» 2021-10-27 |
Reflexiones tipográficas 260. La destrucción de las instituciones democráticas (a manos de los políticos).
Como sabemos, la vida de un político gira alrededor de su culo. En primer lugar salvar su culo, lo que implica la legislación “ad hoc” para evitar cualquier responsabilidad, las diversas prebendas para evitar los juicios o paliar sus efectos (como el aforamiento, el indulto, la amnistía, la prescripción), y ya fuera de lo legal: la corrupción de la separación de poderes consiguiendo jueces absolutamente alineados con los intereses del partido, la corrupción de los medios de comunicación mediante el alineamiento de periodistas y el control de las plataformas de información, y -por supuesto- la compra de voluntades (Madrid, Murcia). La segunda estrategia es colocar el culo en la más mullida poltrona. La política es una profesión permanente por lo que hay que proveer puestos de trabajo para los periodos de “interregno”, desde instituciones inoperantes como las Diputaciones, los consejos comarcales, las cámaras de comercio, la administración gremial, etc. hasta los chiringuitos como el Instituto del español, los asesores políticos, las comisiones de investigación, etc. En tercer lugar, el culo de los demás se convierte en objetivo al que dar por… para destruir a los opositores convertidos en enemigos a los que hay que someter al descrédito y la intoxicación, y a los ciudadanos en general que viven por encima de sus posibilidades, no saben votar, han inventado la economía sumergida y han perdido cualquier afección por la política. Por último es importante “cagar nata” por lo que los mejores manjares, caldos, y el confort más excesivo es necesario para limpiar esa imagen del político cagón, cuya preparación no da para que pueda ejercer, ni siquiera medianamente, su cargo.
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