» 14-10-2020

Visto y oído 57. “Genius: Einstein” Amazon Prime. Serie de 10 capítulos. National geografic.

Lo primero sorprendente de esta miniserie es q ue no tiene director. La produce (o ampara) National Geografic pero no destaca el director por ningún sitio. Y es evidente que alguien ha diseñado el producto. Hace ya tiempo que los directores están de capa caída. Ridley Scott se refugia últimamente en la producción “desdeñando” la dirección. Los ideadores (“creadores”) de las series han tomado poco a poco el lugar del director como si el cine de TV pretendiera escindir su producto en dos claras tendencias: el cine de director y el cine de creador-ideador. Pues bien, lo que quiero enfatizar es que no estamos ante un producto de productor o de creador-ideador. Estamos ante un producto de director y me explicaré. Aunque bien podríamos entender que si Einstein no es el director de su tiempo sino que fue zarandeado por los vientos de la historia, no sería justo que el director de su propio biopic destacara por encima de su glosado. ¡Justicia poética!

 

Los biopics son siempre sesgados. No tendría sentido levantar un monumento al alguien para denostarlo. Se acentúan los rasgos épicos y se escamotean los mezquinos. La música es épica. El biopic está emparentado con la epopeya y la épica más que con el drama y la novela. Los toquecitos de novela son siempre bienvenidos: un rasgo humano, un sueño perseguido, incluso un poco de humanidad proporciona siempre momentos dramáticos de gran efecto. No es el caso. La miniserie es atravesada en toda su extensión por tramas transversales de gran importancia en el SXX: el género, el fascismo, el belicismo, la política sucia, el gremialismo científico, la moral imperante, el sicoanálisis. Y no precisamente para favorecer la imagen del genio. De alguna manera se trata de destacar que: genio es genio y no estereotipo de gran hombre sin fisuras.

 

Siempre he admirado el cine que se acerca a la vida. Por ejemplo el de Ridley Scott. En sus películas el bien y el mal son difíciles de distinguir (como estereotipos, quiero decir), al revés que el cine de ese gran moralista que es Spilberg. Creo que el antecedente natural de Scott es Huston lo que hace que sus películas envejezcan considerablemente mejor que lo hacen las de Spilberg. Scott hace obras maestras (Blade runner, Alien, Thelma y Louise, The good wife) y Spilberg hace best sellers, lo que no quiere decir que sea un mal director sino que ve el mundo por un agujero. El mundo es cada vez menos moralista y eso, que le pasa factura a Spilberg, se convierte en ventaja para Scott. Pues bien, esta serie que analizo es hija del cine de Scott y aliena al de Spilberg. La genialidad de Einstein se construye de sus sueños, de su escasa practicidad, de su inflamable corazón, de sus muchas veces emburruñadas ideas sobre la moral, la religión, el pacifismo, y probablemente de sus errores. Lo que no quita brillo, ni mucho menos, a su enorme genialidad. Simplemente no la sesga hacia el triunfo del bien sobre el mal.

 

La denuncia del trato que se da a las mujeres científicas es contundente, pero no por ello son víctimas inocentes o bondad en estado puro. También las víctimas tienen su lado oscuro. Tanto Mileva como Marie muestran su lado

humano en el sentido de imperfecto, vulnerable, débil. Lo que no se pone en duda es la contribución de la primera a los cuatro fundamentales artículos de Einstein de 1905 merecedores cada uno de ellos de un premio Nobel. Porque el premio Nobel tampoco es inocente y se debate entre las consideraciones académicas y políticas. El belicismo se opone al pacifismo pero no como el mal al bien. Los matices son innumerables y en la causa del pacifismo se mezclan los intereses de raza o de religión. El sionismo está presente en la serie y no siempre en el mismo sentido, como tampoco lo está el pacifismo. Einstein apoya el desarrollo de la bomba atómica aunque después se oponga. La propia moral es objeto de estos vaivenes morales. Einstein no cree en la fidelidad monogámica y ejerce de ello. Mileva le castigará con su negativa al divorcio cuando Einstein pretende rehacer su vida.

 

Otro de los aspectos que se destaca es la inserción del genio en la ciencia de su época. Cómo dijo newton en uno de sus escasísimos momentos de humildad: 2A hombros de gigantes”. Si bien la originalidad de Einstein es subrayada desde su curiosidad a sus peculiares experimentos mentales (aunque se omiten sus carencias matemáticas solventadas por Grossman y Basso) no se omite su pertenencia a una ciencia que se desarrolla en conjunto. Se habla de la competencia con Hilbert, pero no de la de Poincaré. Ni siquiera se trata -como han hecho algunos autores- de la influencia que tuvo en su reflexión el proyecto de coordinación de los relojes europeos por causa del ferrocarril. Su obstinación y su desprecio por la ciencia que no se ajusta a sus ideas, se compensa con su generosidad a la hora de reconocer los méritos de sus colegas. La ciencia estaba madura para adentrarse en la relatividad y fue a Einstein a quien cupo la gloria de dar el paso.

 

Me parece de especial relevancia el retrato de dos caracteres pertenecientes a las dos facciones que se enfrentan en la segunda guerra mundial: el científico nazi (reciclado a político) Lerden, y el burócrata americano (reciclado a moralista) Hoover. Podría parecer que como meros comparsas de la historia no necesitaban la relevancia que se les da, pero la disposición en espejo de sus insensateces retrata de forma contundente los modos antidemócratas, déspotas y ruines de ambas facciones en conflicto. Tampoco en política el bien y el mal están bien definidos. Como ejemplo de la banalidad del mal que defendiera Arendt, el científico Haber da el contrapunto a la sensatez científica mostrando como se puede esperar de los científicos tanto la vida (la síntesis del nitrógeno

para abonos) como la muerte (la guerra química de los gases venenosos). Insensatez que ella retrató magníficamente en el relato del juicio de Eisman.

 

En fin. El retrato de una época -la primera mitad del siglo XX- apasionante y apasionada interpretada por unos actores de la historia igualmente apasionados. La parte científica es tratada de forma intituitiva y gráfica en un tema cuya divulgación sigue siendo difícil más de un siglo después de su aparición. Más que la historia (agiografía) de un genio, es la historia de una época de la que somos hijos y herederos: la liberación de la mujer, el cambio de las costumbres, el sionismo, el pacifismo, el belicismo, el fascismo, el gremialismo científico, la tergiversación de la democracia. En una palabra la continuación de la dominación por otros medios. No hubiera estado de más que se nos mostrara, en su estancia en Princenton, la amistad de Eisntein y Gödel, pues si el primero unificó espacio y tiempo, masa y energía en una sola dimensión y un solo concepto, el segundo, con su teorema de incompletitud estableció que no se puede demostrar la verdad de un sistema desde dentro del mismo. Es decir, el sistema de la ciencia no es ni puede ser completo. Mientras el primero trató en vano de unificar la ciencia, el segundo mostró la imposibilidad de tal empeño. Su encuentro cierra el círculo de la ciencia en el SXX. Después solo nos quedará la posmodernidad.

 

El desgarrado. Octubre de 2020.




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