Hay ausencias que no molestan.
Otras, vienen impuestas.
Nos marcan el ritmo y las carencias.
Reinventarnos constantemente.
Buscarnos en un círculo íntimo.
Aunque sea en una pequeña área austera.
Debería depender de uno mismo el prosperar. Y no de otros.
No es fácil omitir una influencia.
Dedicar el tiempo a lo que uno quiera
y no vivir una parábola impuesta
de vértigo, efectos y secuelas.
Persistir en los deseos
hacer maleable la ausencia.