» 10-12-2019

Curso de política práctica 9. Anarquismo.

Los principales enemigos de los políticos no son los otros políticos -con los que comparten demasiadas cosas… aunque no lo escenifiquen- sino los que los niegan: los anarquistas. Una acendrada propaganda identifica los anarquistas con: radicales, antisistema, individualistas extremos, antipolíticos, violentos, ajenos al orden constitucional, etc. Todo es verdad. Lo que no es verdad es que su única manera de hacer política sea la violencia. El anarquismo es un alto ideal político en el que el individuo está por encima de cualquier agregación. El ideario anarquista simplemente piensa que la política de facciones es inútil. Por el contrario propone una política asamblearia en la que cada individuo vale por sí y no por el grupo al que pertenece. Evidentemente la política representativa es lo más alejado que pueda pensarse del ideario anarquista. No es difícil seguir su pensamiento de que la representación, la agregación, la conjunción, es un error y que solo el individuo puede representarse a sí mismo.

 

La idea es genial pero inviable (por ahora). Como pasó con las ideas que Montseny defendió en la República. Las ideas anarquistas lejos de alejarse de la realidad, cada vez están más cerca. El voto femenino, el divorcio, el aborto, la eutanasia, la sanidad universal, la educación laica y general, son ideas anarquistas… que la sociedad actual entiende como necesarias. De alguna manera las ideas anarquistas han sido prematuras pero no inválidas. El anarquismo aspira a una educación de las masas tan afinada que los representantes sean innecesarios. El gobierno del hombre (mujer) por el hombre (mujer). Todo lo que hoy nos parecen logros fueron enunciados por ellos: la aceptación de la homosexualidad, el transgénero, la igualdad de la mujer, la ecología o el respeto por los animales. Y os preguntaréis ¿Por qué una ideología tan humanista ha sido tildada de radical? Porque era radical. El anarquismo es una promesa de futuro.

 

Quizás lo que el anarquismo no supo hacer fue esperar. Quiso (como otros) tomar el cielo por asalto, y las cosas de palacio van despacio. El anarquismo supo y sabe que las cosa deben cambiar. Algunas de sus facciones quisieron que las cosas cambiaran a golpe de bombas. Era una manera, pero no la idónea. Pero fue suficiente para que el ideario anarquista fuera radicalizado e ilegalizado. Otras facciones también optaron por la violencia, pero la patente se quedó con los anarquistas. El anarquismo es una forma de pensar, radical, si entendemos por radical un análisis crítico de la realidad y una decisión férrea de cambiar las cosa, pero necesaria, si entendemos que las cosas han llegado demasiado lejos. Probablemente el sistema de partidos ha acabado su recorrido. La democracia directa puede ser implantada sin mayores problemas (que la resistencia de esos partidos). Es el momento de la anarquía. No de la anarquía como radicalidad en contra del orden establecido sino como una alternativa política a sistemas obsoletos, corruptos y caducos. ¿La anarquía parlamentaria?

 

Olvidad lo que siempre habéis entendido como anarquía. Pensad en un sistema de gobierno que se basa en las individualidades y no en las representaciones. Pensad que la soberanía reside en el pueblo… realmente. Que cada individuo determina la realidad de las leyes. Pensad en la utopía. Eso es la anarquía. Que no os intoxiquen con ideas preconcebidas. El pasado está lleno de violencia no para los anarquistas sino para todos. Pensemos en el futuro: un futuro en le que la democracia directa sea una realidad. ¿Por qué no lo tenemos? Porque los partidos políticos nos lo roban. Sus jugosos puestos les producen demasiado dinero para que los abandonen. Añadamos la corrupción y el despilfarro Probablemente el 25% del PIB. ¿No merece la pena luchar por eso? El anarquismo solo quiere una bomba: que la democracia directa sea una realidad… ya.

 

Hoy, una facción de Tiqqun defiende que solo mediante la violencia se puede alcanzar ¿la democracia? Los CDR en Barcelona siguen la senda: solo mediante la violencia se puede alcanzar la independencia. Las algaradas se repiten por el mundo desde Hong Kong hasta Santiago de Chile. Parece que el activismo de las bombas, que el anarquismo radical defendió en el paso, es ahora el pan nuestro de cada día en muchas plazas del mundo. ¿Ha vuelto a exporta el anarquismo la idea de la emancipación… violenta ? Es posible pero yo, en particular no me identifico. Lo que es evidente es que cuando te interpelan no puedes volver la espalda u oponer los tanques. El pueblo quiere democracia y será imposible negársela con la violencia. Pero lo que me parece importante (al margen de la violencia) es que esa democracia que exigen es la democracia que siempre ha querido el anarquismo: la democracia directa. La lucha continúa.

 

El desgarrado. Diciembre 2019.




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