es considerado por muchos como el compositor pop más importante de España. El documental nos lo expone por su propia voz y por la de sus artistas, con la curiosa intervención de Alejandro Sanz que nunca cantó ninguna de sus canciones pero que resulta ser su ahijado. Cumple 86 años.

 

Pero lo que me llama la atención son cosas que solo marginalmente salen en la entrevista y en su biografía. En primer lugar el egocentrismo de sus canciones en las que la palabra más repetida es “yo”. Canciones de amor con tanto “yo” son extrañas. Da la impresión que el amor es cosa de dos pero, no. Para Alejandro el amor es cosa de uno y el otro no es más que un reflejo de su propia megalomanía. La canción “Como yo te amo” repite el “yo”, en un ejercicio solipsista reiterado, en el que solo subsiste ese “yo” que todo lo barre. “Yo soy aquel” tampoco es manca en la misión de ensalzar el yo. “Amores solos” narra una masturbación en la playa que la Jurado cantó con total desparpajo. Para qué decir que la masturbación es la muestra suprema de amor propio. Otras muchas canciones nos muestran el amor (y el desamor) en primera persona… así como la desmesura de ese amor.

 

Su segunda esposa se resistió continuadamente a su cortejo (todavía estaba casado con la primera) lo que de nada le sirvió porque Alejandró no cejó nunca hasta que la conquistó. Otro rasgo de egocentrismo (no aceptar un no) al que podríamos añadir el de su resistencia ante cualquier crítica o intento de modificación de sus composiciones. Todo artista debe ser obligatoriamente egocentrista. ¿Qué hubiera pasado si Picasso hubiera hecho caso a sus críticos y hubiera abandonado el cubismo? por lo que aquí expongo no es una censura sino la presencia de un rasgo de carácter típico del genio. Incluso su resistencia a encontrarse con su ahijado podría entenderse como celos profesionales que él mismo disfraza de respeto hacia la obra del otro Alejandro, llamado así precisamente por su nombre.

 

Otra de las características es el enorme parecido físico de Raphael, Julio Iglesias, Emmanuel… en su juventud. Que un artista sea sensible a la belleza -y en este caso a un determinado tipo de belleza- no es raro. La sensibilidad es común en los genios y no solo en una determinada dirección artística. Alejandro era un dandy que vestía exquisitamente, con un punto de extravagancia que hubiera hecho asentir a lord Brummel. Todo ello podría hacer pensar en una homosexualidad o bisexualidad que desmienten sus dos compañeras de por vida. Su afirmación de que Iglesias no es un conquistador no deja de ser chocante.

 

La mayoría de vosotros pensaréis que pertenece a un tipo de canción que no os interesa en absoluto: tonadillas eróticas para folclóricas y folclóricos, pero también es cierto que sus composiciones tienen una grandeza épica -quizás consecuencia de su egocentrismo- y, a ratos un intimismo, que le permitió salirse del cliché folclórico hacia el campo pacífico de la balada. Quizás esa épica hubiera estado mejor en el cine que en los escenarios, pero sus intervenciones en el cine no pudieron tener la grandeza que sin duda era capaz de desarrollar. De todas formas no está de más recordar que no existe música antigua o moderna, de cine o de escenario, bolero o rock and roll, sino simplemente música buena y música mala y Alejandro ya pertenece a su historia. A mi no me gusta pero eso pertenece a mi historia, no a la suya.

 

El desgarrado. Mayo 2020.




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