» 09-10-2023

Visto y oído 71. “Urban” Prime video. Miniserie.

Veo esta miniserie de Prime alrededor de la música, que para resumir llamaré raeggeton, como una fusión de ritmos caribeños (raegge) y hip hop/rap (música recitada). En España (en Málaga donde transcurre la serie) esta música se ha fundido a su vez con la música andaluza (flamenca sería abusar del lenguaje). Se caracteriza por sus temas : droga, violencia, amistad, amor o sexo, una forma agresiva, redundante y machacona de rimar el verso, letras fuertes y de contenido explícito. La palabra raeggetón (acrónico de raegge y maratón) no se dice ni una sola vez en la serie. La música es el hilo conductor para hablarnos de una generación raeggeton, enfrentándose a un mundo extraño, y su desorientación/determinación para/por salir adelante. Lo más característico de ella es su desconfianza hacia los modelos tradicionales hasta el punto de preferir reinventar el mundo (con los consiguientes errores y desengaños) que amoldarse a sus normas… lo que no los diferencia mucho, salvando las distancias, de cualquier otra generación (incluida la de sus padres o abuelos). A partir de aquí historias de amor al margen de la heteronormatividad, sueños de triunfo (reconocimiento), de amistad, con unos personajes que cagan nata de buenos que son. El dinero es prácticamente inexistente y las drogas están reducidas al mínimo. El feminismo (si así se le puede llamar a una guerra personal en clave de violencia y agresión) es individual y directo. El pasotismo es solo aparente.

 

Las historias de amor son las de siempre (chico/a encuentra a chica/o, pierde chico/a y… final abierto). Con esto os hago un espoiler del sentido del film pero no de sus recovecos. En esta generación el sexo ya no es el oscuro objeto de deseo y el amor está muy por encima, es de suponer que, de acuerdo con la etiqueta de autenticidad por ellos autoimpuesta. Las parejas son fuertemente antiheteronormativas… sucesivas. Destaca -por su anonidad- la guía turística que existe al margen del sexo (y que es la única con un trabajo “como Dios manda”. Su imagen bajo un paraguas que la protege de algo más que del sol es significativa. Las mujeres son fuertes y los hombres sensibles y tiernos hasta el cliché. Las relaciones que se ven son  fuertemente antimachistas (para lo que ha dado fama al raeggeton) pues el machismo queda relegado a la guerra de los sexos (los enfrentamientos entre ambos es violento y profundamente agresivo tanto en la música como en la vida). Hasta el punto que ninguna mujer es tildada de “puta”. El sello capitalista -aunque reorientado- es inequívoco y todos aspiran a triunfar, integrarse e incluso seguir los estereotipos (matrimonio, hijos, aburguesamiento) aún cuando los nieguen radicalmente en el lenguaje: “Dios mío, hablo como mi madre; ¿qué, somos: novios?; ¿me hablas de matrimonio? Las posiciones ante la música en sus vidas son también variadas: lo primero, lo segundo, de fin de semana…

 

Los tres protagonistas establecen un triángulo perfecto (sucesivo) en una promiscuidad que es norma. De hecho solo uno de la peña parece resentirse de sus efectos, pero solo hasta que reconoce que los cuernos son vida. La autenticidad es la norma y los sentimientos son entonces, fundamentales. Las figuras adultas (todas femeninas) desempeñan su papel de contraste y su anclaje en los estereotipos burgueses… incluida la cordura. En la música todo el mundo es bueno excepto el representante, que es retratado como una sabandija aunque, al final, también es rescatado por los guionistas. El marco de todos estos quehaceres es Málaga, el barrio marinero y la playa. El alcohol tiene su protagonismo, de mayor importancia que las drogas. Las resacas, los botellones y las vomitonas son habituales e incluso una de las protagonistas se puede tildar de alcohólica. Las clases sociales están presentes en los muy distintos orígenes de las protagonistas: la una pija y la otra obrera, cosa que parece no preocuparles en absoluto (salvo por el tema del automóvil, que sí es puesto de relieve). El tema de la hermandad (ambas protagonistas están colgadas de sus hermanos) tiene una presencia determinante cuando era de esperar una mayor presencia de la sororidad feminista. Aún así el vínculo -más afectivo que sexual entre las protagonistas- se aproxima más al coleguismo que al amor. 

 

En definitiva una serie sin argumento (en resumidas cuentas no pasa nada) construida sobre los caracteres y las vicisitudes vitales de los protagonistas y acompañantes. Una loa a la música que reivindica el valor del raeggeton por sobre de los estereotipos habituales, que lo condenan a la anécdota de lo que no tiene ni música, ni letra… aunque al adjudicarle personalismo sensible se acerca más al deseo que a la realidad… lo que tampoco es novedad puesto que la música siempre ha sido la bandera generacional de la modernidad. Y creo que lo consigue porque desde mi atalaya de la edad me ha acercado a un mundo al que es fácil denostar y que sin embargo, posee como todo, su alma y su valor. El final abierto, de unos hacia la libertad y de otros hacia la integración burguesa permitirá (el público decidirá) futuras entregas. La generación raeggeton, ya está aquí.

 

El desgarrado. Octubre 2023

 




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