» 10-04-2020

Reflexiones tipográficas 228. Los misterios del coronavirus.

Esta Semana Santa a falta de los misterios de dolor, de gozo y de gloria que nos proporcionaba la Santa Madre Iglesia Católica tenemos los misterios que nos proporciona el coranavirus, ¡qué no son pocos! Vivimos en un mundo de lugares comunes en el que existen explicaciones estereotipadas para todo. A veces se las llama leyendas urbanas pero la mayoría de las veces… cuelan. Es en momentos, como este, de profunda revisión de la cotidianidad que todos esos estereotipos saltan por los aires.

 

1) En Barcelona (pero podría ser cualquier otra gran ciudad) no se puede aparcar habitualmente porque además de los coches aparcados hay otros 800.000 más circulando. Es fácil de creer porque cualesquiera que sea la calle o carretera que tomemos, está llena de coches. Entonces, tras pararse toda actividad económica que no sea esencial, ¿cómo es posible que en Barcelona haya aparcamientos libres? ¿Donde están los coches?. No están de vacaciones porque esto ocurre desde los primeros días de la Alarma y es difícil pensar que se fueran de vacaciones de Semana santa un mes antes. Por cierto. ¿las zonas azules no funcionan (por decreto) o simplemente no tienen servidores que las hagan funcionar?

 

2) Se supone que estamos en una economía capitalista de consumo. Los precios los marca la oferta y la demanda. Con las mascarillas es así. ¿Por qué no es igual con los alimentos? Los alimentos no han cambiado de precio desde que empezó la crisis. Primero los agricultores dijeron que no podían recoger lo que ya estaba maduro en el campo. Luego dijeron que no merecía la pena recogerlo porque no había demanda ya que los restaurantes no consumían. Un amigo me dice que en su pueblo el cordero está a cinco € porque no se vende. También me dijo que primero había muchos calçots porque no se vendía y luego no había porque no les servían. Teniendo en cuenta que comemos lo  mismo tanto si vamos al restaurante como en casa y si además añadimos que ha habido acaparamiento, se debería haber vendido más, pero dicen que venden mucho menos. ¿Se alimenta la gente de caramelos, patatas fritas y cervezas?

 

3) De cervezas no, porque los cerveceros se lamentan de que han perdido el 40% de su negocio. Aunque el consumo doméstico ha subido, la pérdida de los bares no lo compensa, ni de coña… dicen. Tampoco es fácil de entender. ¿Hemos bajado los españoles un 40% nuestro consumo de cerveza, estando todo el día en casa viendo la tele? ¿Somos bebedores sociales? ¿Nuestro miedo a la parienta es tan efectivo que nos hace disimular lo que habitualmente bebemos?

 

4) Las gasolineras se arruinan (dicen). Es evidente que el tráfico ha disminuido drásticamente, pero según la ley del pánico todos los automovilistas deberían haber llenado los depósitos y unos cuantos bidones más en espera del Apocalipsis. Teniendo en cuenta su inveterada costumbres de aplicar las subidas al días y las bajadas a la semana, hasta que pierdan todo lo que han robado pasarán años.

 

5) Ayer tuve que comprar vino de reserva porque el de cosecha y el de crianza se había acabado. Es difícil pensar que no se fabrica debido a la crisis. Es más fácil pensar que alguien está haciendo el agosto vendiendo stocks. Se que no es el momento para perseguir a oportunistas pero ¿qué tal poner unos buzones de quejas de consumo para que en su día se investigue quienes se hicieron ricos con la desgracia de los demás? Dentro de unos meses (o un año) sabremos lo que han ganado las empresas de alimentación, los bancos, y otras gran-nacionales. Entonces sabremos que la tostada cae siempre del lado de la mantequilla. ¡Maldito Murphy!

 

Como dicen los chinos las crisis no son momentos de lamentos sino oportunidades de negocio (el que están haciendo con el material sanitario y pretenden hacer con la vacuna). También hay chinos aquí (y no me refiero a los bazares). Hay mucha gente forrándose y aunque es legítimo (los que lo hacen legítimamente) no es ético. Sin ir más lejos los políticos que se embolsan cada mes 1.900€ de dietas que no gastan y diversos complementos por indemnizaciones, comisiones, asistencias, etc, cuyo monto no sabremos nunca de acuerdo a la ley de transparencia. Y aún así debemos estar contentos porque es mejor eso (no lo de los políticos, lo otro) que tener al personal parado. Mientras los financieros se frotan las manos con una bolsa tan volátil que les proporciona la oportunidad de desplumar a los pobres imbéciles ahorradores de los fondos. La tostada.

 

El desgarrado. Abril 2020.

 




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