» 27-11-2019 |
Estos puntos, que son las condiciones que ERC pone a Sánchez para darle su apoyo en la investidura definen a la perfección el tipo de democracia que los Catalanes exigirán de su Constitución. De entrada desaparece el principio jerárquico en cuanto cualquier facción podrá sentarse a dialogar con el Estado (a través del gobierno) de igual a igual. Cualquier facción (sin legitimación alguna) podrá sentarse en una mesa en condiciones de igualdad con su interlocutor y sin orden del día previo. En una palabra: en Asamblea igualitaria. Lo que supone el reconocimiento de cualquier facción, venga de donde venga, tenga los apoyos que tenga, sea cual sea su estatuto jurídico (Inhabilitado, ilegalizado, condenado, exiliado, etc.) como par o igual del estado, con los mismos derechos que éste. Desaparecen también los cauces institucionales a través de los cuales los ciudadanos y las facciones dialogan con el Estado. Nos preguntamos si también desaparecerá el sistema electoral sustituido por este tipo de Asamblea paritaria. Al fin y al cabo el principio asambleario así lo exige.
Pero además la presunción de honorabilidad recae ahora en la facción que se sienta en la mesa con el Estado, visto que se imponen a éste dos condiciones del cumplimiento de los acuerdos que se tomen: la presencia de un mediador (notario), que solo puede entenderse como legitimador de lo dialogado y la realización de un referéndum popular sobre lo tratado. El referéndum se realizará solo en una parte de la nación, precisamente la que es objeto de diálogo, en este caso Catalunya. No queda claro si podrán votar todos los catalanes o solo los que apoyan a la facción en la mesa, pues bien pudiera considerarse que la facción solo representa a los que la apoyan, o en un abuso de poder se arroga la representación de todos los catalanes. Una vez que se toca la circunscripción nacional propia de un referéndum, que afecta a toda la nación, cualquier definición de circunscripción es factible. Para ser un diálogo sin condiciones sorprende la cantidad de ellas que se le exigen al Estado mientras ninguna le es exigida a la facción convocante. Como mínimo se puede considerar el diálogo, asimétrico y sesgado hacia la facción catalanista independentista.
Diálogo sin condiciones quiere decir que el límite de la Constitución (en la actualidad de todos los españoles incluidos los catalanes), y de las leyes, desaparece. No hay cortapisas para que el diálogo se efectúe sobre cuestiones ilegales, extravagantes o contrarias a los derechos humanos. Nada resultará una limitación: racismo, xenofobia, marginación, exclusión, desigualdad, etc. Incluso el sexo de los ángeles, la cuadratura del círculo o los móviles perpetuos de primera especie, podrán ser tratados y convenido. Todos estos puntos base del diálogo ya han sido consensuados en consulta popular por… los militantes de un partido: ERC, es decir, ERC representa a la facción catalanista-independentista actualmente en el gobierno autonómico, no se sabe por que tipo de legitimación, evidentemente, no democrática. En otro caso, ERC representará solo a ERC y el diálogo será inútil por i-representativo. Aunque JXC ha metido la cuchara con lo del mediador, se sabe que no ha habido un consenso de las bases, ni en este ni en ningún otro sentido. La CUP también ha quedado excluida.
Se mezclan, pues aquí, dos tipos de cuestiones: las que atañen a un partido determinado y las que atañen a una facción como el catalanismo independentista. ¿Cómo se pueden articular dos representaciones tan dispares? es un misterio. Evidentemente cualquier acuerdo (¡que deberá ser refrendado por la facción y no por el partido! según las bases de la convocatoria) podrá se impugnado por los ausentes JXC y CUP al no estar representados. Solo un documento refrendado por todas las partes daría legitimidad a ERC para representar en la mesa al catalanismo independentista y aún así la facción no independentista podría invalidar los acuerdos. En una palabra: ¡chapuza! Se mezclan indiscriminadamente cuestiones de partido en cuestiones de ámbito nacional con cuestiones de independentismo con ámbito regional. Está claro que las cuestiones procedimentales le importan al independentismo una mierda… lo que no es una garantía para que la Constitución catalana no sea otra.
Esto ya empieza a parecer un caos y no es difícil saber por qué. Se sabe el resultado de la ecuación (la independencia) pero no se saben los términos que deben operarse para que el resultado deseado aparezca. Y metidos en esta dinámica, los cabecillas no se han hecho cruces en mentir, embaucar, manipular torticeramente a los catalanes y sentar unas bases delirantes e in-homogéneas para dialogar con el Estado. Quizás como en la Oca deberían volver a la primera casilla, dado que lo de la cárcel no ha funcionado. Aunque no me cabe duda que todavía no lo hemos visto todo en cuestión de la futura Constitución catalana, doy por acabada esta serie puesto que con lo dicho ya es suficiente para saber que la Constitución no será tal como se deduce de los actos de los cabecillas. Están mintiendo con sus actos y por tanto engañando. No estaría de más que salieran al paso de afirmaciones como la presente y nos dieran unas migajas de la Constitución que tienen en la cabeza (o cabecilla). ¿O es que no se atreven?
El desgarrado. Noviembre 2019.
Postdata: Si el tono os parece insultante, analizad el que habéis usado vosotros para tratarnos a los no independentistas durante este glorioso procés. Agur y tal.