» 16-11-2023

Animales racionales 15. Epistemología. Dibujo.. Representación, analisis/síntesis. El arco del conocimiento.

 

“Dibujar es simplificar” Enunció Klee y la luz se hizo. Esta pequeña sentencia encierra toda la filosofía y todo el arte, porque sobre el arte descansa todo el conocimiento. “Abstraer es simplificar”, reducir lo real a imágenes simples, fáciles de manipular en la mente. En consecuencia dibujar es abstraer.. Un triángulo dibujado, sin especificación concretas de escala o de forma representa a todos los triángulos. Solo una característica no se abstrae la de tener tres lados: encerrar una superficie definida limitada por tres lados. No hace falta que los lados sean líneas rectas, ni que los ángulos esté definidos (ni siquiera que sumen 180º). Si los tres trazos cierran un espacio eso es un triángulo aunque quedaría por saber si el triángulo es el espacio delimitado o  el hecho de que sean tres los trazos. 

 

¿Que es lo real? Es todo aquello que está presente, la presentación del mundo. Todo lo que es exterior (está presente) a nuestra mente… más nuestra mente. Por exclusión, todo lo que no es presentación es representación, imagen reproducción, sucedáneo.. ¿Qué es la mente? El dispositivo orgánico mediante el cual nos representamos el mundo (lo real) en nosotros mismos. Ya solo queda una pregunta: el yo, y la respuesta es: mi identidad, la representación que tengo de mi mismo. No podemos determinar los límites ni de la presencia de mí mismo (a lo que podríamos llamar cuerpo) ni de sus representaciones. (a lo que podríamos llamar mente). Con este dibujo de nuestro yo (corporal y mental) y del mundo, tenemos suficiente, 

 

Las representaciones nos brindan la oportunidad de vivir el mundo en nuestra mente, modelizarlo, operarlo, manipularlo (aunque la introducción aquí de la idea de mano no sea adecuada). Las reproducciones (las imágenes pueden ser de muchas maneras dependiendo, precisamente, de lo que nuestra mente pretenda, o le convenga. Nuestra mente no “inventa” el mundo Pero lo enfoca desde el ángulo que quiere. También nuestra mente es objeto de representación, de una imagen en la imagen, aunque solo pueda considerarse real de forma instrumental,: la autoconciencia. Autoconciencia es lo mismo que identidad en cuanto es objeto de representación. No perdamos de vista de que estamos pensando sobre el pensamiento por lo que produce una confusión entre el sujeto y el verbo (la acción). La precisión en el lenguaje será, por tanto, imprescindible, aunque siempre limitada. La representación es un dibujo mental de lo real y como tal, supone una simplificación. 

 

La primera simplificación (abstracción) que operamos es la de la clase, el conjunto de los elementos reales que consideramos agrupables por su similitud o afinidad (u otro). En el bien entendido que hablamos de representaciones. Para abstraer los triángulos de lo real debemos “previamente” haber escogido los elementos que entran en la clase: los que encierran un espacio mediante tres trazos.  Esta formación previa de clases es lo que Rancière llama “las partición de lo sensible” y supone una ordenación de lo real antes de ni tan siquiera operar con ello. Como dijo Kant el entendimiento es previo (a priori) a la sensibilidad (a posteriori). El concepto empírico opera la reducción de lo plural a lo singular, afirmando incluso que está ya categorizado. Si a la operación de repesentación en la mente la llamamos pensamiento o razonamiento (pues reside en la razón) hemos clasificado lo real antes de pensarlo. Hay diversos tipos de representaciones de las que las imágenes y las palabras son de uso común y dan lugar a dos tipos de pensamiento: en imágenes: impresiones y en palabras: conceptos. Hay otras formas de protopensamiento como el arte, la topología, la mítica o la revelación.

 

Pensar es: relacionar, unir, igualar, asociar representaciones. Que esas asociaciones sean sean o no eficaces en nuestra relación con los objetos del mundo (las presencias que nos rodean) solo podemos saberlo por la experiencia, aunque podamos prever mentalmente (con mayor o menor fortuna) el resultado. Pensar es por tanto simplificar. Hay dos formas de simplificar por descomposición (análisis) o por composición/agrupamiento (síntesis). El análisis simplifica en cuanto descompone, no aporta conocimiento (lógico) nuevo pues las partes ya estaban presentes en el todo… a no ser que dotemos a la estructura o la información -necesaria para mantener esas partes juntas en un todo-, de conocimiento. La síntesis -que simplifica en cuanto reduce la complejidad- sí proporciona conocimiento nuevo (el que contienen los elementos que agrupamos). Por lo tanto el pensamiento en cuanto relaciona elementos diversos, produce nuevo conocimiento. Análisis y síntesis se asocian comúnmente (aunque no sin conflictos) con la inducción y la deducción.

 

La inducción opera de las partes al todo, de lo particular y concreto a lo general y abstracto. Si consideramos que simplifica (abstrae lo que los casos concretos tienen en común para aislarlo como principio general,  estamos en el análisis. Pero si consideramos que agrupamos los concretos en un abstracto con mayor conocimiento (pues se aplica a un colectivo mayor), estaremos en una síntesis. Esta confusión ha sido generalizada en la epistemología histórica. Por su parte la deducción opera de lo general a lo particular, del principio general (lo que ya es una contradicción) al caso concreto. Si consideramos que complejifica -pues de un principio se aplica a multitud de casos- sería sintética, pero si pensamos que  simplifica -pues de lo abstracto pasa a lo concreto- entonces sería análisis. El elemento que enturbia la cuestión es la complejidad/simplicidad al superponerse a lo general/particular y lo abstracto/concreto y al todo/las partes. Los principios generales son simples, porque reducen la variedad a principios generales, y complejos, porque abarcan todos los casos. Dependiendo desde que punto de vista (complejidad, abstracción, universalidad, totalidad) el proceso será análisis o síntesis. A esta subida del fenómeno (particular) a los principios generales (general) y el descenso de esos principios al fenómeno se le llama “arco del conocimiento”. Por separado son inviables (el ascenso porque contradice a la lógica y el descenso porque no se justifican los principios generales. Juntos forman el sistema inductivo-deductivo que parte de la hipótesis inductiva y la comprueba con la deducción. 

 

La inducción (de lo particular a lo general, de lo concreto a lo abstracto, de las partes al todo, de lo complejo a lo simple) no tiene valor de verdad para la lógica (lo que ha ocurrido muchas veces no tiene porque ocurrir una vez más). Sin embargo, le damos valor epistemológico (las probabilidades de que ocurra son enormes). Estamos oponiendo la verdad absoluta (la que solo puede tener uno de dos valores: verdad o falsedad, presencia o ausencia, valor 1 o valor 0) a la verdad fraccionaria (cada cara de un dado tiene un valor de verdad de 1/6=0.166). De nuevo nos enfrentamos a dos puntos de vista: lógico o epistemológico, y cada uno de ellos con su valor de verdad (o certeza).

 

Volvamos al dibujo. El dibujo (como la fotografía en blanco y negro) es una abstracción (simplificación) brutal de la realidad. Sustituimos los contrastes entre colores por líneas negras sobre fondo blanco, cambiamos la escala, sometemos la realidad a la planitud, quitamos todo lo que es superfluo para nuestro cometido. En ese sentido se aleja de la figuración. El dibujo es siempre esquemático pues siempre es más simple que la realidad. No pretende mimetizar la realidad sino atraparla y para ello caricaturiza lo real mediante exageraciones de los rasgos distintivos y obviando los no definitorios (tal como hace la caricatura). Todo esto lo puede hacer sin perder el referente real porque nuestra mente ha dibujado la realidad en nuestros órganos especializados (singularmente el cerebro), no de la misma manera pero si de manera similar, lo que provoca la coincidencia aproximada entre la imagen mental y el dibujo. Reconocemos el personaje representado en la caricatura porque las exageraciones aportadas ya son conocidas mentalmente. El dibujo es una representación de lo real en lo real que anticipa la imagen mental de lo real en lo mental. La imagen mental es una caricatura (simplificada y exagerada) de lo real. El arte anticipa lo racional.

 

Nuestro conocimiento físico de los procesos mentales recién ahora empieza a se conocido. La epistemología (teoría del conocimiento) y la metaciencia (la ciencia que estudia la ciencia) contienen contradicciones insoslayables. La diferencia entre análisis y síntesis es y ha sido históricamente confusa, lo mismo que los procesos de inducción/deducción que forman el arco del conocimiento. El arte, la religión, el mito, la topología, etc. son formas de conocimiento. Tenemos varios cerebros aditivos que conforman un yo múltiple. Los distintos puntos de vista convierten el proceso de conocer en una cuestión múltiple de alternativas electivas. Pensar tampoco es un proceso unitario. ¡Conocer no es fácil!

 El desgarrado. Noviembre 2030




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