» 29-06-2021 |
Hoy aprueba el Gobierno la ley Trans con polémica no solo entre los socios del Gobierno sino también entre los partidos políticos y los colectivos feministas. La ley Trans es una de esas leyes que amplían los derechos individuales de los ciudadanos (no obligan sino que permiten). Desde ese punto de partida es difícil entender porque los colectivos discuten. Pues tiene una explicación: porque permitir, es algo que el género humano no lo hace con facilidad. Los humanos tenemos una concepción de la libertad de los demás que se debe ajustar a unos parámetros, morales, sociales, políticos, lo que en el caso de que esa libertad atente contra la libertad de los demás tiene todo el sentido. Pero cuando esa libertad atañe (aunque sea por los pelos), a los derechos de los demás -porque para entender que afecta a la libertad hay que tener una gran imaginación- no debería haber grandes problemas. Evidentemente en el país de la envidia, esa situación se convierte en dramática. El ultra-PP se ha opuesto a todo tipo de leyes que amplían las libertades individuales: divorcio, aborto, matrimonio igualitario, eutanasia, (incluso al derecho de los ciudadanos a saber en que cuneta descansan los restos de sus familiares muertos por el fascismo), y como no podía ser menos, la ley trans. Los ultras tienen una concepción de la sociedad dogmático, que no comprende la libertad de sus ciudadanos. ¡O todos moros o todos cristianos!
Las razones de los ultras son evidentes: la libertad es una medicina que se administra (¡menos en Madrid!) a pequeñas dosis y siempre bajo prescripción facultativa. Pero ¿cuáles pueden ser las razones de los socios de Gobierno o de los colectivos feministas. En el caso de los socios hay varias razones: la primera es la distinta concepción del modelo de estado. Porque la posición de los ultras -matizada- también afecta al otro partido del bipartidismo. La segunda es los celos sobre quien se apunta el tanto de los éxitos. La tercera consiste en marcar paquete: ¡aquí, quien manda! Pero lo más difícil de comprender es la oposición de las distintas sensibilidades feministas. Sabemos que el pensamiento feminista no es único como lo es el sistema metafísico masculino. No existe un pensamiento femenino al modo del pensamiento masculino (la metafísica). El pensamiento femenino se compone de sensibilidades, de apreciaciones, de tradiciones, de sentimientos, de emociones, de plasticidad y de practicidad, pero sobre todo, de cuidado. No es un pensamiento coherente, lo que lejos de ser un defecto (comparado con la coherencia rocosa del pensamiento masculino) es una de sus virtudes. Y la plasticidad (que también es la principal característica del cerebro humano) le hace adoptar muchas de las pautas de comportamiento de los hombres.
En resumen: el pensamiento femenino no es unitario, comparado con el sistema metafísico que unifica mucho más el pensamiento masculino. Para muchos de sus colectivos los trans son una amenaza para su movimiento de liberación de la mujer. Los trans son un género que fluye entre los géneros bipolares, lo que produce múltiples desajustes. ¿Es una enfermedad, una disfunción, un genero alternativo, producto del azar, o una elección? ¿Quién decide que se pertenece a este colectivo? (unos 20.000 en España). ¿Cuándo se es trans: por asunción personal, hormonación, modificación quirúrgica de los genitales…? Históricamente el uso de los servicios higiénicos ha dado mucho juego. El deporte tampoco es manco ¿pueden los trans de masculino a femenino competir con las mujeres? ¿Pueden adoptar hijos? ¿Es negativo para el colectivo feminista?, lo que no es sino la sospecha de que los trans son hombres (o mujeres) infiltrados en las propias filas (o las ajenas). ¿Están consiguiendo los trans más derechos que las mujeres simplemente porque vienen de los hombres? Lo que es evidente es que el sufrimiento de este colectivo necesitaba urgentemente solución y esta ley -que no es perfecta- la da.
Todo podría resumirse en dos cuestiones: la dificultad de entender los trans como un tercer sexo de estatuto ambiguo, genuino y diferente par los que las soluciones (asunción, hormonación, cirugía) son parte de la manera de solucionarlo personalmente, pero no parte del problema. Probablemente el cambio de chip que necesita la exacta comprensión de este colectivo necesitará de un tiempo de adaptación como han necesitado otras aperturas a otras libertades individuales. Solo la normalización de un colectivo especialmente denostado, próximo a la prostitución y a la homosexualidad acabará con la marginación a que ha sido sometido ancestralmente. Probablemente el destino del colectivo trans es el género bipolar por lo que no existe ninguna ideología específica de lo trans. Cada uno de ellos aspira a tener el sexo que no le ha dado la naturaleza y la cultura. Dicho en términos políticos son tráns-fugas. En estos día National Geografic emite un documental sobre el tema trans. Las situaciones son variadísimas hasta el punto de que resulta difícil caracterizarlo como colectivo. En la serie-película de las hermanas Wachoswky (antes hermanos) aparece una trans lesbiana: Había cambiado de sexo pero no de opción sexual. Quizás el amor está por encima del sexo.
Probablemente todo lo que he dicho tiene poco sentido. La vida no es simple y lo trans lo pone en evidencia. El tiempo nos pondrá en nuestro sitio.
El desgarrado. Junio 2021.