Alicia la protagonista se encuentra en una lucha dramática con el mundo audiovisual contemporáneo, dejando de ser una mártir de los medios para llegar a conclusiones profundas a través del sufrimiento y la liberación.

En el transcurso de la obra vemos representada la belleza y la destrucción como almas gemelas y la investigación como medio de obra artística en sí misma. Esto produce en Alicia cierta frustración, al quedar atrapada en un laberinto de pensamientos sin verdades ni respuestas absolutas.

Alicia se siente un sueño de ella misma y decide tomar un rol activo en la creación,  eso la desorienta y la lleva hacia la  locura y una obra que acaba teniendo vida propia.

 

En esta pieza se llega a un discurso plástico absoluto y a una narrativa muy ligada a la música,  para recrear un mundo interior de cambios, desestructuraciones y verdades desnudas,  como metáfora del arte como destrucción positiva hacia la renovación y un compromiso hacía el mundo que nos toca vivir y representar.