» 06-07-2020 |
“First blood”, 1982, dirigida por Ted Kotcheff. No estamos hablando de una película reciente pero reúne una serie de requisitos que me han impelido a revisitarla tantos años después. Para empezar es la primera aparición de Rambo en la gran pantalla y sin ninguna duda la mejor. Todo lo que siguió después fue patriotismo y efectos especiales. En segundo lugar es una película con una factura impecable. Además podemos añadir que trata un tema polémico: la reinserción de los veteranos del Vietnam en la sociedad americana, tras una década de manifestaciones en contra de la guerra. ¿Cómo se te queda la cara cuando regresas a tu país, dejando sin acabar una guerra que crees que podías ganar y te encuentras que tus compatriotas te rechazan como si lo de la guerra hubiera sido idea tuya? Pero hay más, como el racismo de la América profunda, el machismo de los policías, la proliferación de armas (incluidas las armas humanas: tipos entrenados para matear sin hacer preguntas), el poder local y el poder militar… Lo que no hay es mujeres que, por una vez se libran de toda esta mierda.
Rambo es una máquina de matar. Tiene un dispositivo de desactivación que salta cuando las cosas llegan demasiado lejos. Y aquí llegan demasiado lejos. Rambo llora y Rambo se entrega. Rambo es bueno. Es evidente que lo único que puede hacer la justicia con él es apiolarlo, pero eso nos lo deja el director para nosotros (la continuación de la serie con un Rambo patriota, de la otra especie, matando a los enemigos de ¡América! demuestra que tampoco existe la justicia). Rambo es un pobre asesino experto no por vocación sino porque (como tantas veces) la vida te ha conducido hasta ese punto. Por una vez la traducción del título está bien. Si acorralas a una máquina de matar solo puedes morir. Casi podríamos decir que todos son hijoputas menos Rambo. Rambo es un arma, una de esas armas que la 5ª enmienda permite que compren, porten y usen todos los americanos. Pero un arma letal.
La guerra de Vietnam fue una cagada (todas las guerras lo son). Pero no fue una cagada de los soldados sino de los políticos y los mandos. Si se drogaban o se cagaban de miedo va, de suyo, en la condición humana. Los que parecían drogados y cagados -además de ser imbéciles- eran los mandos. Desgraciadamente las películas nos han transmitido más mierda en el lado de los soldados (excepto quizás Apocalylse Now) que de los mandos. Y no siempre porque los directores (solo los grandes directores se atrevieron: El cazador (Cimino), Plattom (Stone), Full metal jacket (Kubrick), no lo trataran con mimo. Pero tendemos a quedarnos con los detalles. La reintegración en la sociedad fue traumática (Nacido el 4/07 es otro ejemplo). La mayoría de las veces se trata como tema secundario pero las películas que lo reflejan son múltiples. La vergüenza de los americanos (tal como se llaman ellos) fue superior a su justicia. Aquellas máquinas de matar, drogados, mutilados y vagos no fueron reconocidos como los chicos que defendieron América.
Si a eso añadimos el habitual racismo de la América profunda nos sale “Acorralado”. Los soldados están bien para defender la sociedad pero no para regresar y menos para pedir un reconocimiento. Esta es una de los más oscuros episodios de la, ya de por sí, oscura historia americana. La solución se produce en la ficción de las películas que siguieron a esta: Rambo es un patriota que se dedica a matar a enemigos de la patria. Fuera de la patria, evidentemente. No solo crearon máquinas de matar sino que no sabían desactivarlas. ¿Podemos pensar que con los misiles nucleares lo saben hacer mejor? Lo dudo. Y más si pones a un payaso al frente.
El desgarrado. Julio 2020