» 20-04-2020

Reflexiones tipográficas 231. El fin del mundo… tal como lo conocíamos.

Estamos ante la primera tragedia (ataque, catástrofe, hecatombe) global. Nunca nos habíamos enfrentado a una situación que no tuviera como solución irnos a otro sitio. No hay, esta vez, esa posibilidad. Estamos confinados por el virus. Lo de que nos confinamos para combatirlo es una falacia. Estamos acorralados. Y es la primera epidemia global, pero habrá más. Nuestro mundo tal como lo concebíamos se ha acabado. Ya no hay sitio donde esconderse, no hay posibilidad de desertar, Por primera vez en la historia, el mundo es asunto de todos. Ni los más agudos guionistas han sido capaces de imaginar que sería un puto virus el que nos acorralaría, el que pondría al mundo en jaque. Tantos billones de metros de película tratando de adivinar como sería el fin del mundo y nadie reparó en los virus… y si repararon, no fueron capaces de darse cuenta que sería una hecatombe global.

 

Estamos tan acojonados con salvar la vida que no nos damos cuenta que nuestro mundo, tal como lo conocemos, se ha acabado. Venceremos a esta cepa pero vendrán otras. Hace tiempo que los indicios se acumulan: SIDA, SARS, dengue, gripes aviares y porcinas, Ébola. La atmósfera asfixiante de Blade Runner no será consecuencia de la contaminación ni de la robótica, ni siquiera del cambio climático. Será consecuencia de un puto virus al que nuestros políticos ningunearon porque había otros problemas más importantes que tratar. Hemos entrado en otra era en la que ni los comunistas de la guerra fría, ni los terroristas son lo importante. El virus ha matado en NY seis veces más ciudadanos que los atentados del 11S. ¿Que parte de que hemos cambiado de enemigo no entienden? Cierto es que aquellos eran enemigos ficticios, orquestados para controlar a la población. ¿Que harán ahora. Decirnos que ellos son capaces de combatirlo? A la vista está que no.

 

Pero eso, con ser determinante, no es suficiente para que la monumental mezquindad del ser humano se aplaque. Siguen los fake, las intoxicaciones, las descalificaciones (a periodistas, a científicos, a políticos). Sigue la mierda como si nada hubiera ocurrido. Globo aprovecha la ocasión para rebajar a menos de la mitad el mísero sueldo que paga a sus ryders. Pero esos “emprendedores” esos “autónomos” esos empresarios de sí mismos como los llamó Foucault, se han manifestado.  Y ese es el principio de la revolución porque no se puede aguantar ni un minuto más. Mientras los ciudadanos nos confinamos (nos confina el virus) los poderosos siguen ejerciendo de tales. Rajoy está exento, las Kardashian están exentas, la jefa de las farmaceúticas está exenta. Están tan acostumbrados a engañarnos que no se han dado cuenta que este entuerto no es una de sus añagazas.

 

Siempre he dicho que la revolución es imposible si los agentes tienen algo que perder. Nos acercamos peligrosamente a la situación en la que muchos no tengan nada que perder (los ryders de Globo ya lo han alcanzado). En ese momento este momento la revolución está caliente y no será la revolución de los robots ni de los tercermundistas, ni de los ecologistas o las feministas, será la revolución de los desheredados de la tierra como dijo Fannon, de todos aquellos que han sido traicionados por sus políticos, por sus científicos y por sus vecinos. Mientras los políticos que han propiciado este desastre, por no prevenir y por no curar, volverán a seducirnos con sus estrategias de serpiente, con sus mentiras y sus falacias. Si esta epidemia global ha sido la primera, vendrán otras y os puedo asegurar que no serán esas serpientes las que os libraran de ella. O nos libramos nosotros o estamos muertos. Claro que medio muertos ya estábamos anestesiados por el smog de la contaminación, y los vapores hediondos de las mentiras. Recordadlo: estamos en el fin del mundo: del mundo tal como lo conocíamos. ¡O nos comemos la mierda o acabamos con el culo!

 

El desgarrado. Abril de 2020.




Published comments

    Add your comment


    I accept the terms and conditions of this web site