» 13-10-2019 |
Durante años la hipocresía ha sido la norma: se predica democracia y se practica la dominación; se predica la igualdad y se practica el nepotismo; se predica la proporcionalidad fiscal (los que más tienen más pagan) y se practica el café para todos (como los impuestos indirectos). Lo dice La Vanguardia del 10/10/19, página 53 en información de Francesc Peirós: “los ricos de EUA tributan menos que los trabajadores”. Ese referente democrático que se nos propone constantemente, lo ha conseguido EUA, con leyes institucionales: la clase media paga el 24,2% y los millonarios el 23%. Ni paraísos fiscales ni deducciones más o menos ocultas. ¡Con luz y taquígrafos! Simple y llanamente los ricos se merecen pagar menos que los pobres! ¡Dejémonos de tapujos! Los ricos pagan menos que los pobres ¡porque ellos lo valen! Y por supuesto con leyes promulgadas por los corruptos políticos que así defienden los derechos de los ciudadanos mayoritarios.
Lo sabíamos, pero hasta hoy no ha habido un informe que lo ponga negro sobre blanco. E. Saez y G. Zuckman, economistas del Cal Berkeley, así lo explican en su libro “The triumph of injustice” de próxima aparición. Analizan los ingresos fiscales desde 1913: En 1950 los 400 más ricos de EUA pagaron el 70%; en 1960 bajaron al 56%; En 1980 lograron alcanzar el 47%. Tras las rebajas de Trump de 2017 y el aumento de la evasión fiscal la cifra se ha quedado en el 23% contando todo tipo de tributos: federales, estatales y locales. En el mismo periodo la mitad inferior de los tributantes, con pequeñas variaciones han ascendido ligeramente. Estas 400 familias superan a la mitad inferior (50%) poseyendo un 60% de la riqueza. Es evidente que en estos últimos 70 años las leyes fiscales, las deducciones y la evasión han favorecido a los más ricos de manera que la imposición proporcional (quien más tiene, más paga… ha desaparecido hasta invertirse. Quien más tiene menos paga.
Cuando Warren Buffet declaró que pagaba menos impuestos que su secretaria desencadenó una investigación que se cerró cuando los expertos declararon que no se podía certificar que los ricos tuvieran un trato de favor (?). Obama dejó pasar esta oportunidad de ser justo. Ahora la desigualdad es un hecho certificado, pero el inquilino de la Casa Blanca no parece muy proclive a recortarse sus propios privilegios fiscales en beneficio de los más desfavorecidos. Es la ventaja de poner a un millonario al frente de la política: prevarican. Legislan a su favor y el de sus compinches. Se contrasta así una tendencia mundial que abole la proporcionalidad y rebaja los impuestos de las sociedades hasta cantidades ridículas. El resultado es la oligarquía: los ricos y las sociedades se otorgan un trato de favor desentendiéndose de sus obligaciones como ciudadanos y como personas, cargando en la espalda de los trabajadores el sustento del Estado. La teoría Matrix se hace realidad: los ciudadanos trabajadores no son sino productores de energía (en este caso fiscal) para que los chupones se enriquezcan todavía más. El Estado de los parásitos.
Parece que hay un consenso de 140 países dispuestos a que las multinacionales tecnológicas tributen allí donde obtienen los beneficios (ahora tributan donde les da la gana, es decir en los paraísos fiscales). Este acuerdo absorbería la tasa Google que Francia ya ha instaurado y España no lo ha hecho porque tenía que hacer nuevas elecciones. Sería un gran paso, pero ¿alguien se cree que eso vaya a suceder. Países como Irlanda (Impuesto de sociedades: 12%), Holanda, Luxemburgo, etc. perderían el chollo de radicar las principales empresas del mundo (el mismo chollo que tiene Madrid respecto al resto de España). En el caso de la UE es la consecuencia de que no exista una política unificada fiscal, financiera y económica (como parece natural en un mercado común). Todo por intereses particulares de las naciones. El tema de la propiedad intelectual también es un quilombo. Con pequeñas modificaciones Disney sigue conservando los derechos sobre sus muñecos mucho más allá de su claudicación. Las grandes farmaceúticas han patentado procedimientos naturales ancestrales. La música de Ravel se ha liberalizado pero no así sus grabaciones que no hayan cumplido los 72 años de la muerte de sus intérpretes. La partitura es libre pero no las grabaciones.
El estado del bienestar está desapareciendo sin que se retiren los impuestos que lo impulsaron. Estamos ante la esclavitud legal. El café para todos se ha hecho realidad con los impuestos indirectos (iguales para todos) y los directos (teóricamente proporcionales) que han alcanzado la paridad. El contubernio empresa/políticos funciona a la perfección. El quid pro quo de leyes a cambio de pagos económicos, tanto personales (puertas giratorias) como partidistas (financiación ilegal, concesiones, prebendas) funciona como un tiro y de paso llena los bolsillos de los políticos, en el pacto de silencio que los hermana como si de la mafia se tratara. Esto ya no se arregla con elecciones, con votos ni con regeneraciones. Aquí solo cabe la revolución. Pero ¿quién renuncia a la miseria asegurada? Habrá que esperar a que hasta esa seguridad desaparezca.
El desgarrado. Octubre 2019.