» 06-01-2021

Reflexiones tipográficas 287. ¿El fin de la democracia?

Durante la Ilustración se acuñó la democracia como el gobierno del pueblo. La democracia griega no era democracia: era oligarquía (lo que no estaba mal en aquel momento). No es que quisieran el gobierno del pueblo, usaron el ariete del pueblo para desplazar a los monarcas absolutos del poder. Pero realmente no querían que el gobierno estuviera en manos del pueblo. Lo que quería era desplazar del poder al absolutismo. Aún así algunos idealistas se lo creyeron y presionaron (ideológicamente) para que ese gobierno fuera efectivo, pero, lo más extraordinario, se lo creyó el pueblo. Llegó a pensar que era su derecho inalienable. A partir de entonces se inicia una paulatina y pertinaz campaña para que las élites recuperaran el poder.

 

Primero hubo que dilucidar a quién pertenecía ese poder que se había arrebatado a la monarquía absoluta (el problema del poder es en donde reside). La burguesía capitalista era un candidato (de la mano de Smith) pero surgió otro inopinado: la burocracia obrerista (de la mano de Marx). De la mitad del SXIX a la mitad del SXX asistimos a esta pugna. Así se crean los dos bloques de poder que se erigen en herederos del poder absoluto mediados por la filosofía humanista de la Ilustración. No hubo acuerdo el debido, fundamentalmente a los errores del comunismo que entendió su fuerza como una oportunidad de un nuevo absolutismo (lo que no exime a su oponente). Esta enorme estupidez del comunismo de Estado se derrumba en 1989 con la caída del muro y entonces el liberalismo se erige en el pensamiento único. Pero todo poder solo aspira a ser poder absoluto y el liberalismo se convierte en ultraliberalismo que añade a la doctrina liberal del dios mercado, el contubernio entre gestores políticos, económicos y societarios. En este momento la democracia está jodida. Como diría el liberalismo: sin competencia el mercado se desmadra y en en el campo de la política la competencia había desaparecido.

 

El comunismo se convierte primero en euro comunismo (para desmarcarse de Stalin) y posteriormente se esconde en otras siglas ante la apisonadora liberal. Sin embargo el socialismo (que debe “pasar” de Stalin primero y de Marx, después) se convierte en un partido parlamentario (acepta las reglas democráticas, abandonando la dictadura del proletariado y de la burocracia). Paralelamente los liberales adoptan ciertas políticas sociales (más pantomimícas que reales, pero que indican, al fin, su participación en el juego) para posicionarse en el “Centro” que se convierte en la Arcadia de los partidos. El semillero de votos. Y así accedemos a la política parlamentaria de partidos que se siguen llamando de derechas y de izquierdas pero que pugnan por el centro. El ejemplo paradigmático es USA que tiene dos partidos que disputan por los detalles pero que coinciden en lo esencial. La apariencia de disparidad cuando lo único importante es que el poder de las élites sea firme.

 

En España copiamos el modelo: el bipartidismo. Dos partidos fuertes y que a los demás les den por el culo. Las leyes electorales se emplearon a fondo en el empeño. Dos partidos que como en USA están de acuerdo en el 80% y solo difieren en los detalles (generalmente detalles religiosos). Y ¿de que se trata en definitiva? Se trata de que el pueblo no pueda decidir, gobernar, determinar su futuro. El voto es una logro gradual: primero el Uno, después las oligarquías, luego los hombres, después las mujeres, nunca los jóvenes, los emigrantes, o los desechados. Ahora es cuasi-universal, pero mediatizado de tal manera que la consigna democrática: “Un hombre un voto” se ha desvirtuado. Nuestros votos no valen lo mismo por las circunscripciones desiguales, el censo, las listas cerradas y bloqueadas, las leyes de proporcionalidad, los vetos a las minorías, las campañas dopadas, las decisiones de la Junta Electoral, el voto rogado, etc. Evidentemente la única rendija de participación en el gobierno del país (no existiendo ninguna posibilidad de democracia directa) es el voto mediatizado y manipulado.

 

Pero los políticos no se conforman con eso. Todos los gobiernos del mundo están aprobando leyes mordaza, leyes que tratan de que la democracia no se manifieste ni en las urnas ni en la calle. Se llaman leyes de seguridad ciudadana cuando se deberían llamar leyes de seguridad política. En España se ha prohibido el derecho de manifestación (cerca del Parlamento), de captar imágenes de la policía, etc. pero se ha hecho algo mucho más eficaz: se han convertido estos presuntos delitos en administrativos, es decir son los propios policías los que los juzgan y los condenan con penas pecuniarias. Paralelamente se han endurecido las tasa de modo que los ciudadanos no puedan acceder a la justicia. Por otra parte se legislan leyes de odio que son aplicables a todo lo que el pode quiere acallar (titiriteros, blogueros, cómicos, raperos, etc.). La pregunta es ¿Que significa la democracia para esta gente?

 

Os diré lo que significa para mí: una pantomima. El gobierno del pueblo consiste en votar con unas reglas que lo desvirtúan. Y nada más. Eso es la democracia para esos oligarcas burocráticos herederos de la burocracia stalinista (tanto la derecha como la izquierda). Ellos nos tutelan porque… no se nos puede dejar solos (incultos, impredecibles, sin sentido de estado, perversos). No estoy en disposición de conseguir que esto cambie pero creo que tengo derecho a que a esta mierda NO se le siga llamando democracia. Esto es una autocracia y punto. Robad, mentid, corrompeos, pero llamad a las cosa por su nombre; esto no es una democracia. Y no pierdo la esperanza de que el mundo se acabe (por vuestra gestión) y el planeta se libre de esta lacra. Los dinosaurioa también desaparecieron y fue para bien. La naturaleza no es moral, fue para bien para nosotros los humanos. Ahora que sabemos que la racionalidad no es lo mejor para el planeta quizás surja otra especie que enfoque las cosas desde otro prima. Amén.

 

El desgarrado. Enero 2021.

 




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