» 06-11-2019 |
Tal como sabíamos -a falta de diálogo político- la aspiración catalana a la independencia solo podía acabar en la violencia. Y así lo han cantado los CDR detenidos. Sabotaje. Se conformaban con el sabotaje. Según sus palabras no son terroristas (por lo visto los terroristas solo son los que matan). Las declaraciones traerán cola porque involucran a muchas instituciones de la Generalitat. ¡El que con niños se acuesta…! Sabemos como reaccionará el independentismo: ¡montaje, acechamiento, trampa! Curtidos en el mirar hacia otro lado y no ver lo que pasa, en el victimismo y en el autocompadecimiento, no les será difícil escabullirse de la acometida. Sus acólitos está preparados para comerse cualquier sapo.
Y ahora empezará la caza de brujas, como ocurrió en Euskadi: ¡todos los catalanes son terroristas, todos los catalanes son separatistas! Lo que hacen unos recaerá en todos. Y la brecha se ensanchará. La enunciada represión empezará, de verdad ahora, y como todas las represiones recaerá en los más débiles. La burguesía catalana se plegó al franquismo como muy bien nos explicó Barral en sus maravillosos “Años de penitencia”. Hasta ahora la mitad de los catalanes se han callado, porque sabían que hablar era contraproducente. Porque se les ha hecho sentir que están de prestado, que no son catalanes de primera, que no tienen ocho apellidos catalanes. Está bien el orgullo de raza. Está bien, hasta que se convierte en racismo. Lo peor de cada buena persona aflora extraído por políticos corruptos, meapilas y sectarios. No es diferente de lo que ocurrió en Alemania, en Italia o en España cuando unos pocos -pero bien armados- instauraron el fascismo. Y no hago comparaciones. recuerdo la historia.
La cuestión es que la revuelta pacífica se ha acabado. A partir de ahora ya no bastará con negarla, como ha hecho la portavoz del Gobern, sonriendo ante lo que las imágenes desmentían. Estamos ante una revuelta violenta, con kale borroka y terrorsmo urbano. Estamos ante lo único que podía ocurrir tras la escalada que taimadamente han orquestado los políticos catalanes. Que los políticos españoles no han estado a la altura, es evidente. Que España es una muy deficiente democracia, lo sabemos. Lo que no me explico es, si eso justifica (sin hacer examen de conciencia) la solución violenta. Era una salida cantada a la escalada, pero aunque prevista, no por ello deja de ser dolorosa. Soy catalán (de segunda) y no solo de adopción sino también de devoción. Amo a Catalunya y en estas elecciones fácticas que los políticos catalanes están orquestando entre la violencia y el pacifismo, me temo que tendré que dejar de serlo. Ni soy patriota (de nadie) ni soy mártir. Eso os lo dejo a los catalanes de primera. ¡Un placer haberos conocido! Como vuestras mejores empresas, me iré. Selección natural. ¡El imperialismo español está por llegar! Preparad las barricadas. O votad a Podemos que es el único que no quiere la guerra.
El desgarrado. Noviembre 2019