Si algo cacarea a todas horas la oposición de ultra y de derechas es que el gobierno está vendido a los herederos parlamentarios de ETA y a los independentistas catalanes y vascos. Todos sus argumentos solo pueden ser políticos (y por los pelos) pues el TS ya ha declarado que esos partidos son legales y están legitimados para intervenir en la vida política. Pero el PP y VOX no lo enfocan así, sino que dan a entender que esa relación es ilegítima. Ya sabemos de donde sale ese “constitucionalismo”, que ha hecho suya la causa de la unidad de España (también la bandera) como si no lo fuera también del resto de partidos. En su desfachatez (que nada tiene que ver con no ser facha) llegaron a afirmar que incluso las abstenciones de esos partidos que favorecen al PSOE-UP, son delictivas.

Ya hice la salvedad de que ningún partido puede ser acusado de connivencia por el apoyo o la abstención de otros partidos a su causa, salvo si alguno de ellos hacen públicas las negociaciones que les han conducido a esa situación. Evidentemente el PP no considera que pactar con un partido fascista (quiero decir: más fascista que él) amenace la unidad y el constitucionalismo de España (aunque los ejemplos de Hitler, Franco y Mussolini son suficientemente explicativos). Se exige que los partidos nacionalistas periféricos declaren su adhesión a España y su condena de la violencia, cuando ellos mismo (PP y VOX) no lo hacen nunca respecto al franquismo (e incluso respecto al nazismo). Hace pocos días Casado asistió a una misa por el dictador sin que se haya dignado hacer la más mínima aclaración. Su defensa de la legalidad del régimen fascista ha sido siempre común en estos partidos y en este último caso, por congraciarse con los votantes de VOX.

El estúpido AVE -que ya ha costado en gastos de instalación 20.000.000.000 (veinte mil millones) de euros y que pierde millones en gastos de explotación año tras año (solo la línea Madrid-Barcelona es rentable en su explotación), mientras la lucha por el transporte ferroviario de mercancías, las redes de cercanías, muchos inter-capitales, y el corredor mediterráneo siguen abandonados, ya ha llegado a Galicia (PP) y se le ha prometido a Cantabria. Pero si el País Vasco lo pide a cambio de su apoyo a los presupuestos resulta que es “vender” España a sus enemigos. A nadir le preocupa que Aznar hiciera las autopistas radiales de Madrid falseando los datos de explotación, conduciendo al fiasco más brutal que cualquier proyecto de comunicaciones por carretera haya alcanzado nunca. Porque los madrileños son españolistas y constitucionalistas y no como otros radicales, bolivarianos y rompe-españas. La diferencia de rasero a la hora de medir solo puede significar dos cosas: o bien anteponen sus intereses partidistas al bien de España o bien son idiotas. En cualquier caso son gente a evitar.

El PP -en el trámite en el Senado de los presupuestos del Estado- ha votado a favor de una propuesta de ERC sobre el idioma catalán. Con ello ha conseguido entorpecer (momentáneamente) el éxito que supone que el gobierno consiga sacar adelante los presupuestos. Pero ¿Cómo se come que el PP vote a favor de una medida de los radicales, independentistas, rompe-españas, que ha denunciado por activa y por pasiva que es ilegítimo? En el pasado cuando ha necesitado los votos del PNV (País vasco) o Convergencia (Cataluña), no les ha hecho ningún asco. Pero en el momento actual, en el que cada día se tilda al Gobierno de traidor por “aceptar” la abstención de esos partidos, que el denunciante vote sin ningún sonrojo a los independentistas por una cuestión como el idioma, del que se ha hecho bandera del caso de “un” niño, que en “un” colegio catalán no ha recibido la cuota de castellano que le toca por ley y cuando se había denunciado que ERC recibiría “a cambio” del apoyo a los presupuestos el tanto por ciento de doblaje en catalán que exigían, no deja de ser incoherente, inconsecuente y probablemente delictivo.

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Este diferente rasero es profundamente antidemocrático. La ley debería ser igual para todos y la ley empieza por el debate político. Y no es de extrañar pues estamos hablando de un partido fascista y ultra, mentiroso hasta la médula, corrupto judicialmente declarado, populista, demagogo, marrullero, que ha asistido a muchas elecciones dopado, y que se ha adueñado de los símbolos de la nación. Ese partido ha recurrido a un debate parlamentario bronco, sucio, marrullero, insultador, irracional y descalificante. Y solo hay una razón: recuperar el gobierno de España que -a su parecer- les pertenece por la gracia de Dios y porque -como dice Diaz la Madrid en sede parlamentaria- los de izquierdas no saben nada de economía, y a decir de Casado: está en el poder de forma ilegítima, mediante pactos ilegítimos con partidos inconstitucionales e ilegítimos.

“Difama que algo queda” es el eslogan de los tramposos, los mezquinos, los corruptos, los anti-demócratas, etc. Pero difamar es mentir, intoxicar, embaucar. Nuestra política es hoy retórica (dialéctica) en vez de acción. La lucha política se dirime en las palabras y no en los actos. Pero por más que ellos quieran que les juzguemos por sus palabras, debemos juzgarlos por sus actos y los actos de las derechas, en los últimos años, ha sido el fomento de la desigualdad: se recorta a los trabajadores lo que se otorga a los empresarios y los poderes fácticos. Y se hace interesadamente a cambio de prebendas y ventajas. Estar asqueado de la política es la consecuencia natural de la actuación (retórica) de los políticos. Pero esa actitud de los ciudadanos repercute, precisamente, en contra de ellos. La esmirriada rendija electoral (la única participación política que esta “democracia” que sufrimos, nos permite). mediatizada por las leyes y manipulada por la corrupción, es la única posibilidad que tenemos de influir en nuestro propio destino. A ellos les interesa el voto militante, tradicional o visceral (que no se basa en actos sino en filias y fobias) pero no es el que nos conviene. Antes de lamentarse en una manifestación hay que agotar las vías preventivas y votar informadamente es la mejor profilaxis. Amén.

El desgarrado. Diciembre 2021.