» 20-11-2019

Cat-adeu 73-8. La Constitución de la República catalana. El pueblo elegido.

He dado por supuesto que la República catalana tendrá una Constitución por cuanto he pensado que sería una nación equiparable a las de nuestro entorno. Pero cabe otra posibilidad y es que al modo de las repúblicas islámicas la constitución se confunda con la fe religiosa en un solo documento que unifique a Dios y al César. No sería tan de extrañar puesto que en todo su desarrollo el procés se ha comportado como una religión y el pueblo, como el pueblo elegido. No sería pues tan disparatado que previamente a la Constitución se hiciera un referéndum entre la población para dilucidar si lo que se quiere es un Constitución civil o una complilación político-religiosa al modo islámico. Con ello no quiero decir que haya ninguna similitud entre el pueblo catalán y las repúblicas islámicas sino que el puritanismo y meapilismo del procés ha sido tan exacerbado que podría barajarse la posibilidad del modelo de república islámica… cristiana. No sería ni la única contradicción ni la última.

 

El primer rasgo que nos lo aproxima es la situación de pueblo elegido. Es evidente que dios se ha volcado sobre Catalunya. Todos los catalanes coinciden en que es la mejor tierra, con la mejor historia, las mejores tradiciones, la mejor lengua e, incluso, que tiene las danza más bella, amen de la mejor gastronomía. Pero hay más. De alguna manera todo lo que cae del lado de Catalunya esta ungido por la perfección. El pueblo catalán es el más trabajador, el más inteligente, el más honrado, el más leal, el más amante de su familia, el más culto, y si se me apura, incluso el más alegre, simpático y dichachero, sin perder ese juicio (el seny) que le caracteriza frente a cualquier otro habitante de la piel de toro. Pero además -y esto es determinante- tiene los mejores políticos del mundo: inteligentes, mesurados, honrados (esto es muy importante: la corrupción no existe en Catalunya), veraces,  prudentes, etc. Y, aquí viene lo mejor, unos y otros, el pueblo y sus ediles son extremadamente pacíficos lo que los hace inmejorables cristianos siempre dispuestos a poner la otra mejilla (galta) antes que contestar a la violencia. Esta característica es tan acusada que se pueden comparar -con nota- con el tradicional, hasta ahora, pueblo elegido: los judíos.

 

Y como los judíos los catalanes tienen una segunda marca de la elección de dios: el victimismo. No solo tienen por fiesta nacional la celebración de una derrota, sino que el rasgo jeremiaico es característico de todos sus políticos. Ahí están Pujol -llorando, perpetuamente concesiones a España-, Rovira llorando por que la policía española les había zurrado por poner las urnas, o Junqueras llorando la crueldad de su destino. ERC llora ahora amnistía. Pero donde los lloros llegan al paroxismo es con el procés: se llora por la represión española, por su falta de democracia, por la corrupción (ajena, por supuesto), por su in-separación de poderes, por que los fiscales están a las órdenes del Presidente, por la falta de diálogo, por la violencia desenfrenada, etc. Se llora hasta porque Sánchez no les coge el teléfono. Mas, no. Mas es altivo y soberbio con esa mandíbula elevada mirando al cielo como si ya fuera President de la República catalana. Por eso lo apartaron: porque desentona.

 

Pues bien, el hecho de ser el pueblo elegido, es el principal argumento para reivindicar la independencia. En Catalunya todo es bueno, luz y Arcadia mientras España son las tinieblas, la corrupción y la falta de democracia. ¿Como se puede condenar a un pueblo nacido para la bondad, la paz y el bien a ser sometido por la barbarie, el mal y la iniquidad? ¿Cómo se le puede condenar al llanto y al crujir de dientes (al infierno, en definitiva). El pueblo catalán es la víctima inocente de la diabólica España. Y como eso conculca el orden divino, ¡Catalunya debe ser independiente! No hacen falta sesudos argumentos intelectuales, políticos o jurídicos. ¡Es el orden natural de las cosas  el que exige que Catalunya rompa las cadenas que la esclavizan a España! Y puesto que todo estos argumentos son religioso-teológicos, la independencia se hará por fatwa y no por declaración de independencia (que además te lleva al exilio o al trullo) y en vez de Constitución, la ley se establecerá por catecismo.

 

No otra palabra que fervor, define la entrega de los catalanes a las directrices del procés. Las manifestaciones parecen procesiones, con sus velas y todo, sus pendones y sus plegarias: “Spain, sit and talk”, sus cánticos: “in-de-pen-den-ci-a”; “llibertat, presos polítics” y su recogimiento religioso. Por la noche la cosa se desmadra un poco, pero ya se sabe que a la juventud le gusta el pedrisco y el fuego. Como dijo la portavoz: “poca cosa”. O como dijo la  activista civil de Asamblea: propaganda en el extranjero. Para el Presidente Torra no es siquiera digno de ser condenado… cosa que por otra parte ya ha hecho muchas veces. Chiquilladas en fin sin importancia. La única verdad es que el pueblo catalán abomina de la violencia. Cuando se conoce al verdadero dios lo demás son ídolillos sin importancia a los que no se puede adorar y el pueblo catalán conoce al verdadero dios: la independencia. Y como toda religión que se precie el procés también tiene su misterio: ¿quien está detrás de los CDR, Tsunami democràtic, y la seudoviolencia callejera? Es fácil decirlo pero difícil demostrarlo. Amén.

 

El desgarrado. Noviembre 2019.




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