» 01-10-2021 |
Empecemos por lo que la política no es: 1) no es una realidad que puede deducirse de las necesidades que conducen al pueblo a reunirse en comunidades. 2) La política no es una norma, es una excepción en relación con los principios según los cuales esas reuniones ocurren. 3) El orden “normal” de las cosas es que las comunidades humanas se reúnen bajo el dominio de aquellos que están calificados para gobernar, que poseen los títulos idóneos… puesto que gobiernan. Estos títulos (para gobernar) se reducen finalmente a dos: a) el poder del nacimiento (el orden de la filiación) y b) el poder de la riqueza (el orden de la actividad). La evolución “normal” de la sociedad va de uno a otro, del gobierno del nacimiento al gobierno de la riqueza. La política es la desviación de este orden “natural”, es la anomalía que se expresa en la naturaleza de los sujetos políticos (que no son grupos sociales) que son formas de inscripción de la cuenta de los incontados. La política existe: a) en la medida que el pueblo no se identifica con una raza o una población; b) ni los pobres con un sector desfavorecido, c) ni el proletariado con grupo específico de trabajadores. La política existe en la medida en que el pueblo se identifica con sujetos que inscriben -como suplemento de toda cuenta de las partes de la sociedad- una figura específica de la cuenta de los incontados o de la parte de los sin parte. La política consiste en que esa parte exista.
No se trata de la oposición entre grupos con distintos intereses, sino la oposición entre lógicas que cuentan (computan) de forma diferente las reparticiones y las partes de la sociedad. El combate entre ricos y pobres no es un combate entre personas, sino entre lógicas que tratan de instituir categorías, que inscriben otra cuenta de la comunidad. “Hay dos formas de contar las partes de la comunidad. La primera solo cuenta las partes reales, los grupos efectivos que se definen por las diferencias de nacimiento y por las diferentes funciones, lugares e intereses que preparan el cuerpo social para la exclusión de todo suplemento. La segunda, cuenta además, una parte de los sin-parte. A la primera la llamo policía y a la segunda política” (Rancière 2019, 62).
Tesis 7. La política se opone claramente a la policía. La policía es un reparto de lo sensible (partage du sensible) cuyo principio es la ausencia de vacío y de suplemento.
La esencia de la policía no se asienta sobre la represión o el control. Su esencia radica en una cierta manera de reparto de lo sensible (esa esencia no es un qué sino un cómo). ¿Qué es ese reparto de lo sensible? 1) Es la ley -generalmente implícita- que define las formas de tener parte… a partir de los modos de percepción. 2) Es la separación (la identificación de las distintas partes, la clasificación) del mundo y de la gente. Este reparto debe entenderse tanto como lo que separa y excluye, como lo que integra y permite participar. 3) El reparto de los sensible se refiere a la manera en que está determinada la relación entre un común compartido y la distribución de partes exclusivas en la experiencia sensible (distribución que anticipa la distribución de partes y reparticiones, y presupone el reparto de lo que es visible y de lo que no lo es, de lo que puede oírse y de lo que no se oye).
La esencia de la policía radica en una repartición de lo sensible que se caracteriza por la ausencia de vacío y de suplemento. Y no hay lugar al vacío porque la sociedad se compone de grupos vinculados a modos específicos de hacer, a lugares en las que esas ocupaciones se ejercen, y a modos de ser que corresponden a esas ocupaciones y esos lugares. Es esta exclusión de lo que no hay (el vacío) lo que constituye el principio de la policía. Por el contrario la esencia de la política consiste en perturbar este acuerdo complementándolo (suplementándola) con una parte de los sin-parte, identificada, incluso, con toda la comunidad. La política se nutre del litigio político, al separarla de la policía (que la hace desaparecer tanto negándola, como usurpando su lógica. La política es una intervención sobre lo visible y lo decible.
Tesis 8. El trabajo esencial de la política es la configuración de su propio espacio. Es revelar el mundo de sus sujetos y de sus operaciones. La esencia de la política es la manifestación del disenso como la presencia de dos mundos en uno solo.
La policía no interpela manifestantes sino que disuelve manifestaciones. Afirma que el espacio para circular es el espacio de la circulación. Su frase es ¡circulen, circulen. Aquí no hay nada que ver! Por el contrario la política consiste en: 1) transformar el espacio de circulación en el espacio de aparición de un sujeto: el pueblo, los trabajadores, los ciudadanos; 2) consiste en refigurar el espacio (lo que debe hacerse, mostrarse y nombrarse); 3) es el litigio que se instituye sobre el reparto de lo sensible. Estas reparticiones no son producto de la necesidad (no son obligadas) sino que son litigiosas, ilustrativas de lo que para Aristóteles definen la capacidad para la política o el destino de una vida vivida según el bien, de lo que deduce que (libro I de la Política): “el signo de la naturaleza política de los seres humanos es su posesión del logos”. El “logos” muestra lo justo y lo injusto en contraste con la “foné” que se remite al gusto y al disgusto. El logos nos muestra un animal humano y por tanto político. El problema reside en cómo puede reconocerse ese logos, como se distingue la articulación de un discurso de la expresión de un estado. Por el contrario, cuando lo que se pretende es no reconocer a alguien como político (emisor de un discurso) se empieza por no comprender lo que dice y por no escuchar lo que articula. Y alternativamente, que se enmarca en la vida privada, doméstica (de la que solo pueden surgir gemidos y gritos) y no en la vida pública de los iguales (de la que surge el discurso). Así la política consiste 1) en recalificar esos espacios, hacer ver allí el espacio de una comunidad (aunque solo sea la del simple litigio); 2) en hacerse ver o escuchar como seres hablantes; 3) en hacer visible lo invisible; 4) en hacer oír como discurso aquello que solo se escucha como simple ruido, y 5) en mostrar que aquello que parecía una mera expresión de placer y dolor es el sentimiento de un bien o un mal compartido.
La esencia de la política es el disenso. El disenso no es una confrontación entre intereses y opiniones. Es la manifestación de una separación de lo sensible consigo mismo. La manifestación política hace visible aquello aquello que no tenía razón de ser visto, coloca un mundo en otro, el del orden “natural” privado, en el orden de lo público y común, el del llanto y el grito en el mundo del discurso y el logos. La política no puede identificarse con el modelo de acción comunicativa (Habermas) puesto que 1) sus sujetos no están constituidos antes que 2) el escenario o el objeto de la discusión. La política no tiene 2) un lugar propio 1) ni sujetos naturales. 2) Una manifestación es política, no porque ocurra en lugar particular o tenga que ver con un objeto particular, sino más bien porque su forma es la de un enfrentamiento entre dos divisiones de lo sensible. 1) Un sujeto político no es un grupo de intereses o de ideas, sino el operador de un dispositivo particular de subjetivación del litigio mediante el cual la política cobra existencia. 2) Una manifestación política siempre es puntual y 1) sus sujetos siempre son precarios. Una diferencia política siempre está al borde de la desaparición: el pueblo cerca de hundirse en la población o la raza; los proletarios, de los trabajadores que defienden sus intereses; el espacio de una manifestación pública, del ágora del comerciante; etc.
Cuando decimos que la política puede deducirse de un mundo específico de iguales o personas libres -contrario a un mundo de necesidad- estamos tomando como su fundamento el objeto de su litigio, estamos calificando como como un reparto original que funda la política lo que, en realidad es, el objeto permanente del litigio que constituye la política, estamos equiparando la política a una forma de vida, estamos en el campo de la filosofía política.
Y se acabó el recalentón por hoy. En la próxima entrega acabaremos con estas diez tesis.
El desgarrado. Octubre 2021.