» 20-07-2020 |
Hace años ser hijodeputa requería una afrenta importante, digna incluso de duelo. Hoy está al alcance de cualquier empresa mediana (¿o quizás debería decir mediocre?). La lista de las hijoputeces de las empresas hacia los usuarios es monumental. Pero, porque sean muchas no quiere, por eso, decir que son asumibles. Parece que los paganos (prescindiendo de su razón religiosa) debemos aguantar las hijoputeces sin cuento de las empresas que dependen de nosotros para subsistir. Es la inversión de aquel ¡satisfacción garantizada o devolvemos su dinero! Ahora se trata de que el mando lo detente el suministrador, es decir, el que debería estar preocupado por cobrar. ¿Cómo lo han conseguido. Cómo han logrado cambiar lo que parecía ser una razón natural: el que vende se pliega al que compra? Pues lo han logrado a base de comprar a los que legislan de modo que sus privilegios han crecido sin cuento hasta invertir la relación económica natural: quien paga manda.
No podemos engañarnos. Ellos mandan porque nuestros políticos se lo permiten articulando leyes que les amparan. Las eléctricas, las petroleras, las gasísticas, las comunicadoras, los bancos y las financieras no son empresas son corporaciones multinacionales que van mucho más allá que las empresas económicas. Son empresas políticas. Nos quejamos de que las GAFA no pagan impuestos pero nuestras propias superempresas tampoco los pagan. ¿Cómo exigir el pago a las de fuera si las de dentro tampoco pagan. Bueno, sí pagan: un 8% doce puntos menos que los trabajadores y 20% menos que las pequeñas empresas. Es la táctica matrix: hay que esquilmar a los que somos más, porque como dicen los expertos poner impuestos a los superricos no soluciona el problema: son pocos. ¡Patético! No se trata de justicia sino de oportunidad. Por eso el IVA, y todos los otros impuestos indirectos suben y suben. Para evitar la progesividad del impuesto que dicta la Constitución, para que los pobres paguen lo mismo que los ricos, es decir, proporcionalmente más respecto a sus ingresos. A eso le llamo hijoputez.
Pero no acaba ahí: las grandes empresas no tienen teléfono o es de cobro revertido. Pero de cobro revertido con recochineo. Solo se puede hablar con ellos tras múltiples mensajes innecesarios (y evidentemente interesados), y cuando se conecta, o no era el departamento adecuado o se corta. Un sacacuartos con la connivencia del gobierno. No era suficiente con no pagar impuestos (es decir: con que se los paguemos nosotros) además había que sacarse un ingreso extra con el teléfono o cuando menos actuando de disuasión. ¡Mezquinos! Eso también es hijoputez. Estoy seguro que Anonimous debe saber la manera de bloquearles esos teléfonos que no son reales sino máquinas tragaperras. ¡Lástima no conocerlos! Otra práctica que es habitual es mandarte una comunicación y si no dices que no, es que sí. Pero para que contaros. Las prácticas fraudulentas son continuas y cambiantes.
Ahora la farmacéutica internacional que comercializará la primera vacuna anti-covid propone aplicarla sin haber realizado las pruebas preceptivas. Es decir, quiere declinar la responsabilidad sobre su producto. De todos es sabido que la gran razón (además de la investigación) para que los fármacos sean tan caros es precisamente por la responsabilidad que tienen los laboratorios. No sabemos si esa dejación de la responsabilidad supondrá una reducción en los precios de la vacuna, que se han anunciado cuantiosos (dentro de la naturalidad democrática que supone que solo los ricos accedan a la salud) o será simplemente una cuestión de oportunidad, En cualquier caso es una hijoputez o quizás dos.
Estamos instalados en la desigualdad. Ni igualdad jurídica, ni social, ni económica, ni fiscal, ni nada de nada. La democracia -como dice Sousa Santos- podrá ser política pero no es social ni de coña.
“Como régimen social, el fascismo social puede coexistir con la de- mocracia política liberal. Más allá de sacrificar la democracia a las demandas del capitalismo global, esto trivializa la democracia hasta tal grado que ya no es necesario, o incluso ya no es conveniente, sacrificar la democracia para promover el capitalismo. Esto es, por lo tanto, un fascismo pluralista, es decir, una forma de fascismo que nunca existió. De hecho, esta es mi convicción, podemos estar entrando en un período en el cual las sociedades son políticamente democráticas y socialmente fascistas”. (Descolonizar el saber, reinventar el saber (2010).
El estado del bienestar se ha diluido en los bolsillos de los protegidos del gobierno. Privatizaciones y recortes pueblan nuestro panorama “social y económica de derecho” (La Constitución-78). Las 26 personas más ricas del mundo poseen lo mismo que la mitad más pobre del mundo (3.500 millones de pobres). Durante la crisis de 2008 los ricos crecieron en España más de un 10%. La clase media está en trance de desaparecer. Esto es Matrix. Los ciudadanos somos gasolina para el sistema: biológica (el trabajo y la salud), económica (los ahorros), social (la reducción de las prestaciones), histórica (la negación de la memoria). Y solo tenemos las urnas para evitarlo. ¿Que. Jugamos?
El desgarrado Julio 2020.
Nota
Utilizo la palabra hijoputez porque estoy hablando de corporaciones que no tienen madre. Nunca haría un insulto transpersonal a nadie. Considero que el concepto hijoputez, en el sentido de perrería, judiada, encerrona, mezquindad, o en definitiva, putada, es altamente expresivo, pero coloquial. No habla de perros ni de julios, ni de putas. Nada más. No odio a nadie… aunque se lo merecen. El odio es amor negativo, malentendido. Nunca me permitiría que esperaran de mí ningún tipo de amor. Incluso negativo.