» 01-03-2021

Democracia 8. Violencia.

El encarcelamiento de Hasél a provocado una serie de algaradas que duran más de una semana. Violentas, muy violentas. Se habla de la búsqueda -por parte de los manifestantes- de víctimas mortales entre los policías (víctimas)… o entre los manifestantes (mártires). ¡Atentos!: una víctima cuando el virus lleva en España 100.000 mil. Las víctimas dependen del foco explicativo que se les aplica. En una manifestación una víctima es significativa, en la estupidez generalizada de la gestión de la pandemia cien mil no son destacables. Quizás simplemente un policía vale más que cien mil ciudadanos.  O quizás el foco de los medios o de los políticos, marca la importancia de lo focalizado. Quiero entender que lo que ocurre es que tratamos de homegeneizar los sucesos para entenderlos y no nos damos cuenta de que vivimos en la heterogeneidad más absoluta. Pensamos que podemos entender las cosas con ideas simples, y perdemos de vista que las individuales son imposibles de homegeneizar en una conducta común. Lo que Rancière llama el consenso, la comprensión de la realidad como una cuenta que cuadra y que no tiene divergencias, fácil de entender y de manejar, frente al disenso, la realidad de la oposición de los sentires, el litigio, la contradicción debida a millones de individualidades que no se avienen sino por su voluntad, pero de ninguna manera por que se las homogeiniza por la fuerza o por la razón.

 

La metafísica se ha acabado. Ya no podemos homogeneizar (generalizar) las conductas, los individuos, los pensamientos, mediante una simple fórmula de abstracción que unifica todas las divergencias en una ley general. Aquello fue válido mientras las bases de datos no existían. Ahora podemos recoger miles, millones de diferencias en sistemas de computación que pueden analizarlos, no en la abstracción (extrayendo la generalidad de la diversidad) sino en el análisis pormenorizado de cada singulatidad. Estamos en la era de la singularidad. La abstracción, la homegenización como simplificación ha muerto, la metafísica ha muerto. Pero los dominadores, gracias a esas prácticas (la abstracción-generalización-ley metafísica) no quieren admitirlo. Quieren que su dominio persista. No quieren admitir que los tiempos han cambiado y que su dominio toca a su fin. Pero 25 siglos de dominación metafísica no se acaban en unos pocos años. Los dominadores ancestrales quieren que su dominio continue eternamente y tratan de que sus explicaciones sigan siendo válidas. Lo que voy a tratar de explicar es que eso es imposible, porque su tiempo ha acabado.

 

El tiempo de la homogeneidad, de la generalización por abstracción, de la dominación por simplificación de conductas, pensamientos y esencias ha acabado. La era del consenso ha muerto. Estamos en el disenso, en la divergencia, en las individualidades irreductibles que solo pueden acordarse, ponerse de acuerdo mediante un nuevo tipo de consenso individual que nada tiene que ver con el consenso generalizado, impuesto por la dominación. El nuevo consenso tiene su origen en la libertad individual eso que nunca existió en el consenso de la dominación. Ahora es imposible homogeneizar las masas que se manifiestan. No son unitarias, no son homogéneas. Entre los manifestantes hay cien variedades de sensibilidades, desde las que defienden la libertad de expresión a los que manifiestan su incomodidad con una democracia que no se ajusta a su definición ni a la complacencia de los políticos. Pero también los activistas, que entienden que solo con la violencia se podrán cambiar las cosas. Y entremedio todas las posibilidades. Los políticos y los medios tratan de explicarnos de que son todo lo mismo, son homogéneos. No es así. Es imposible que sea así. Se acabó la era de la homogeneización, de la uniformidad, de las explicaciones sencillas y unitarias. Hemos entrado en la era de la heterogeneización, de las sensibilidad distintas que solo en su libertad son capaces de llegar a acuerdos. La era en la que la democracia se convertirá en real en cuanto será el acuerdo entre iguales, el nuevo consenso basado en el disenso.

 

En cada manifestación hay cientos de sensibilidades opuestas, en litigio, contradictorias. Sensibilidades que solo se ajustarán entre ellas en el ejercicio de la democracia, la voluntad de convivir, el respeto a los demás y la profunda aceptación de que nuestras diferencias pueden llegar a se nuestras concordancias. Democracia no es un conjunto de instituciones, una forma de gobierno o una forma de vida (Rancière). Democracia es un litigio, una diversidad que aspira a un acuerdo, desde abajo, desde cada individualidad. Y eso solo lo haremos los ciudadanos, las células que componen esa diversidad. Mientras un policía muerto sea más importante que cien mil ciudadanos muertos por el virus no estaremos en democracia. Mientras una guerra por supuestas armas de destrucción masiva, intereses petrolíferos o dominación colonial sea posible, no será posible la democracia. Mientras las mujeres sean ciudadanas de segunda clase, los altersexuales sean despreciables moralmente o los hijos de los colonizados sean emigrantes no tendremos democracia.

 

La violencia ha sido un recurso generalizado contra la dominación. Su prohibición (institucionalización) ha sido la respuesta del poder y la dominación. Es rtidículo que la violencia sea el recurso del poder mientras se le niega a los oprimidos. Estoy de acuerdo en que la violencia desaparezca en una sociedad democrática. Pero para todos. Un Estado que no es capaz de convencer a sus subordinados no merece el nombre de Estado. Un Estado que gobierna por la fuerza no es un Estado. Y no se esgrima el argumento de la seguridad. En nombre de la seguridad se nos aterroriza frente a los rusos, el terrorismo o el Islam. Dentro de poco frente a la invasión alienígena. Un estado que ajusticia a sus delincuentes o los hacina en cárceles. Un Estado que tortura o encarcela a sus disidentes, es un estado fallido. El estado penitenciaro es el modelo para el estado político. La policía es el modelo para la policía política. Policía y política no son aliados sino opuestos imposibles (Rancière). Nuestra democracia es dominación, exactamente lo contrario de lo que debería ser. En democracia los ciudadanos no se manifestarían violentamente porque la violencia es un recurso extremo que no dimana del pueblo sino del poder.

 

Arreglad la democracia y desaparecerá la violencia. Haced desaparecer la partidocracia y aparecerá la democracia. La democracia representativa llega a su fin. El pueblo ya no necesita tutela. Es capaz de representarse a sí mismo. Es más culto que los políticos que se ha recubierto del privilegio de la incultura y de la contingencia de la formación reglada. No lo sabéis pero vuestro tiempo se acaba. Tic, Tac, Tic, Tac.

 

El desgarrado. Marzo 2021.




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