» 08-10-2019

Ciencia y filosofía 16. La escala.

No siempre la ciencia puede adentrarse en la estructura de lo que investiga y llegar hasta los últimos confines de su esencia. En algunos casos se debe conformar con analizar las apariencias y deducir de estas las condiciones estructurales de su objeto de estudio. Es la famosa división platónica entre la esencia (la verdad oculta de las cosas) y la apariencia (su aspecto engañoso). La fenomenología (como escuela filosófica basada en la manifestación de las cosas) y la hermenéutica (la interpretación) acabaron en el SXX con esta división entre la “verdad” y la “falsedad” de las cosas restituyendo la apariencia a su auténtica realidad de presencia de las cosas. Si bien las apariencias nos pueden llevar a engaño también las esencias pueden confundirnos por lo que no se puede despreciar a las unas por las otras. Freud estudió las enfermedades mentales (y el funcionamiento de la psique) a través de las apariencias (manifestaciones) y con un alto grado de intuición fundó una ciencia que todavía debate con la neurociencia de la estructuración y exploración directa de la mente.

 

Dentro de la ciencia física fue Boltzman el que estudió la materia por su apariencia promedio, considerando la presión, la temperatura, la densidad como valores promedio de infinitos comportamientos individuales de átomos y moléculas dando lugar a la mecánica estadística. La imposibilidad de tratar cada átomo individualmente como proponía la mecánica newtoniana (determinismo) le empujó a analizar los comportamientos promedio como si fueran características estructurales de la materia, con métodos probabilístico-estadísticos. La termodinámica era, además de una mecánica, una dinámica por lo que no fue bien recibida por un mundo físico que estaba anclado en el estatismo del ser, dando lugar a conceptos como la entropía (medida del desorden) y la flecha del tiempo (el tiempo es improbablemente reversible) que revolucionaron la física. En 1917 Einstein escribe el primer artículo sobre cosmología derivado de su relatividad general de dos años antes.  Ante la imposibilidad de llevar a cabo experimentos su estudio es teórico, basado en la apariencia del universo y en su teoría de la relatividad. Tal como se había hecho con la termodinámica la cosmología se inicia como un análisis de las propiedades promedio tratadas como un todo.

 

Se inicia aquí la controversia entre la relatividad (la macrofísica) y la cuántica (la microfísica) partiendo de la cotidianidad y la tradición (mesofísica) de los físicos acostumbrados a la medida antropocéntrica de las cosas. El hombre se sitúa en el centro de la escala que recorre desde lo más grande hasta lo más pequeño (C. Barceló. “La gravedad”. Los libros de la catarata, 2018). La dificultad de experimentar en las escalas micro y macro obligan a los científicos a exprimir las formulaciones matemáticas en busca de nuevas e insospechadas verdades sobre la materia. En la actualidad en el laboratorio (el límite de lo experimental) se halla en 10E-18m cuando la longitud de Plank (el límite teórico) se extiende hasta 10E-35m. Si consideramos que el mundo cambia cada 10E3m hay seis mundos de diferencia entre una y otra escala (C. Barceló). Nuestro conocimiento experimental del cosmos es todavía reducido y siempre relativo a la apariencia, como se ha dicho. En resumen: la cuántica y la relatividad son dos maneras de mirar el mundo distintas e incompatibles. Su armonización (la gravedad cuántica) apunta a que deberá ser de la mano de una nueva física todavía desconocida. Ambas han conseguido un grado de fiabilidad experimental admirable (la prueba es la tecnología que han producido), pero hasta ahora ha sido imposible unificar las tres fuerzas del modelo estándar (electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil) con la fuerza gravitatoria, que la relatividad considera una deformación del espacio-tiempo y la cuántica una fuerza mediada por una partícula: el gravitón. La detección de ondas gravitatorias (2015) parece tender un puente entre ambas concepciones.

 

Cada una de ellas ha partido de una forma distinta de analizar: desde el interior y desde el exterior, desde la estructura y desde la manifestación, ambas han recorrido un fructífero camino de éxitos pero no se encuentran en un punto común. Las premisas utilizadas no son compatibles y a eso nos referimos al decir que será necesaria una nueva física. ¿Es un problema de método o hay algo más fundamental? Ya hemos discutido que el paradigma metafísico no ayuda. Tampoco la idea mítica del origen. Ahora vemos que la oposición (por otra parte metafísica) esencia-apariencia es incompatible con la armonización. ¿Le falta filosofía a la física? Probablemente Mach hubiera estado de acuerdo. La inmensa mayoría de los científicos (los que hacen ciencia) sonreirán displicentes desde su bien ganada posición de gurús de la verdad. La cuántica se enfrenta a un zoo de 400 partículas y la cosmología a un 95% del universo constituido de materia y energía oscura (de carácter desconocido). No es un gran panorama.

 

El desgarrado. Octubre 2019.

 




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