Hoy, 14 de Octubre, se ha terminado oficialmente la razón, el seny, el comedimiento. No entraré en quien tiene la razón porque como acabo de decir que la razón ha desaparecido. Es este un conflicto de pasiones, de irracionalidadedes vestidas de argumento inexpugnable. A partir de aquí solo pueden hablar las armas, la violencia, la fuerza desproporcionada. La sentencia (como todo el mundo esperaba) ha sorprendido a todo el mundo (y eso que la filtraron para evitar sustos). Todos se desgarran las vestiduras los unos por la insólita (?) dureza y los otros porque temen que en cuatro días todos estén en la calle (?).  La mayoría por el terror. Son como niños. ¿Cómo se puede ver el mundo desde dos perspectivas tan diferentes? Se llama política.

La política es la teoría de la acción pero los políticos no son partidarios de que se les vea el culo (es decir, que lo apoltronan con esmero) y entonces encomiendan la acción al pueblo. Singularmente en la guerra (en la que mandan a la muerte a los ciudadanos mientras ellos se quedan en la retaguardia), pero también en la paz en la que inflaman los sentimientos más elementales en busca de que sean los ciudadanos los que se mojen el culo. De una o de otra manera siempre es lo mismo. Mas vio las multitudinarias “diadas” desde la ventana de su despacho. De los condenados cinco de los principales son civiles “fichados” para la ocasión. El gran instigador: Mas, ni siquiera ha visto afectado su patrimonio. El peso de la revuelta pacífica corrió a cargo de Omnium y Asamblea, lejos de la dirección de los políticos y sin embargo bajo su tutela.

Nunca he confiado en quien decide ponerse a resguardo de la ley, del riesgo y de la justicia. En el caso de los políticos no solo se ponen a resguardo de las leyes sino que las promulgan. ¿Cómo confiar en ellos? Aquello del parlamentarismo representativo era un truco para alejarnos de los órganos de poder. Si hace siglos tuvo su razón en la dificultad de las comunicaciones, hoy no tiene ninguna justificación que no sea alejarnos de la democracia directa. Unos roban y los otros los amparan. Todos son corruptos. Por eso es tan llamativo que para unos y para otros la democracia caiga de lados distintos. Solo en el racismo se puede asentar que lo bueno (la honradez, el honor, la laboriosidad, la inteligencia, la lealtad, etc) caiga siempre de un lado. Si algún racismo se puede aplicar es el que diferencia al noble pueblo de los corruptos políticos. ¡Esa es la auténtica xenofobia! Pero esa manera de dividir a los seres humanos no es la que quieren oír ni los unos ni los otros. ¡Todos quieren ser los buenos! Y eso incluye a sus políticos.

Con Junqueras en la cárcel, Mas ya no tiene rival. Hizo de liebre mientras no hubo peligro. Cuando la cosa se puso tensa se apartó brindando a Junqueras la oportunidad de inmolarse por Catalunya. Ahora es el momento de volver. No solo como líder indiscutible sino como último relevo antes de la victoria. El pueblo adora a los ganadores (no hay más que ver a Trump) y Mas es un ganador. En la desolación de la postsentencia asumirá el liderazgo por mandato popular, ganará las elecciones e iniciará un diálogo con España para alcanzar (en 2050) una autonomía federal perfectamente equiparable a la autodeterminación. Naturalmente conseguirá que todas las suspicacias sobre su honradez desaparezcan, incluso rehabilitará a Pujol. Habrá conseguido lo que quería: soslayar la sombra de la sospecha (fundada) tras echarle un pulso al estado español que no olvidará fácilmente. ¡Junqueras se va a la cárcel y Mas retorna! La vida sigue. Eso es la política.

El desgarrado. Octubre 2019.