» 25-01-2022

Visto y oído 66. La resistencia.

“La resistencia” es un talk show, es decir un formato de mesita, sofá y eventualmente música en el que fundamentalmente se hacen entrevistas. El formato está fosilizado y las novedades son escasísimas. No es el caso. La resistencia ofrece múltiples innovaciones. Vamos a verlo.

 

1) El guión se nos presenta como si fuera un ensayo de un futuro programa que sin embargo es ese ensayo. El presentador (Broncano) pacta con el invitado si hacen promoción, si improvisan una performance, si quiere ver un vídeo alusivo, los defectos de la documentación, hablan de cosas personales muchas veces íntimas, etc. Ese formato propicia que los invitados estén muy sueltos y que la entrevista (informal) sea muy fresca. Entre los invitados el segmento juvenil es mayoritario (aunque no exclusivo) y la música es más reguetón que otra cosa. El escenario es el escenario de un teatro… porque es un teatro.

 

2) Los músicos, Castiella y Grisson, son parte integrante de las entrevistas interrumpiendo cuando quieren y luciendo un humor envidiable. Grisson lleva la batería en la boca (virtual). Además, el otro, es el director por lo que los detalles del programa en vez de hablarlos por el pinganillo se exponen a la vista y el oído del público. La realización es dialogada y el presentador se dirige a los documentalistas o el realizador directamente pidiéndoles lo que necesita. Además las imágenes son retocadas rotulando cosas alusivas a la marcha del programa.

 

3) El lenguaje es desenfadado (soez, a ratos). Se llama al coño, coño y a la polla, polla y esa libertad influye en el desparpajo de los invitados. Podríamos decir que es lenguaje “natural”, cotidiano, tal como se produce en la calle. Se habla de drogas continuamente sobre todo Grisson. El guiño a los jóvenes vuelve a ser evidente. Además del presentador y los músicos hay un acomodador de micros que también interviene en los diálogos, lo mismo que el regidor. El realizador también manda mensajes tipográficos a través de la pantalla de los vídeos, participando de la juerga. Las puyas a los ausentes son habituales (Osborne, Leal, Bosé…)

 

4) El público es parte del espectáculo. El presentador los interpela y les da voz. Incluso existe un palco privilegiado (una piscina de bolas) en la que se sitúa a un, asimismo, privilegiado espectador. Pero también interrumpen cuando quieren. Tanto los espectadores como los invitados traen regalos al presentador que se convierten en parte importante del show y que se amontonan -programa a programa- en la mesa y en el decorado.

 

5) El decorado es barroco, grafitis, esculturas, con elementos emergentes como fuentes, jardines, pompas de jabón etc. pero todo desde el cutrerío (Rastrero). Un escenario de geometría variable. El sofá es el gran damnificado porque hay licencia para ensañarse con él. La mesa del presentador es vetusta y grafiteada. Ni tan siquiera la posición de los invitados: erecta o sedente, está determinada previamente, dando lugar a divertidos bailes. El baile improvisado es parte de la escenografía.

 

6) El presentador inicia con un “monólogo” en el que comenta noticias de actualidad en clave de humor. Su estilo titubeante y de ingenio rápido es estimulante. Un colaborador (Ponce) hace una performance dialogada con el presentador. También Candela Peña colabora en las performances en una posición ambigua entre invitada y residente.

 

En resumen una estimulante innovación de un formato que ya se empieza a caer de viejo. La publicidad es inexistente por lo que cabe pensar que el programa es una pantalla de publicidad, en sí mismo, para las producciones y la propia promotora: Movistar. El Terrat de Buenfuente interviene en la producción. Os puede gustar o no, pero su originalidad no está en duda. Se emite 24 horas.

 

El desgarrado. Enero 2022.




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