» 26-03-2020 |
Existen muchas razones para desobedecer las directrices del gobierno sobre el coranavirus. Los medio machacan a los ciudadanos por irresponsables y descerebrados pero la respuesta ciudadana nunca es aleatoria. Los ciudadanos responden de acuerdo con su experiencia anterior. No estaría de más que se analizara por que se producen esas respuestas “vandálicas”. Por lo visto los medios pueden comprender que confinarse en casa es duro e incluso doloroso pero no son capaces de llegar más allá y entender que hay razones para desobedecer. Razones que ahora enumeramos.
1) La mentira es la norma en el proceder de los políticos. Nunca dicen la verdad por lo que, “a contrario”, siempre podemos pensar que lo que dicen es lo que les conviene y no lo que conviene a la población. Y esta manera de proceder de los ciudadanos no es culpa de una manera sesgada de ver el mundo. Es culpa de los políticos que se han instalado en la posverdad sin darse cuenta (o, sí) de que dilapidaban su capital de credibilidad. En España las encuestas oficiales hace años que no preguntan por la credibilidad de los políticos, desde que superaron el 50% de incredibilidad. Europol sigue haciendo encuestas y la última dice que un 84% de los ciudadanos españoles no cree en lo que dicen los políticos. Es decir, solo les creen su amigos, correligionarios y parientes. La política es oligopólica-nepótica.
2) La ciencia no tiene ni puta idea. Tal como explican miles de Youtubers existe una conspiración universal que pretende destruir el género humano mediante las vacunas, la farmacopea, las intervenciones quirúrgicas indiscriminadas. Incluso, hay tipos que defienden que la tierra es esférica y que descendemos del mono (el 50% de los USAnos lo creen). Existen medicinas alternativas (acupuntura, reflexoterapia, brujería, etc.) y ciencia alternativa (horoscopòlogía, tarot…) capaces de competir con ventaja con la ciencia oficial. Los científicos dicen que hay una pandemia lo más probable es que sea una maniobra para controlar a la población, obligarla a comportarse de una manera determinada, o simplemente para exterminarla. Como dijo aquel inefable ministro de derechas Sánchez Rof: el microbio es un bichito que si lo tiras al suelo lo matas. Tu ru, ru ru, ru rú. “La verdad está ahí fuera”.
3) La democracia es una pamema. Las elecciones son una rendija esmirriada de participación que resume la soberanía del pueblo en la posibilidad de votar una vez cada cuatro años, a unas listas cerradas y bloqueadas, en las que se vota partidos en vez de personas, en circunscripciones absolutamente desiguales, sujeto a una ley de proporcionalidad injusta, con restricciones para entrar en el parlamento y para constituir grupo parlamentario, con dificultades insalvables si estás en el extranjero y probablemente con pucherazos. ¿Tengo alguna razón para sentirme integrado en semejante fiasco? Haré lo que me dé la gana, cuando me dé la gana.
4) Todo lo que está ocurriendo podría haber sido previsto. El transvase de virus de animales a personas, desde la gripe aviar, es perfectamente conocida. Sin los recortes sanitarios (que tras la crisis de 2008 nunca se restauraron a sus niveles originales) esto no hubiera pasado. El déficit de suministros es otro recorte para beneficiar los bolsillos de los gestores. Nuestros científicos hace tiempo que emigraron tras el último recorte en I+D+I. La privatización de la sanidad es una más de las políticas de desmantelar el estado del bienestar. Prioriza los resultados políticos a los sanitarios (como permitir la manifestación(s) del 8M). Y así sucesivamente. Parece justo que el que le puso el confite, sea quien se lo quite. Si todo esto es culpa de los políticos y los gestores, ¡pues que lo arregles ellos! Cuando roban no me llaman para repartir. ¿Por qué hemos de repartir las cargas?
5) Los políticos no necesitan tener estudios para serlo (lo dice la Constitución). Tampoco necesitan colegiarse (la deontología no va con ellos). Es decir, la Constitución ampara que los profesionales peor preparados de España sean los que dirijan nuestro destino. ¿Por qué debería creerme a unos profesionales que no necesitan educación escolar? Parece lo más razonable que no me los crea. Tienen la oportunidad de no formarse en absoluto. Solo por eso ya son sospechosos. Están diciendo que les parece bien que los ministros (como el energúmeno Corcuera o el timador Casado) no tengan formación alguna (en el caso de Casado, que la obtengan fraudulentamente). El que calla otorga.
6) ¡A mí me han educado para que no obedezca ni a mis padres! ¡Qué pasa!
No desobedezco. Hace tiempo que me rijo por mis propias normas. En este caso coincido con los mandamases (no en todo. Lo de la mani del 8M fue para destituirlos), pero comprendo que haya gente que no lo haga. ¿Qué es delictivo (en aplicación de la Ley Mordaza que todavía sigue ahí)? ¡Claro! La ley la hacen ellos. Pero es infamante reducir esa desobediencia a descerebramiento, irresponsabilidad o delincuencia. Hay más de una razón para desobedecer, y la mayoría de esas razones dependen de los políticos y de la educación. ¿O, no?
El desgarrado. Marzo 2020