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» 27-11-2023 |
Metaciencia es la ciencia que estudia la ciencia (etimológicamente: más allá de la ciencia). Lo que le interesa no es el saber universal sino el conciso saber que rodea la ciencia, su posibilidad, su metodología, su estructura, etc. Platón fue el primero es estructurar una metaciencia y lo hizo estableciendo el “arco del conocimiento” diagrama que resume el proceso del conocimiento y que, en su rama ascendente parte de lo particular (los datos, los fenómenos) y asciende a lo general (las leyes, los principios, la teoría). Se caracteriza habitualmente con la inducción. La rama descendente aplica los principios y las leyes a los casos particulares para obtener para obtener conocimiento. Se singulariza en el silogismo y en la deducción. El arco parte de las cosas del mundo para volver a las cosas del mundo, tras haber pasado por su intelección (por la mente). Platón contempló una alternativa a la inducción (la obtención de principios generales) en el consenso, en el que el acuerdo entre los involucrados establece la ley general. El arco contempla pues, varias relaciones: lo particular (concreto)/ lo general (universal); lo necesario (obligado)/lo contingente (optativo); el mundo (lo material)/la mente (lo espiritual); la ignorancia (desconocimiento)/el conocimiento (saber); la causa (antecedente)/el efecto (consecuente)… y analiza las condiciones de posibilidad de todos estos extremos. Sigo “”El arco del conocimiento ”David Oldroyd”. Crítica. 1993 (1986).
En el fondo el arco establece un diálogo entre los estático y lo dinámico, entre el ser y el devenir. Tanto el ascenso como el descenso son líneas causales, por tanto dinámicas. Los puntos de partida y llegada son estaciones, puntos estáticos, situaciones, paradas. En un viaje entre dos ciudades el viaje es el desplazamiento de una a otra y se produce porque las ciudades no se mueven. Las ciudades son entes, seres, posiciones, fijezas, en tanto el viaje es devenir, cambio, evolución, movimiento. El viaje cambia una ciudad por la otra, la sustituye. El viaje es un proceso causal: tiene su causa en la primera ciudad y produce su efecto en la segunda. Ontológicamente es la transformación de una sustancia en otra mediante el cambio. Hablar del arco del conocimiento supone plantearse todas las relaciones citadas (lo particular/lo general (universal); lo necesario/lo contingente; el mundo (lo material)/la mente (lo espiritual); la ignorancia/el conocimiento (saber), la causa (antecedente)/el efecto (consecuente) y analizar las condiciones de posibilidad de todos estos extremos.
Pensar es asociar unas cosas con otras, mentalmente, con las que no parecía tener relación, es establecer nuevas relaciones. La relación universal es la igualdad con tres posiciones: igualdad (1, verdad), desigualdad (0, falsedad) y similitud (intervalo 1-0, grados de igualdad). Estas nuevas relaciones también pueden establecerse en lo real mediante acciones entre dos comparables (manipulaciones no destructivas): superposición, comparación, o de un solo ítem que se va transformando (cambio). De nuevo la igualación es un proceso estático-dinámico que parte de uno o varios objetos (seres, entes), los manipula o modifica (acción), para llegar a otros objetos (seres) estáticos distintos en posición, información o en lo sustancial. La manipulación de un solo objeto en lo real se llama arte. Si el resultado de estas manipulaciones es guardado en la memoria (externa o interna) la acción se llama experiencia. Pensar es pues -de una forma amplia- cualquier manipulación real (en el mundo) o virtual (en la mente) con objeto de relacionar (igualar en forma preferente) entes o procesos que no lo están.
Pensar está directamente relacionado con el concepto de verdad. El conocimiento ha de “ser cierto” que es lo mismo que “ser verdadero” (metafísicas bufas aparte). Cuando las vicisitudes del mundo se enuncian con una proposición lingüística, verdad es la coincidencia (igualdad) de lo real con lo mental. De hecho todos los pares de oposiciones citados necesitan de la certeza para producirse. La verdad también tiene tres posiciones: verdad absoluta (1), falsedad absoluta (0) y verdad fraccionaria o probabilidad (intervalo (0-1). Según este planteamiento un suceso puede ser 0,5 verdad (por ejemplo, la verdad de que salga cara en el lanzamiento de una moneda). Se integra así la probabilidad en la teoría de la verdad. La verdad tiene una vertiente axiológica, no científica (fe, autoridad…) que, aquí y ahora, no se contempla. La verdad es estudiada, por la lógica. La lógica es la ciencia de las relaciones necesarias. Lógica, verdad y necesidad son facetas de una y la misma cosa. El arco del conocimiento pretende alcanzar el conocimiento cierto (verdadero), el que se produce necesariamente.
Ninguna de las dos ramas del arco es autosuficiente. La rama ascendente se enfrenta al problema de establecer la generalidad a partir de lo particular, lo que aplicando la lógica es imposible. La rama descendente aplica las leyes generales a los casos particulares hallando nuevo conocimiento. Se enfrenta a la causalidad y a la tautología de los principios generales que contienen en su enunciado la respuesta buscada, que para la lógica, tampoco son sostenibles. La cuestión reside en saber si el arco completo (que integra inducción y deducción) es fiable, como si la incerteza lógica ascendente se contrapesara con la descendente (al modo como la contracción del tiempo se compensa con el alargamiento del espacio, en la teoría de la relatividad, para hacer una constante de la velocidad de la luz (y del continuo espacio/tiempo). En este caso ni la inducción ni la deducción existirían como procesos separados. A parte de este “sistema inductivo/deductivo se ha intentado alcanzar la verdad con el sistema hipotético-deductivo en el que se postula la verdad del antecedente y si el consecuente se demuestra cierto (no se incurre en contradicción) entonces el método es fiable. También se ha tratado de desligar la inducción de la lógica estableciendo una inducción completa (matemática) que mezcla ambos sistemas: si es valido para 1 y supuesto para n es váldo para n+1, entonces es válido. .
Aún así, la rama ascendente ha mostrado mayor ingenio que la descendente. Las maniobras para encontrar principios generales universales (o soslayarlos) han sido frecuentes. El primero es el de recopilación de datos (si no todos, muchos) en listas (que se constituyen en generalidad) que han desembocado en las bases de datos actuales. Al contemplar todos los datos (Manovich) se evita el proceso de abstracción pues la base de datos contiene la generalidad de los datos. Naturalmente el método requiere de grandes procesadores de datos como los que hoy día están disponibles. La estadística hallará los principios generales cuando la base de datos no sea completa (muestra). El segundo es el de clasificación. Es un método recursivo en el que se van constituyendo clases cada vez más generales (en forma de árbol) en las que se albergan los elementos: individuo, género, especie, con determinadas características comunes, hasta lograr el concepto con el grado de generalidad buscado (animales, plantas, humanos). El método intuitivo se sitúa entre la omnipotencia de las ideas y la hipótesis “fundada”. La historia (listado en el tiempo, evolución) es otro modo de inferir principios generales (en este caso de forma dinámica). El concepto matemático de límite (convergencia de series) ayuda en esta labor. También, muy usado es el de utilización de modelos, analogías o paradigmas (Agambem) que, aún siendo particulares, son utilizados como casos generales por su valor ejemplar (y ejemplarizante).
Han existido, también, históricamente principios generales emitidos directamente por Dios o por la autoridad y admitidos por fe. La revelación y la autoridad (topología) han constituido la base de las leyes de la religión, de la magia, de las sectas, y actualmente de la política. El relato (y el mito) han constituido ancestralmente un fuente de verdad (verosimilitud) que ha sostenido la construcción del conocimiento. Por último (aunque sea el primero) el instinto supone principios de actuación generalizados y ciertos (avalados por la evolución). En muchos de los casos citados los lindes con la ética se desdibujan.
La lógica y las matemáticas alcanzan grados de verdad totales prescindiendo de los contenidos (significados) de sus proposiciones, es decir, de su grado de particularidad. Son la lógica formal y el formalismo matemático, en el que las operaciones se realizan sin saber el significado (o sin tenerlos en cuenta), de las incógnitas, constantes, etc. Ésta, sería la manera perfecta de obtener conocimiento pues es independiente de la particularidad de los objetos en juego. La bondad del método se amplía a la física cuando emplea el formalismo matemático. Por último (y especialmente magnificado en el libro de referencia) lo social influye enormemente en los procesos científicos desde la elección de temas de investigación, hasta la esclavitud de publicar (y el modo), pasando por los “paradigmas” científicos (Kuhn)
El libro citado acaba preguntándose si existe un método científico y si es así, si es fiable. A raíz de la publicación de “La estructura de las revoluciones científicas” de Kuhn se ha suscitado la cuestión de la irracionalidad de la ciencia o incluso de su anarquía (Feyerabend). Pero si el método científico no existe, lo social influye más de lo necesario y la irracionalidad y la anarquía imperan ¿cómo es posible que hayamos llegado a la luna? La selección natural evolutiva es una respuesta. Sea como sea que se hayan establecido las teorías, en el momento de su puesta en práctica experimental (es decir su fracaso o falsación real), se inicia un movimiento de correcciones parciales o totales (cambio de paradigma) que encauzarán la teoría. Si partimos de la idea de que el mundo no se corresponde con la ciencia, es decir, que no se somete a leyes tal como los científicos las suponen, toda teoría está en proceso de falsación hasta que aparezca otra más ajustada (pero igualmente falsa). Pero este proceso cada vez es un ajuste más fino entre realidad y teoría científica hasta que el error (como ya ocurre actualmente) sea despreciable y, a efectos prácticos, la teoría sea suficientemente buena (pragmatismo) para el fin a que se destina. Pero la igualdad (como en el proceso de medida) no se producirá nunca. La ciencia nunca se ajustará a la perfección al mundo, a la realidad. Una lección interesante para una especie cuya soberbia empieza a ser alarmante.
El desgarrado. Noviembre 2023.