» 01-02-2021 |
Se hace público el contrato de Messi: 500 millones €. Suponemos que no incluye los contratos de publicidad. El Barça está arruinado (¿quién no en estos tiempos de coranavirus?) y la polémica servida: ¿Es ético cobrar esas cantidades? ¿Es culpa de Messi la ruina del Barça? ¿Lo vale? La respuesta es sencilla: ¡es el capitalismo brother! Ya lo dijo Rato, que de esto sabe. El capitalismo es la ilimitación, la ausencia de controles, la libertad de mercado. Luego resulta que esa ilimitación solo actúa en un sentido: del Estado al individuo liberal. Al contrario no interesa. Se trata de privatizar las ganancias y socializar las pérdidas. Cuando los bancos se saltaron todos lo límites racionales y reventaron, nadie dijo “¡es el mercado, amigo!” sino “¡rescate, rescate!” El Estado (finalmente, el pueblo) debe encargarse de las pérdidas (la investigación básica, los rescates, las subvenciones, los contratos draconianos, la vista gorda, la fiscalidad diferencial, etc). De las ganancias ya se encargan los liberales. Derrida (“Políticas de la amistad”) nos recuerda lo que dijo Platón (“El Menéxeno”): “El gobierno de los atenienses es una democracia de nombre, pero en realidad es una aristocracia, un gobierno de los mejores (de selección) con la aprobación de la mayoría”.
Podríamos decir que si estamos en un sistema constitucionalmente capitalista (o por lo menos mixto) la ilimitación en la riqueza es perfectamente legal. El acuerdo entre el Barça y Messi es un contrato entre dos entidades amparado por la ley, la constitución y los socios del Barça (aunque sea mediante compromisarios… a la americana). En un estado liberal la ética se rige por la justa distribución de cargas y beneficios, significativamente por los impuestos. Es el Estado el que se encarga de la justicia social. Si Messi lo vale o no lo vale es cuestión de los dos agentes del contrato. Por tanto no hay nada que decir… si estuviéramos en un estado liberal perfecto. ¿Pero es así? Efectivamente: ¡ni de coña! El sistema de forrarse de los directivos del fútbol consiste en cobrar comisiones por los fichajes o por los contratos. ¿Nunca os habéis preguntado por qué algunos jugadores (como Cesc) entran y salen del mismo club veces y veces? Pues porque cada transacción cotiza. Si Cesc ha salido y entrado del club cuatro veces quiere decir que se ha cobrado la comisión cuatro veces. A un directivo lo que le interesa es el movimiento. En ese sentido Messi es ruinoso. Pero si se cobra comisión por las renovaciones la cosa varía. ¿Cuanto ha cobrado Bertomeu por esos 500 millones de Messi? ¿Qué interés ha tenido en que el contrato fuera lo más suculento posible?
Por otra parte Los directivos son directivos. Si no saben dirigir el problema es suyo (y de los socios que los votan). Como pasa con los políticos, están ahí porque quieren, nada les obliga. En una sociedad del crédito y la deuda nos hemos acostumbrado a contar con lo que no tenemos. Y cuando se produce el desastre, nos quedamos con el culo al aire. Y entonces lo que parecía razonable parece extraordinario. ¿Por qué es ahora cuando se sabe el monto del contrato? Evidentemente es ahora cuando la noticia es escandalosa y los periódicos también lo están pasando mal. ¡Es el mercado, amigo! Pero hay otra cuestión relevante. Messi paga de esos 500 millones la mitad a hacienda. Una Hacienda pública que no tiene ningún desdoro (vía políticos) en cobrar a los bancos el 7% y a las multinacionales el 1,5% (y que ya sabemos que Amazon nos repercutirá a los usuarios a base de repercutirlo a los proveedores), amén de permitir los paraísos fiscales y respetar escrupulosamente a sus usuarios de postín. Me da la impresión que deberíamos agradecer a Messi que llene las arcas de hacienda que no llenan ni Rato, ni Soria, ni Botín, ni casi nadie en la élite. Es su obligación, sí, pero muchos otros no lo hacen.
El futbol es emoción (y no razón) y en ese sentido es natural que reaccionemos emocionalmente a cantidades astronómicamente obscenas. Como reaccionamos emocionalmente a una jugada maestra de las que Messi tiene un gran repertorio. Incluso los que no somos “forofos” y disfrutamos solo de la belleza y la inteligencia del fútbol (que en su ejecución, sí que existe). Pero no matemos al mensajero de la excelencia, el que nos trae la genialidad y el que nos alegra la vida. Hay mucho para escoger entre toda la mierda que rodea al fútbol como para cabrearse con Messi. Vivimos en un sistema capitalista y nos han convencido de que la alternativa es nefasta. Pero eso no ha hecho desaparecer la economía dirigida (lo dice la constitución). El único problema es que el liberalismo (Fukuyama) a “leído” la cuestión como la victoria del liberalismo y ha condenado al socialismo y al comunismo al vertedero de la historia, y la derechona lo amplifica como los voceros que son. Para los ultraliberales (lo de liberales se les queda corto) la economía dirigida es un cometido del estado. El Estado debe hacer lo que la iniciativa privada no quiere porque no es rentable. Ese es el secreto del liberalismo. La ley del embudo: lo ancho para mi y lo estrecho para el mundo.
Nadie de la derechona saldrá a decir que Messi es un ejemplo de trabajo, inteligencia y dignidad profesional. Que cobra lo que cobra porque se lo pagan y si hay algún problema… que se interpele a los que le pagan. Y no lo harán porque el pueblo dividido será fácilmente vencido y el fútbol ha sido y será siempre una gran manera de dividir. No es casual que el Barça sea más que un club, un sentimiento de nacionalidad, una emoción de pertenencia. La única pregunta que se me ocurre (al margen de las obviedades que desgranan los periódicos es ¿Por qué abandona un contrato como ese? ¿Es que valora algo más que el dinero? Porque más, no le van a pagar. ¡Gracias Messi por habernos hecho creer en la magia. Recuerdo las innumerables faltas de Gentile a Maradona; la caza de Pelé por parte de los jugadores de la selección sueca; el cabezazo de Zidane a Matarazzi tras hacerle perder los nervios; la hostia de Villar a Cruiff; el KO de Shumacher a Battiston, etc. No quiero ver a Messi haciendo lo que no quiere hacer porque le obliguen. No quiero recordarlo por como perdió los nervios. ¡Gracias Messi… por todo!
El desgarrado. Febrero 2021.